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Raquel Martí, directora de UNRWA España: “Mucha población en Gaza dice que es mejor morirse que sobrevivir”

Entrevista N&B a Raquel Martí, directora de UNRWA España

Juan Velasco / FOTOS Y VÍDEO: MADERO CUBERO

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Raquel Martí recomendaba el pasado lunes fervientemente leer los informes de Francesca Albanese, relatora de Naciones Unidas para Palestina, para entender lo que está ocurriendo en Gaza desde que, el pasado mes de octubre, Israel iniciara la más cruenta ofensiva militar de la historia de un conflicto que lleva más de medio siglo avergonzándonos como sociedad.

Lo hacía delante de un café y una grabadora en el Bar Playa, en los Jardínes de la Agricultura. Minutos antes había intervenido en un acto junto al olivo por Palestina que hay al lado de la nueva biblioteca Grupo Cántico. Y no tardaría mucho en irse de la ciudad con destino a otra localidad a seguir con la ruta que entrevistas, intervenciones y mesas redondas en las que participa como directora de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA) en España. Es a lo que se dedica estos días, a contar, como hace Albanese, las atrocidades que se están cometiendo en Gaza.

Curiosamente, esa gira a lo rock star en la que está metida llevaba su voz este jueves pasado a Sevilla, a impartir la conferencia Gaza: Crisis de Humanidad en el Paraninfo de la Universidad de Sevilla. En esa misma ciudad, el decano de la Facultad de Derecho, Fernando Llano, había vetado un día antes la intervención de Francesca Albanese en un acto similar al considerarlo “un acto político”. ¿Se puede hablar de Israel y Palestina dejando a un lado la política?, se preguntaron algunas voces.

Raquel Martí tiene claro que no. Esta antropóloga que acabó siendo cooperante tiene asumido desde hace años que trabaja para “la agencia humanitaria más politizada del mundo”. En parte porque, en la práctica, se le ha forzado casi a convertirse en un gobierno para los palestinos; en parte porque Israel la ha convertido en objetivo político (y militar). Pero, más allá de la política, ¿de qué hablamos cuando hablamos de crisis humanitaria en Gaza? Raquel Martí tiene algunas respuestas.

PREGUNTA. Lo primero que me gustaría saber es cómo acabas en el mundo de la cooperación. 

RESPUESTA. ¡Uf! Es una historia larguísima. 

La de Gaza es una guerra contra la humanidad, nuestros valores y principios

P. Bueno, esta va a ser una entrevista larga.

R. Pues yo soy antropóloga de formación e hice mi tesis doctoral en la selva de Lituri, en África Central, cuando era Zaire. Y allí estuve un año y bueno, por otras circunstancias, acabé cinco años viviendo en diferentes países en África. En un principio con afán de investigar en antropología y luego, poco a poco, cuando me di de bruces con la realidad africana y toda la miseria e injusticia que vi contra las sociedades africanas, pues algo cambió en mí. Me pareció un poco inútil lo que yo hacía de antropología, que no servía para nada, sobre todo porque no servía para ayudarles a ellos, sino que, de alguna manera, suponía llevarme su información y no reportarles nada. Así que, cuando terminé la tesis, pues tenía dos caminos, o irme a Estados Unidos con una beca postdoctoral a seguir trabajando en antropología, o cambiar mi vida y dedicarme a ayudar a la gente. 

Entonces rechacé la beca que ya me ofrecían para irme a Estados Unidos y me puse a estudiar un posgrado en cooperación internacional y empecé a abrirme camino. Empecé trabajando en diferentes continentes como consultora y, de repente, un día comencé a trabajar en una ONG, en el Movimiento por La Paz (MPDL) como responsable para Oriente Medio. Y no tenía ni idea de nada. O sea, yo era especialista en África, había viajado mucho por América Latina, cuya realidad conocía bastante, pero no sabía nada de Oriente Medio. Y me quedé atrapada, porque me pareció tan sumamente injusto todas las violaciones de derechos humanos que se cometen contra la población palestina, que me quedé totalmente impactada. Y la verdad es que olvidé por completo África, pese a que yo, lo que quería era trabajar en África como cooperante. Pero no. Me quedé atrapada en Oriente Medio y hasta hoy.

P. ¿Y qué idea preconcebida tenías de Palestina antes de conocerla? Porque me imagino que uno de los principales shocks que hay es lo que nosotros creemos que sabemos con lo que hay allí.

