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La “lección” del norte de Córdoba: un año sin agua potable por el abandono de obras en época de lluvias y recortes

Estado actual de Sierra Boyera.

Alfonso Alba

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Si hay algo en lo que coincide cualquier acto político y social del norte de la provincia de Córdoba es en que la situación que han vivido 80.000 personas durante un año se podría haber evitado. Ahora que el agua vuelve a ser potable, se vuelve a mirar atrás, a lo que se dejó de hacer y a lo que ocurrió para que dos comarcas, Los Pedroches y el Alto Guadiato, se quedaran durante un año sin poder beber del grifo. Pero incluso más: con un agua de pésima calidad con la que darse una ducha era de todo menos un alivio. O con la que se negaban a cocinar. O como contó este periódico, cómo padres de bebés usaban agua mineral para bañar a sus criaturas.

A través de varias respuestas parlamentarias, el Gobierno central insistió en que en el norte de Córdoba había agua. Y no era mentira. Sierra Boyera se secó en la Semana Santa del año pasado. Pero en la zona había, y hay, dos pantanos con recursos suficientes: Puente Nuevo y La Colada. Puente Nuevo se levanta sobre la misma cuenca de Sierra Boyera, la del Guadiato, y tiene un agua bruta limpia. La Colada está en una cuenca diferente, la del Guadiana, con un agua no apta tras años de vertidos. Pero La Colada se construyó precisamente para que no ocurriera lo que acabó pasando.

Tras la sequía de los años noventa, el norte de Córdoba estuvo a punto de quedarse sin agua. Fue la primera vez que Sierra Boyera se quedó casi sin recursos. Pero se produjo el milagro de la lluvia. De aquella “lección”, los alcaldes de las dos comarcas sacaron una conclusión: hacía falta otro embalse más. Ya entonces se trabajó con la posibilidad de conectar Sierra Boyera con Puente Nuevo. Hay hasta un anteproyecto redactado. Pero la sequía también castigó al segundo y se consideró que no iba a aportar los necesarios recursos extraordinarios. Por eso se optó por construir La Colada.

Las obras de La Colada las pagó en gran parte la Diputación de Córdoba, junto al Gobierno a través de Acuaes. La Junta de Andalucía y la de Castilla La Mancha firmaron un convenio para pagar la conexión de la red secundaria. La Colada es un embalse que no solo serviría al norte de Córdoba, sino también al sur de Ciudad Real. La Colada se construyó y comenzó a llenarse, y la Junta de Andalucía inició las obras de conexión con Sierra Boyera.

Vertidos

Mientras tanto, la Confederación del Guadiana advertía que se estaban produciendo vertidos industriales y ganaderos en el cauce de los arroyos Guadamatilla y Guadarramilla, que desembocaban en La Colada. Estos vertidos fueron constantes durante años. La Colada se fue llenando poco a poco, y los vertidos se diluyeron en sus aguas. Pero se convirtieron en el alimento perfecto para la pesadilla de todos los gestores de agua bruta: las algas. La enorme cantidad de algas impedía que el embalse estuviera sano, que la luz llegara al fondo, que la biodiversidad hiciera su trabajo.

Cuando estalló la crisis económica de 2008, todos los gobiernos, apretados por Europa, tuvieron que hacer recortes. La Junta de Andalucía entonces gobernada por el PSOE no fue una excepción. Y el norte de la provincia, tampoco. Entonces se decidió que una de las obras de las que se podía prescindir para los próximos años era la conexión entre La Colada y Sierra Boyera. Había agua de sobra, entonces llovía de manera abundante y nadie recordaba ya a la sequía de los años noventa. En 2009 se abandonaron los trabajos, cuando estaban casi acabados. A día de hoy aún no se han reiniciado, aunque la Junta confía en poder adjudicarlos antes del verano.

Desde 2006, La Colada ha funcionado como una playa artificial en El Viso. Sus aguas han estado estancadas hasta que en abril de 2023 comenzaron a llegar a Sierra Boyera. El Gobierno ejecutó una conexión provisional entre embalses, con tuberías no definitivas. El bombeo, de hecho, se ha estado haciendo durante un año con equipos electrógenos alimentados por gasoil. El verano pasado se averiaron y el agua dejó de llegar a gran parte de los pueblos. Fue el desastre absoluto hasta que se recuperaron.

Al final, la solución ha llegado gracias a la lluvia. Antes de que culminasen las obras de emergencia iniciadas que buscaban potabilizar el agua de La Colada, una potente borrasca ha vuelto a llenar Sierra Boyera. Durante 22 días, la Junta y la Diputación han trabajado en un protocolo para certificar que el agua que salía por el grifo se podía beber. Tras seguir la normativa sanitaria al pie de la letra, este lunes se volvió a catalogar como apta. Por la tarde, el delegado actual del Gobierno andaluz, Adolfo Molina, le pedía a la ciudadanía que de esta todos debían “aprender la lección”.

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