Sensores NIR: la revolución tecnológica que impulsa el futuro de la agricultura
En los últimos años, la agricultura ha experimentado una transformación radical gracias a la tecnología, de eso no cabe duda. Herramientas que abarcan incluso la inteligencia artificial han facilitado un trabajo que, hasta hace no tantos años, era exclusivamente manual. Ahora, existen dispositivos que analizan todos y cada uno de los parámetros del alimento recolectado para conocer, en detalle, la calidad del mismo, el nivel de maduración, el tiempo de recogida óptimo o, incluso, el rendimiento que se podrá sacar del mismo en futuras aplicaciones. Se tratan de los sensores NIR (Sensores Espectrales de Infrarrojo Cercano, por sus siglas en inglés), una tecnología que se abordará, entre otras muchas cuestiones, en la XXII Feria del Olivo de Montoro que se celebra los días 7,8 y 9 de mayo.
Esta tecnología proporciona al agricultor una herramienta rápida, no destructiva, de bajo coste y de fácil uso, tal como explica a Cordópolis la Catedrática por la Universidad de Córdoba de la Escuela Superior de Ingenierías Agronómica y de Montes, Dolores Pérez. Estos sensores NIR se emplean para la determinación de parámetros de interés con respecto a la calidad de los alimentos o el seguimiento de los propios cultivos, además de determinar propiedades del suelo, análisis foliar o detección temprana de enfermedades y daños en el cultivo y en la cosecha.
Los dispositivos NIR comenzaron siendo unos aparatos grandes y costosos, de difícil movilidad. Sin embargo, con el paso de los años, la evolución tecnológica ha permitido contraer todas esas facilidades existentes en dispositivos portátiles que facilitan, y mucho, el trabajo de los agricultores, ya que ha permitido poder realizar el análisis sobre el campo, sin necesidad de recoger las muestras y llevarlas al laboratorio. Según Dolores Pérez, estos sensores NIR son “una herramienta esencial para la toma de decisiones en tiempo real en campo; decisiones que pueden afectar a las prácticas habituales como el riego, el abonado, tratamientos, decisión de cosecha o cosechado diferencial por calidades”.
Un sistema clave para elegir el momento de la recolección
Precisamente, en esa decisión de cosecha, los sistemas NIR adquieren especial relevancia. Pese a que normalmente, la recolección se basa en los ciclos de cultivo y en la observación del propio agricultor, basada en la experiencia del mismo, esos sensores infrarrojos dan una información muy valiosa a la hora de elegir en cultivos como los mangos, las sandías, los cereales o la propia aceituna. Los sensores NIR son capaces de indicar parámetros como contenido en sólidos solubles totales, acidez, humedad o incluso porcentaje de grasa del propio cultivo. Un sinfín de parámetros informativos de composición química y características físicas del producto que permite tomar decisiones más precisas sobre el campo.
En lo que se refiere a la aceituna en sí, el punto óptimo de recolección dependerá, siempre, de su destino. No es lo mismo recoger aceitunas para la producción de aceite, o recoger aceitunas que se servirán en mesa. La catedrática Dolores Pérez explica que, en el caso de la aceituna destinada a la producción de aceite, el cambio de color resulta fundamental para determinar el momento de la recolección. Por medio de los sensores NIR, se puede determinar parámetros de calidad como la humedad, el rendimiento graso o la acidez, aunque en el caso de la recolección, es cierto que el nivel de desarrollo de aplicaciones para determinar el momento óptimo es mucho menor.
Utilidad presente, un sinfín de posibilidades para el futuro
A día de hoy, por lo tanto, estos sensores NIR ya resultan prácticamente cruciales en el trabajo agricultor sobre el campo, así como en los laboratorios. Sin embargo, el futuro que se le presenta a esta tecnología y a la agricultura es, desde luego, esperanzador. Los potenciales usos son múltiples y variados, útiles todos ellos. Así, por ejemplo, en el ámbito de la fabricación y producción del aceite de oliva, ya existen numerosas iniciativas para tratar de predecir la calidad del propio aceite de oliva virgen extra, así como para su autentificación, distinguiendo inequívocamente entre aceite de oliva virgen extra, aceite de oliva virgen y aceite de oliva lampante.
Además, puede proporcionar datos muy interesantes de cara a elaborar un etiquetado más detallado, incluyendo datos de acidez, perfil de ácidos grasos, contenido de polifenoles o contenido en ésteres. En este ámbito, Dolores Pérez explica a este periódico que ella misma, en la actualidad, coordina el grupo operativo Authenole, cuyo objetivo principal es “desarrollar estrategias de digitalización basada en sensores NIRS para la autentificación del aceite de oliva y la caracterización de sus propiedades nutricionales”. Por otro lado, a nivel europeo, también organiza la red SENSORFINT, que busca “el desarrollo de soluciones tecnológicas basadas en sensores espectrales para la innovación en los sistemas de control de productos y procesos agroalimentarios”.
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