R. Bueno, yo había leído y tenía muchos amigos marroquíes y el tema de Palestina era un tema que siempre salía a la luz. Lo hablábamos y debatíamos, y leía, me interesaba. Pero hasta que no vas a Palestina no te das cuenta de la realidad tan brutal que es la ocupación israelí. Cuando comienzas a ver la impunidad y la violencia con la que se trata a la población, una población que no tienen ningún derecho. De hecho, en la jerga humanitaria, cuando hablamos de Palestina hablamos de una crisis de desprotección, lo cual significa que la población no tiene ningún derecho, no están garantizados sus derechos. Y empezando por el derecho a la vida, el derecho a la educación, el derecho a la vivienda, el derecho a la autodeterminación, el derecho a tener un estado… Es una población que vive sin ningún derecho. Y así lleva desde que Israel ocupó Palestina, desde hace más de 50 años. Y hasta que no conoces a gente joven que ha nacido en Palestina y que nunca ha sabido vivir en una democracia o vivir en un país con derechos, no te das cuenta de la profundidad y de la injusticia que es tan sumamente grande para la población palestina vivir así.

P. Hablamos de gente joven, pero habrá gente mayor que a lo mejor haya vivido previa a la ocupación y tenga una idea de cómo era la Palestina antes de la ocupación. Que no sé si es peor.

R. Claro, la ocupación se produce en 1967, hace 56 años, va a cumplir 57 años. Con lo cual, cualquier persona de 60 y tantos, 70 años, ha vivido antes de la ocupación. Y quedan ya muy pocas personas que sigan vivas de antes del 48, que es cuando se produce la guerra árabe-israelí. Y es fascinante hablar con ellos, porque te hablan de una Palestina que te resulta inconcebible que existiera: una Palestina con una sociedad absolutamente occidentalizada, donde las mujeres tenían un papel, donde había muchísimas inquietudes. La población palestina, además, es una población súper formada. Con cualquier persona que te encuentras y hablas, ya puede ser un taxista o una persona que tiene un puesto de venta de pan en una esquina, tienen carreras universitarias y tienen formación. Y es una sociedad absolutamente politizada y al tanto de todo lo que pasa a nivel internacional. Es una población sumamente culta, con lo cual todavía te resulta mucho más injusta la situación en la que viven. Son gente que no puede ejercer sus profesiones y que no pueden trabajar en ello. Y que, para sobrevivir tienen que estar conduciendo un taxi o vendiendo cualquier cosa, pese a que tienen carreras profesionales de medicina, de derecho... De hecho, la sociedad palestina se ha organizado desde el principio en comités de trabajo para la salud, para la agricultura. La propia sociedad se ha organizado para cubrir todos los servicios necesarios que tiene una población. Puesto que, dada que la ocupación, no se ha podido llevar a cabo a través de un Estado, se han organizado para hacerlo ellos. Y esto, la verdad, es que es admirable. 

P. Hablamos de resiliencia, a veces de manera un poco superflua aquí en Occidente.

R. La resiliencia de Palestina es abrumadora. Pero cuando tú hablas con ellos, lo que ellos te dicen es que les gustaría no tener que tenerla. Porque realmente es muy difícil ser resiliente. Y ser resiliente significa que tienes que sufrir muchísimo para levantarte cada vez con más frecuencia de las cenizas. La de Gaza no es la primera ofensiva. Gaza lleva sufriendo ofensivas desde hace muchísimos años. Y la población tiene que recuperarse después de cada ofensiva y resurgir de las cenizas. Y esto se hace gracias a la resiliencia particular de cada uno, pero también a la enorme solidaridad que hay entre toda la población palestina. Que cada vez que ocurre algo a una familia, a un vecino, a un amigo, se vuelcan en ayudarle. La verdad es que allí la gente no se queda sola. Por ejemplo, ahora tenemos un gravísimo problema porque hay muchos niños que se han quedado huérfanos o están separados de sus familiares. En total hay registrados 17.000 en Gaza. Estos niños no están solos. Están separados de sus familias, pero no están solos. La comunidad se está haciendo cargo de ellos. Estos niños están en nuestros refugios en UNRWA y las familias les acogen por esa solidaridad que tienen, porque saben perfectamente lo que significa sufrir y saben perfectamente lo que significa cada una de estas ofensivas que ha llevado Israel sobre la población.

