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La sequía deja a los humedales de Córdoba con niveles que no se veían en 30 años

Paraje natural embalse de Malpasillo

Carmen Reina

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La grave sequía que afecta a la provincia de Córdoba tiene unos espacios particularmente afectados, como son las lagunas y humedales que se reparten en el territorio. Desde hace 30 años no habían bajado tanto su nivel de agua, con alguna de las lagunas completamente secas. 

En la provincia de Córdoba existen ocho humedales protegidos por sus valores naturales. De ellos, seis son lagunas y, entre ellas se distinguen las que están en contacto con acuíferos -Zóñar, Amarga y Rincón-, y las que son estacionales y no cuentan con acuífero –Tíscar, Jarales y Salobral-. 

Entre las lagunas con acuífero, la del Rincón se ha secado. Y no ahora, sino desde octubre de 2021 no ha conseguido recuperarse. “Hay que remontarse a 1995, cuando se secó con aquella gran sequía”, rememora para Cordópolis el director conservador de Zonas Húmedas en la provincia de Córdoba, Juan de la Cruz. 

Las de Zóñar y Amarga mantienen “un buen nivel” de agua, pese a la sequía, explica De la Cruz. En Zóñar hay actualmente 11,5 metros de profundidad de un nivel máximo de 16 y en la laguna Amarga hay 1,2 metros aún, manteniendo la recarga con acuíferos. “De entrada, ambas no deben seguir perdiendo mucha más agua”, confía.

Balance hídrico negativo

Luego están las lagunas estacionales que cada año se secan en verano y, en este, desde luego no tienen agua. Se trata de las lagunas de Tíscar, Jarales y Salobral, completamente secas. 

Asimismo, la provincia cuenta con dos embalses como humedales, los de Cordobilla y Malpasillo, que se encuentran sobre el cauce del río Genil y que, ante la sequía de otras lagunas, sirven de refugio y espacio de nidificación a distintas especies. 

La sequía que arrastra la provincia de Córdoba pone sobre la mesa las cuentas del agua que han recibido estos espacios naturales y la que han perdido. “En el balance hídrico, en este clima las lagunas pierden 1.100 litros por metro cuadrado por evaporación. Y la lluvia que llevamos es de unos 400 litros. Si no hay agua de años anteriores, las lagunas sin acuíferos se secan siempre a comienzos de verano”, apunta De la Cruz. 

Y actualmente, las lagunas de Córdoba tienen “los niveles más bajos de los últimos 30 años”, dice el experto, que apunta al cambio climáticos y a sus efectos en una zona de clima mediterráneo como la provincia, donde se ha unido un nivel de evaporación muy alto y, mucho tiempo sin llover lo suficiente, acortando así la disponibilidad de agua en los humedales.

Vegetación y fauna afectada

¿Cómo afecta esto a la vegetación y a la fauna? De la Cruz indica que los efectos se ven en la vegetación que rodea a la laguna –“hay unos cinturones de vegetación perilagunar que ya no está dentro del agua”-, y eso afecta a la alimentación y a la nidificación de aves. “Sirven de refugio para la reproducción y que las aves completen su ciclo biológico, como cobijo ante depredadores como zorros o jabalíes”. De modo que, ahora con la sequía, “hay una menor presencia para ese ciclo, porque las aves saben que no van a tener lugar apropiado ni alimento suficiente”. 

En los embalses de Cordobilla y Malpasillo, sin embargo, se ofrecen a las aves refugios adecuados y muchas de las que no se instalan en lagunas afectadas por la sequía, acaban en estos otros humedales. “Llegan garzas reales, martinetes o flamencos, que se encuentran resguardados”, supliendo en estos espacios la falta de abundante cobijo en lagunas más afectadas por la sequía. 

En esta época de falta de lluvias y sequía, los agentes de Medio Ambiente mantienen las labores de control en estos ocho humedales protegidos y que forman parte de la Red Natura 2000. Realizan análisis de aguas, vigilan el censo de aves y la posible aparición de enfermedades en ellas. 

En el horizonte, la espera de la ansiada lluvia. Pero ¿cuánta haría falta para la recuperación de los humedales de la provincia afectados por la sequía? De la Cruz apunta que la media de precipitaciones en esta zona es de 520 litros/m2 por año hidrológico . Y que con la actual sequía “necesitaríamos dos o tres años con esos niveles medios para volver a recuperar los humedales”. Eso, “o unas inundaciones como las de 2010, que rápidamente hacen elevarse el nivel” de agua. 

Lo que está claro es que un otoño habitual en lluvias podrá llenar las lagunas, pero no con un gran nivel de almacenamiento. Está por ver qué depara la climatología en los próximos meses y si estos espacios recuperan su esplendor que hace que los visitantes puedan recorrer los senderos y visiten los centros de interpretación con los que cuentan para admirar su paisaje y la vida que encierran.

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