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Ahora sí es el turno de Vetusta Morla

Vetusta Morla en la Axerquía | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Eléctrico. Como una sacudida. Como un calambrazo. Vetusta Morla ya no es la banda indie que fue. Deliciosa independencia de la que disfrutan los seis miembros del grupo, que les hace tocar donde y lo que quieran. Hace 20 años que estos chicos decidieron unirse para dar vida a la banda de Tres Cantos, y tan sólo diez de la publicación de su primer disco, Un día en el mundo. Empezaron a llenar salas, a pasito de tortuga -de nombre, Morla-, y ahora devoran teatros con hambre de lince.

Por segunda vez, Vetusta Morla ha sido el cabeza de cartel del I Like Festival, la cita con la música que se celebró el sábado en La Axerquía y que contó, además, con las actuaciones previas de Glaciar y Toulouse. A su llegada, la banda madrileña se encontró con un teatro abarrotado y con ganas de escuchar a un grupo que no ha hecho nada más que acelerar. Para muestra, su último disco, Mismo sitio, distinto lugar, su cuarto álbum de estudio que muestra sonidos que nunca antes se les habían escuchado a los madrileños, que reivindican su autenticidad en cada una de sus letras.

Morla empezó por el final, presentando la última canción de este nuevo disco y el que le da nombre. Tras ella, más de una veintena de temas durante casi dos horas de concierto en las que el público conoció en primera persona cómo suena ahora Vetusta Morla. Reivindicaron una y otra vez la independencia que les ha llevado a estar donde están. “Ha sido mágico haber llegado aquí sin un sólo talismán”, cantan en Deséame suerte, toda una petición a quien se ha querido subir al caparazón de estos chicos, que en su actuación ofrecieron todo un despliegue escénico y visual.

De las negativas de las discográficas, que hoy deben estar revolviéndose en sus sillones de oro o platino, nació el impulso por crear su propio sello: Pequeño Salto Mortal. Con él llevan diez años disfrutando de la autopublicación de cuatros discos que reflejan el crecimiento propio del grupo. Ellos mismos cuentan que cuando decidieron crear la banda, ninguno tenía conocimientos profundos sobre música. El trabajo conseguido pueden escucharlo en directo o a través de sus discos.

A pesar de su corta pero relampagante vida, Vetusta Morla ya tiene canciones que le acompañarán siempre y que cantarlas en directo se convierte en una bendita obligación. Es el caso de Maldita dulzura, Copenhague, Fuego o Al respirar, que entonaron en Córdoba y con el sonido de un público ensordecedor. En aquella actuación de 2014, la banda madrileña iniciaba la gira de La deriva. En la del pasado sábado, Vetusta Morla cerraba el tour de Mismo sitio, distinto lugar. Los de Tres Cantos han cerrado el círculo de la mejor manera posible para lanzarse, ahora, a por nuevos retos. Deseadles suerte.

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