La resiliencia de Palestina es abrumadora, pero ellos preferirían no tenerla

P. ¿Qué significa ser cooperante en Palestina con respecto a otros destinos donde tú has trabajado? 

R. Yo creo que todos los cooperantes en general marchan a terreno y a trabajar por todas las causas que hay ahora mismo en el planeta. Ya sea por la pobreza, o la que sea, pero todas tienen causas de injusticia detrás. La pobreza en África, la pobreza en Latinoamérica tiene causas políticas. Pero Palestina yo creo que es un sitio donde tienes que tener muchísima conciencia social y realmente darte cuenta de que estás trabajando en uno de los conflictos más complejos que existen en la actualidad, donde además te van a poner todas las trabas posibles a tu trabajo y donde tienes que volverte resiliente también. Porque la mayor parte de tu trabajo es destruido una y otra vez y tienes que volver a empezar de cero, y lo que no puedes hacer es tirar la toalla. Porque, mientras la población palestina esté allí resiliendo y esté sufriendo lo que está sufriendo, nosotros tenemos que conseguir estar a su lado y acompañarles en todos los procesos de reconstrucción física y psicológica por la que están pasando.

P. ¿Cuántos años llevas tú trabajando para Palestina? 

R. Para Palestina, pues desde el año 2005. 

P. O sea, ¿cuántas de éstas has vivido? 

R. Pues muchas, muchísimas. 

P. De hecho, ya estabas en la primera época de Netanyahu, ¿no? 

R. Sí, entré con Ariel Sharon, justo cuando se produjo lo que ellos llamaron el desengagement de Gaza, que sacaron a los colonos y al ejército de Gaza. Estuve en Rafah, que recuerdo que me sorprendió porque tampoco en ese momento yo tenía mucho conocimiento de todo lo que pasaba. Y recuerdo que era la segunda vez que iba a Gaza y mi contraparte allí tenía verdadera obsesión en ir a Rafah y yo no entendía por qué. Y recuerdo que hicimos ese viaje, que son muchas horas en coche desde Gaza -las distancias son muy cortas lo que pasa es que las carreteras son tan malas que cuesta mucho-, y, cuando llegamos allí, lo único que querían era subirse sobre las ruinas que había y hacerse fotografías. Y yo no entendía nada. Luego ya me explicaron que eso eran asentamientos de colonos y que tenían desde muchísimos años prohibido pisar ese suelo porque era para los colonos israelíes. Entonces, para ellos era un sentimiento de recuperar su tierra. Y por eso hicimos ese viaje. No querían ver unas ruinas, querían volver a unos terrenos que habían sido suyos y que Israel destruyó antes de irse para que los palestinos no pudieran volver a utilizarlos.

P. Entiendo, igualmente, que de todos los ataques que has vivido, el de ahora es el más grave.

R. Lo de ahora es lo más brutal, por la que ha pasado, yo creo que en la historia del conflicto. Casi me atrevería a decir que peor que la de 1948 porque en el 48 se produjeron 700.000 desplazados de sus hogares, que son los primeros refugiados de Palestina. En la actualidad, hay 1.700.000 personas desplazadas. Es una cifra enorme, casi el 75% de la población de Gaza. Además se ha destruido la totalidad de Gaza y va a ser dificilísimo recuperarla. De hecho, hay un informe ahora del Banco Mundial, que dice que se necesitan mínimo 18.000 millones de dólares para reconstruir Gaza y que los cuatro primeros años estarían dedicados únicamente a desescombrar y a quitar todos los remanentes explosivos. Y esto es lo que indica la enormidad de la destrucción en Gaza. Israel se ha dedicado a destruir absolutamente todo. Por ejemplo el 65% de los hogares palestinos ahora mismo en Gaza están destruidos, se han destruido la mayor parte de los hospitales, las carreteras, todas las infraestructuras, se ha acabado con la pesca, con la ganadería, con la agricultura, y todo esto va a impedir que la población pueda subsistir. Cuando haya un día después, va a hacer falta la cooperación internacional y una inversión multimillonaria para poder ayudar a los palestinos en Gaza a poder recobrar sus vidas, lo cual va a ser muy complicado. 

