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Las visitas al Monasterio de San Jerónimo desaparecen de la programación de la Junta

Imagen aérea del monasterio de San Jerónimo, en el corazón de Sierra Morena.

Juan Velasco

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Las visitas al Real Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, fundado a principios del siglo XV y considerado la primera obra del gótico cordobés, y que realizaba la Junta de Andalucía en colaboración con los propietarios del inmueble no se van a reeditar este otoño.

Fuentes del Conjunto Arqueológico Medina Azahara -al que estaban vinculadas las visitas- han señalado a este periódico que este otoño ya no se producirán las visitas, tal y como se han estado produciendo ininterrumpidamente desde que en septiembre de 2014 la Junta y la Universidad de Córdoba comenzaran a abrir esta joya arqueológica al público.

El hecho de que se hayan caído estas visitas -cuya edición de 2019 no aparece en la oferta turística de la web de la Junta de Andalucía- está relacionado, según fuentes cercanas a la propiedad, con el hecho de que se haya retrasado la tramitación de los presupuestos. Esto habría impedido, señalan las fuentes consultadas, poner en marcha el programa de visitas este año. La Delegación de Cultura y Patrimonio Junta de Andalucía, preguntada sobre este asunto, de momento guarda silencio.

En 2018, se realizaron, entre el 22 de septiembre y el 15 de diciembre, un total 16 visitas guiadas con un cupo de 25 personas por visita. El itinerario por el monasterio lo llevaron a cabo historiadores del arte, arqueólogos y arquitectos, voluntarios de la Asociación de Amigos de Medina Azahara.

El Real Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso fue fundado por el emérito portugués fray Vasco, que trajo a Córdoba la primera orden Jerónima de España. En su construcción se utilizaron materiales de las infraestructuras que habían permitido la existencia en Medina Azahara durante el siglo X, tales como puentes, un acueducto, sillares o piedras.

Todo ello se puede apreciar cuando uno visita un recinto que cuenta con una fisionomía y arquitectura muy seductora, con una gran fachada plagada de balcones y ventanas y un medallón de mármol blanco con relieve de San Jerónimo; y con un patio principal, preñado de columnas dóricas y bóvedas góticas. Además, cuenta con una iglesia, la sala capitular o las capillas claustrales, todos perfectamente conservados.

Entre sus paredes han estado, según atestigua el libro de visitas del monumento -Bien de Interés Cultural desde 1980-, la reina Isabel la Católica, Felipe II, Felipe IV, Víctor Fleming, Ernest Hemingway o Manolete. Fue con la desamortización de Mendizábal cuando el monasterio pasa a manos gubernamentales, que, ante la imposibilidad de instalar allí un hospital para dementes, lo venden a finales de ese siglo a manos privadas.

Todo ello desemboca en la venta, en 1911, de este inmueble al marqués del Mérito, que adquirió su propiedad e inició una restauración que culminó en 1912 y que hizo del monasterio una residencia privada, en la que ahora pasa ciertas temporadas Victoria Elena López de Carrizosa y Patiño, la marquesa del Mérito, señora de un lugar en el que, paradójicamente, estaba prohibido el acceso de las mujeres.

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