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El camino de la revolución digital para que llegue hasta el último olivarero

Imagen de un cultivo de olivar.

Alfonso Alba

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Si hay algo que ha cambiado en los últimos 20 años en el campo es el cultivo y recogida del olivar. De ser un trabajo casi exclusivamente manual, en el que la mecanización estaba en el transporte, a vivir una auténtica revolución tecnológica, donde se trabaja incluso con inteligencia artificial para conseguir las mejores cosechas posibles, optimizando todos los recursos, evitando la erosión del suelo y mejorando la gestión del agua.

En todo este proceso, la investigación científica ha tenido un papel fundamental. En Córdoba, ha sido la propia Universidad la que ha liderado una revolución tecnológica que continúa, que mes a mes alumbra nuevas técnicas, nuevas posibilidades. Y que encabeza la directora de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (ETSIAM), Rosa Gallardo, recién elegida una de las diez mujeres líderes del sector agroalimentario.

La Feria del Olivo de Montoro, en sus jornadas técnicas, acogerá el miércoles 8 de mayo una mesa de trabajo coordinada por la propia Rosa Gallardo Gregorio Blanco (UCO), y dirigida a los agricultores, en la que se hablará sobre el apoyo de la digitalización en las técnicas de cultivo, para que la tecnología llegue a cada rincón de la producción olivarera. Gallardo estará acompañada por José Antonio Jiménez Berni del CSIC, y Gregorio Blanco de la Universidad de Córdoba.

En la era de la tecnología, ninguna industria se queda estática, y el sector del olivar no es una excepción. Desde la aplicación de herramientas digitales hasta la implementación de avances en la gestión del suelo y el riego, los agricultores están adoptando nuevas tecnologías para mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de sus operaciones, ha relatado la propia Rosa Gallardo en declaraciones a este periódico.

“Las innovaciones tecnológicas en el sector del olivar son enormes. Se trata de herramientas digitales que permiten a los agricultores ser mucho más eficientes en el uso de recursos, lo que a su vez conlleva un ahorro de costes significativo y beneficios medioambientales derivados de una gestión más inteligente de los recursos naturales, especialmente el agua. Con la situación hídrica cada vez más complicada, tomar decisiones de riego que permitan ahorrar y ser eficientes se vuelve crucial para la gestión del olivar”, ha asegurado.

Una de las áreas donde se están produciendo avances significativos es la mecanización, especialmente en la aplicación de fitosanitarios y fertilizantes. La implementación de maquinaria especializada permite una aplicación más eficiente de estos productos, reduciendo así el desperdicio y los costes asociados.

Inteligencia artificial en el olivar

Pero la innovación no se detiene aquí. Las tecnologías digitales, como la inteligencia artificial (IA), están cada vez más disponibles para el sector agrario, incluido el olivar. Proyectos en universidades como la de Córdoba (UCO) y la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Agronómica y de Montes (Etsiam) están explorando cómo aplicar la IA al sector agrario, con un enfoque particular en el olivar y la industria oleícola. La creación de cátedras internacionales de IA para la agricultura y la puesta en marcha de iniciativas como Agrifood test y Agrotech son ejemplos de cómo se está trabajando para llevar la tecnología al campo y ayudar a los agricultores a tomar decisiones más informadas y rentables.

“La IA permite a los olivareros tomar decisiones óptimas basadas en datos suficientes y tratados con las herramientas adecuadas. Ya sea en la aplicación del riego, fitosanitarios o en la planificación de la cosecha, contar con información fiable y herramientas de análisis adecuadas permite una gestión más eficiente de la explotación, lo que se traduce en beneficios económicos y ambientales”, reiteró.

Además de la digitalización, se han producido avances significativos en otras áreas del sector del olivar. La mejora genética y la adaptación de las variedades, así como el desarrollo de técnicas de cultivo más eficientes, han permitido un aumento de la productividad y una mejor adaptación a las condiciones hídricas cambiantes. La industria de transformación también ha experimentado avances, especialmente en el control de la calidad del producto, lo que contribuye a mejorar la reputación y la competitividad del aceite de oliva en los mercados internacionales.

Sin embargo, a pesar de todos estos avances, el sector del olivar sigue enfrentando desafíos significativos. “La heterogeneidad del sector y las diferencias en la capacidad de adopción de nuevas tecnologías entre diferentes tipos de olivares hacen que sea necesario un enfoque inclusivo en la tecnificación. Es fundamental acompañar a todos los agricultores en este proceso de transformación digital, asegurándose de que nadie se quede atrás y que todas las realidades puedan beneficiarse de los avances tecnológicos disponibles”, ha destacado la directora de la escuela.

En resumen, el sector del olivar está experimentando una transformación digital sin precedentes, impulsada por la necesidad de ser más eficientes, sostenibles y competitivos en un entorno cambiante. Con la aplicación de herramientas digitales y la adopción de nuevas tecnologías, los olivareros están preparados para enfrentar los desafíos del futuro y seguir siendo líderes en la industria agrícola.

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