Y, por otro lado, nunca habíamos visto el número tan elevado de muertes en tan poco tiempo en ninguna de las guerras por las que ha pasado Naciones Unidas. Nunca antes se han matado, por ejemplo, tantos trabajadores humanitarios de Naciones Unidas. Es el mayor número en su historia. Pero es que es es una ofensiva militar en superlativos, porque todo lo que puedas describir de Gaza se escribe con superlativos. Por ejemplo, el número de niños asesinados, 13.800 niños asesinados. Desde el año 2019, si tú sumas todas las guerras que se han producido hasta la actualidad en todo el mundo y sumas el número de niños asesinados en todas estas guerras no sobrepasa el número de niños asesinados en Gaza. El número de periodistas asesinados, en ninguna guerra se han asesinado tantos periodistas como en Gaza. El número de sanitarios asesinados, Siria fue uno de los sitios donde la guerra acabó con todo el sistema sanitario y asesinó a muchísimos médicos, enfermeros, etc. En Gaza, en los seis meses que llevamos de guerra, se han asesinado ya a casi 800 sanitarios. Si vas sumando, es una guerra que no tiene precedentes. Nunca habíamos visto una hambruna desarrollarse de esta forma tan sumamente rápida. Es más, ahora mismo, hay un sistema de medición de la inseguridad alimentaria que está acordado por Naciones Unidas y muchas organizaciones internacionales que trabajan con la inseguridad alimentaria, y, en este baremo de medición, hay cinco niveles de inseguridad alimentaria; es la primera vez en la historia que hay tantas personas en el nivel 5, que es el más alto, que es el catastrófico. Ni siquiera en Sudán hay este número de personas. Ahora mismo, Gaza es el sitio del mundo donde más inseguridad alimentaria se está viviendo. Y es una inseguridad alimentaria nada más que inducida por Israel con la prohibición de dejar entrar ayuda humanitaria en Gaza. 

No hay relevo generacional. En unos años, el activismo a favor de Palestina va a desaparecer

P. La hambruna es un arma de guerra.

R. Por supuesto.

P. Me ha sorprendido que hables de guerra. 

R. No, o sea, a ver, es difícil no utilizar la palabra guerra. Si tú hablas con los palestinos, ellos utilizan la palabra guerra. Pero, en cualquiera de las ofensivas militares por las que pasan ellos, hablan de guerra. La última guerra, la guerra que viene, ellos siempre hablan con la palabra guerra. Evidentemente, no estamos hablando de dos ejércitos. Ni tienen la misma capacidad. Yo procuro llamarla ofensiva militar. Y se está produciendo contra la población civil gazatí. Porque los ataques son absolutamente indiscriminados. Por eso, hemos llegado a 33.000 civiles muertos y a 13.800 niños y niñas. Pero, es más, es que si sumas todos los datos, ahora mismo es el 5% de la población gazatí o ha sido asesinada o está desaparecida, presumiblemente bajo los escombros, o está herida o está mutilada. Más de 100.000 personas. Es una barbaridad.

P. ¿Cómo era tu día a día antes de octubre? ¿Y cómo ha sido a partir del 7 de octubre? 

R. Pues la verdad es que antes del 7 de octubre era muy intenso porque estamos trabajando en una de las zonas más convulsas del mundo. No solamente es Palestina, es Siria, por ejemplo. Yo en septiembre estaba en Siria donde llevaba trabajando, desde el terremoto del 2022. Porque el terremoto, ya habían desaparecido los medios de comunicación. Y la verdad es que decidí ir a Siria en septiembre, a Alepo, para intentar atraer un poco más la financiación, porque me constaba que la situación en Siria era terrible. Ten en cuenta que llevan 11 años de guerra, han pasado por un terremoto, y prácticamente los llamamientos de emergencia que hacemos no están siendo cubiertos a nivel financiero. Con lo cual, consideraba que era importante viajar a Siria, traer información, material y empezar a hacer una campaña de ayuda a Siria. Y entonces empezó el 7 de octubre, con lo cual todo el material lamentablemente se ha quedado ahí y nos hemos tenido que centrar en la emergencia de Gaza. Pero ya era muy intenso, por lo que te digo: Siria, Líbano, Jordania y en el territorio palestino, no solamente Gaza, también Cisjordania. 

Constantemente mi trabajo es estar viajando, dando conferencias, ruedas de prensa, reuniéndome con donantes, con parlamentos, hablando con los políticos.. A partir del 7 ha sido una locura. Pero nunca me imaginé que tuviéramos esa capacidad. Por ejemplo, el año pasado yo di 300 entrevistas y he estado en todas las capitales de comunidades autónomas más de un par de veces. Y el trabajo es incesante porque todos los días hay una cantidad ingente de información que tienes que procesar, que tienes que analizar. Y ahora, lamentablemente, el ser humano se acostumbra a todo. Pero los primeros meses era terrible porque la información la conseguimos a través de nuestros compañeros en Gaza. Y cuando tú llamas a uno de tus compañeros o compañeras en Gaza, lo primero que tienes es una conversación para saber cómo está. Él, ella y sus familiares. Y lo que te encuentras todos los días son unas desgracias terribles, algo difícilísimo de digerir, es difícilísimo mantener una conversación. Tienes que mantenerte fría, porque no te puedes poner a llorar cuando la otra persona te está contando una desgracia horrible, cuando te está contando que han matado a sus hijos, que han asesinado a sus hermanos, que le han volado la casa... Tú te tienes que mantener para intentar dar apoyo a esa persona. Y muchas veces las conversaciones acaban al revés. Son ellos los que te dan apoyo porque tú no puedes contener las lágrimas con lo que te están contando. (Se frena y se le humedecen los ojos) 

P.

R. Me emociono ahora al recordarlo. Hay un montón de amigos que han perdido a sus familiares. Amigos de los cuales no he vuelto a saber nada desde hace seis meses. No sé si están vivos o muertos. Por ejemplo, trabajamos muy de cerca con un periodista palestino que trabaja para nosotros en Gaza. Y todas las semanas tenemos el alma en vilo. Hace poco atacaron... Él está en el hospital de Al-Aqsa. Y hace poco atacaron el hospital y bombardearon la tienda que estaba al lado con su familia refugiada. Todos los días te acuestas o, mejor dicho, todos los días cuando hablas con alguien de Gaza te despides como si fuera para siempre. Porque quizás esa sea la última conversación. Esto ha sido tan duro los primeros meses que era dificilísimo... Había días que no era capaz de dar entrevistas. Y sabía que las tenía que dar. Pero decía, es que no puedo ni hablar ya. Es que no puedo volver a contar todos estos horrores por los que está pasando la gente. Es que no somos conscientes de lo que realmente es que todos los días te estén matando a tus seres queridos. Que no puedas proteger a tu familia porque no hay ningún lugar seguro en la franja de Gaza. Que sepas que todos tus compañeros y compañeras están expuestos a que, en cualquier momento, les asesinen. Y luego toda la injusticia de la tergiversación que hay entre los políticos y los medios de comunicación de lo que está pasando en Gaza. Lo que está pasando en Gaza es una matanza. Y hay que pararla de una vez. No se puede consentir que estemos viendo todos los días en directo lo que está ocurriendo en Gaza y todavía estemos discutiendo que si uno o dos estados, que si hay que poner fin a la venta de armas. Es que hay que conseguir ya un alto el fuego definitivo para salvar las vidas de la población que queda en Gaza. Y trabajar para la reconstrucción de sus vidas a partir del momento en el que haya un alto el fuego.

La UE no están poniendo ninguna medida que haga forzar a Israel a acabar con esta matanza

P. ¿Qué no estamos viendo? 

R. Yo creo que estamos viendo muchísimo de lo que pasa en Gaza. Pero, en primer lugar, creo que no somos capaces de procesarlo, porque la cantidad de cosas que están pasando a diario son de tal brutalidad que yo me encuentro con mucha gente que me dice, mira, yo ya soy incapaz. Ni de leer, ni de mirar. Porque me sobrepasa. Y esas personas, la mayoría de ellos, se quedan en las imágenes. Que son terribles, pero se quedan en las imágenes. O sea, por ejemplo, si yo te digo que están amputando a niños de meses sin anestesia y que yo he visto a los doctores salir de esas operaciones y derrumbarse de lo horrible que ha tenido que ser para ellos tener que cortar las piernas a un bebé sin anestesia. O sea, es que eso, ¿cómo lo explicas? Es como si estuviéramos atendiendo a una película medieval en la que se cortaba con un serrucho las piernas sin anestesia. Pues esto está pasando en Gaza. Si yo te digo, por ejemplo, que las mujeres que van a parir a los hospitales y que únicamente las que tienen una dificultad en el parto grave se atreven a acercarse a un hospital, porque saben que de otra manera no las van a atender, si no es una complicación en el parto dan a luz. Les están haciendo cesáreas sin anestesia. Dan a luz y a la hora les dan el alta. Y se tienen que largar a la calle o a su tienda de campaña o a su casa bombardeada con un bebé que no pueden alimentar porque no producen leche, y con un niño que está condenado a que se muera de hambre porque no va a ser capaz de poderle dar leche de fórmula, porque no hay en la franja de Gaza. 

Y esto son anécdotas pequeñas del día a día de lo que estamos viendo en Gaza. Pero, si hablamos de que, por ejemplo, la gente ahora mismo está muriendo no solamente por las bombas y los ataques israelíes, están muriendo por infecciones, por epidemias que se están produciendo en Gaza, porque no hay ni hospitales que puedan atender a las personas, pero no hay higiene entre las personas, porque están hacinadas en refugios donde no hay agua, donde, a lo mejor, un wáter se comparte por 400 personas y una ducha por 4.000 personas. Son refugios donde se están propagando todas estas enfermedades y no hay tratamiento para ellos. Tenemos como más de 300.000 personas con diarreas, principalmente entre niños pequeños que, aparte, están desnutridos, que, aparte, están deshidratados. Tenemos brotes de hepatitis, tenemos un montón de personas en los refugios con sarna, con piojos, y muchas de estas personas van a morir por la falta de tratamiento médico. Pero, si hablamos también de las personas que tienen enfermedades crónicas, pacientes de cáncer, diabéticos, las personas con enfermedades cardiovasculares, no hay ni tratamientos, ni asistencia médica para ellos. Es más, Israel por ejemplo prohíbe la entrada de medicamentos para el cáncer, con lo cual, las personas ahora mismo que tienen cáncer están condenadas a morir. Hay un informe del Instituto de Londres de Medicina Tropical y de Higiene que dice que, si ahora mismo hubiera un alto el fuego, simplemente por la falta de tratamiento médico, morirían más de 5.000 personas. Si se mantiene la situación que hay ahora mismo, el número de muertos solamente por infecciones y por falta de tratamiento, puede subir hasta los 50.000. O sea, realmente no somos capaces de analizar la envergadura de lo que está pasando en Gaza. Estamos constantemente diciendo que no tenemos precedentes de nada de lo que está pasando en Gaza entre las agencias de Naciones Unidas.

P. ¿Y habrá suicidios? 

R. ¿Suicidios? Ahora mismo mucha población en Gaza está diciendo que es mejor morirse que sobrevivir. Y hay muchas familias que se debaten entre poner a los familiares o sus hijos separados en habitaciones o estar todos juntos, porque dicen, si nos matan, que nos maten a todos a la vez, que no haya supervivientes. Cuando esto acabe, es cuando vamos a empezar a ver como incrementan el número de suicidios. Primero, porque la gente se queda absolutamente trastornada con un montón de secuelas psicológicas, y porque, tras estas ofensivas brutales en las que has visto morir a tus seres queridos, en las que has visto escenas absolutamente grotescas de cuerpos desmembrados a muy temprana edad. Los niños están viendo todos los días los cadáveres ,imagínate eso para el desarrollo psicológico de un niño. Esto significa evidentemente que se quedan trastornados. Pero, lo peor de todo, es que, realmente, ellos saben que esto se va a volver a repetir una y otra vez. Un niño de 14 años de 15 años en Gaza, ha pasado por 10 ofensivas militares. Esos niños saben que, si no les matan en esta ofensiva, les van a matar en la siguiente, o en la otra, y que su vida es un ciclo de violencia constante. ¿Para qué vivir? ¿Para qué seguir viviendo? Cada año, en Gaza, aumentan los suicidios. Y, además, cada año se producen a menor temprana edad. Los están cometiendo últimamente niños, adolescentes. 

P. Otra cosa que tampoco nos llega, o llega menos, es la relación que tiene la propia sociedad con Hamás. No sé si hay rechazo a Hamás tras el 7 de octubre. 

R. No lo sé, de eso sí que no te puedo dar ninguna información. Yo me imagino que habrá de todo, habrá gente que se identifique con Hamás y habrá personas que culpen a Hamás de lo que está pasando en Gaza. Pero no te puedo decir ni proporciones ni cuál es el sentimiento general. 

Lo que está pasando en Gaza es una matanza y hay que pararla de una vez

P. Creo que en toda tu trayectoria como cooperante, y mira que has estado en países de África, pero nunca habrás estado en una situación en la que haya tanta diferencia entre el opresor y el oprimido, ¿no? 

R. La población palestina es una población sin derechos y es impresionante ver como la sociedad israelí tiene todos los derechos civiles reconocidos, y como la población ocupada, que es la palestina, carece de todos ellos. A mí siempre, lo que más me ha impactado es cómo es posible que haya niños de corta edad en las cárceles israelíes. Israel, en sus leyes, no permite que un niño menor de 16 años pueda ser detenido, sin embargo en las cárceles israelíes, en los centros de detención israelí, hay niños de 12 años. Cada año se detienen en Israel a unos 200 o 300 niños. Esto es algo que no se ve en ningún lugar del mundo. Y, además, lo que es aún peor, se hace sobre la base de las detenciones administrativas. ¿Qué significan estas detenciones administrativas? Pues que bajo el paraguas de las órdenes militares, como estamos hablando del territorio palestino ocupado en Cisjordania y en Gaza, lo que operan son las órdenes militares. Y, en esas órdenes militares, se permite la detención administrativa, que significa que cualquier palestino puede ser detenido en cualquier momento sin cargos y que esa persona pasa a ser encarcelado. No se sabe de lo que le acusan, no tiene derecho a tener un abogado, no tiene derecho a comunicarse con ninguna persona y, en el caso de los niños -que la convención de los derechos del niño dice que el niño si es detenido tiene que tener un responsable legal o derecho a un abogado y que sus tutores pueden estar en contacto con él-, no se lo reconocen bajo estas detenciones administrativas. Si un niño de 10 años o 12 años es encarcelado, es metido en una prisión de adultos y queda totalmente aislado de sus familiares o de su derecho legal a defenderse. Y simplemente esas detenciones, sobre todo en los niños, se deben a que han participado en algunos casos en manifestaciones contra la ocupación o a que posiblemente hayan podido arrojar una piedra a un soldado israelí o a un coche blindado israelí. Y estas acusaciones acaban principalmente en condenas.

P. Sí, te lo decía, sobre todo, porque no es lo mismo estar en Nigeria y luchar contra Boko Haram, o luchar contra el Estado Islámico, que cometen todo tipo de atrocidades, a que quien lo haga sea un gobierno legítimo y al que no se le trata con el paternalismo con el que se trata desde Occidente a los gobiernos de países de África.

R. Pero es que estamos hablando de una ocupación. Ningún país democrático del mundo ahora mismo está ocupando a una población y la está quitando todos sus derechos. Es una ocupación militar, y las ocupaciones militares no se hacen con democracia, se hacen con armamento y con soldados, y se hacen imponiendo la violencia. Y, ahora mismo, tienes una población, la Palestina, absolutamente reprimida, carente de derechos.

P. ¿Cómo era la relación de UNRWA con Israel antes y después del 7 de octubre? 

R. Pues desde hace ya muchos años, Israel tergiversa el mandato de UNRWA, y evidentemente actúa contra nosotros. Pero lo que ha pasado a partir del 7 de octubre es que se ha incrementado esa tergiversación de lo que hacemos y se ha criminalizado a la agencia. Se ha querido decir que somos miembros de Hamas con el objetivo de desmantelar la agencia y acabar con ella. Siempre se ha tergiversado el mandato de UNRWA porque Israel nunca ha estado de acuerdo en que existiera una agencia que defendiera los derechos de la población refugiada de Palestina, porque para ellos somos un obstáculo para sus objetivos. Por tanto, siempre ha intentado desprestigiar a UNRWA, por ejemplo, acusándola de que en nuestras escuelas son centros donde inculcamos el antisemitismo y el odio hacia Israel. Por supuesto, no habla nada de que formamos y educamos en derechos humanos, en equidad, en igualdad. 

La respuesta de Irán puede producir una escalada y que países como Estados Unidos entren en este conflicto

P. A pesar de que que los palestinos son semitas también. 

R. Claro. Israel ha acusado a la UNRWA de tener libros de texto en los que dicen que somos antisemitas y que nlo que hacemos es propagar el odio hacia Israel, cuando nosotros utilizamos los libros de texto del gobierno sirio, del gobierno jordano, del gobierno libanés y de la Autoridad Palestina. Porque los libros que utilizamos no son nuestros. Si tú quieres educar a cualquier niño refugiado en el país en el que se encuentra refugiado, el libro tiene que ser el del país, y eso es lo que defiende: el derecho a educar en la cultura de cada uno de estos refugiados. Por tanto, nosotros seguimos los libros de texto de los gobiernos o autoridades donde están los campos de refugiados. Porque además UNRWA solo tiene mandato para dar educación primaria. Si queremos que luego nuestros estudios sean convalidados y que los niños puedan seguir en secundaria o la universidad, tenemos que seguir la currícula del gobierno, y, en este caso, nos toca seguir la currícula del gobierno palestino. 

Y UNRWA no tiene mandato para hacer libros de texto. Y esto se ha utilizado en contra de UNRWA tergiversando todo nuestro mandato. Es evidente que, como agencia de Naciones Unidas, no estamos de acuerdo probablemente con ninguno al 100% de todos los libros de texto de los gobiernos donde trabajamos, porque hay cosas de equidad de género que no comulgamos con ellas, porque también revisamos por ejemplo que todo lo que se da sea adecuado a su edad, o que no se introduzcan conceptos demasiado politizados, porque pensamos que la escuela es un espacio donde el niño tiene que sentirse a salvo, seguro y fuera de todas estas corrientes políticas. Y es evidente que no comulgamos con todo lo que aparece en los libros de texto. Y por eso intentamos dar información alternativa al maestro e intentamos que los niños tengan una perspectiva crítica de todo lo que están estudiando y que tengan ejemplos de otros pensamientos y otras líneas de pensamiento. Pero, desde luego, lo que no hacemos es inculcar el odio en ninguno de los sitios donde trabajamos. Y esto es algo que Israel lleva retroalimentando a la comunidad política internacional hasta el punto que por ejemplo hace unos años consiguió que la Comisión Europea congelara los fondos a UNRWA y que pusiera como condición para volver a financiarnos que cambiáramos los libros de texto. 

P. ¿Y qué ocurrió?

R. Nosotros tuvimos que decirle: “hable con la autoridad palestina si quieren cambiar los libros de texto”. Es que no es nuestro cometido. Luego, por otro lado, también Israel ha inculcado que UNRWA es la única agencia que otorga el estatus de refugiado a los descendientes y que, por eso, hemos pasado de 700.000 refugiados a 6 millones que hay en la actualidad. Porque somos la única agencia -como si hubiera muchas, solamente hay dos-, en la que se hereda el estatus. Y esto no es cierto porque si hablas con ACNUR, que es la otra agencia que trabaja a nivel mundial, pues en Afganistán o en los campos de refugiados saharauis o con cualquiera de los refugiados que hay a nivel mundial, todos los hijos adquieren el estatus automáticamente y son reconocidos por la Convención de Derechos de los Refugiados como refugiados. Y es por una cuestión relacionada con la necesidad de reunificación familiar. Si tomamos, por ejemplo, a los refugiados que están llegando de la guerra de Siria a Grecia y se han establecido allí campos de refugiados, pues están naciendo niños y estimativamente pasan a ser refugiados. Por un principio de reunificación familiar, tanto ACNUR como UNRWA otorgan automáticamente este estatus a los descendientes de los refugiados hasta que se soluciona su situación. 

Ahora, ¿quién tiene la culpa de que no se haya solucionado su situación? ¿UNRWA? UNRWA es una agencia humanitaria, es lo que nos diferencia con ACNUR. ACNUR tiene mandato para buscarles una solución a los refugiados, ya sea la repatriación, ya sea el transferirlos a terceros países o el devolverle a su país de origen si las condiciones son las adecuadas. UNRWA el único mandato que tiene es el humanitario. Lo único que podemos hacer es proveerles de servicios a los refugiados, ya está. No podemos buscarles soluciones. Entonces nos acusan de algo que ni siquiera está en nuestro mandato. Es muy gracioso cuando dicen: “UNRWA es tan inútil que en 75 años no ha sido capaz de solucionarle a un solo refugiado su situación”. Claro, porque no está en nuestro mandato. Entonces es otra forma de tergiversar. Y, cuando en las redes sociales vemos mucho decir que UNRWA es la única agencia que se dedica a otorgar el estatus de refugiado porque lo que necesitamos es incrementar el número de refugiados para poder seguir cobrando nuestros salarios. Así, de estas tergiversaciones, Israel ha estado retroalimentando constantemente a la comunidad internacional para crear esta animadversión hacia UNRWA. Y nos hemos convertido en la agencia humanitaria más politizada del mundo. Tanto por unos como por otros.

P. Y, a partir del 7 de octubre, la animadversión crece, ¿no?

R. A partir del 7 de octubre Israel lo que dice es que para ganar la guerra de Gaza hay que acabar con UNRWA. Porque acabar con UNRWA significa acabar con el problema para Israel de los refugiados de Palestina. Son 6 millones de personas que tienen reconocidos en las resoluciones de Naciones Unidas sus derechos. Y, sobre todo, su derecho al retorno. Entonces, ellos piensan que para ganar en Gaza hay que acabar con UNRWA. Porque somos el testimonio, no solamente de lo que está pasando en Gaza y en el resto del territorio palestino ocupado. UNRWA es el testimonio de que existen 6 millones de personas que están todavía esperando una solución a su situación. Por otro lado, también hay que decir, creo que es importante, que los informes en los que se basa el Tribunal Internacional de Justicia para admitir la denuncia de Sudáfrica contra Israel por posibles actos genocidas contra la población gazatí se basan en los informes de UNRWA. Es decir, estamos recopilando toda la información de lo que está pasando en Gaza. Y, evidentemente, tampoco eso gusta a Israel. Entonces desde ese momento hemos sido absolutamente perseguidos y acusados de mil maneras por parte de Israel. 

Es cierto que hasta dentro de un mes no vamos a saber los resultados de la investigación independiente que está llevando a cabo Naciones Unidas, para esclarecer si efectivamente hay pruebas vinculantes con los 12 trabajadores de UNRWA que supuestamente colaboraron en los ataques del 7 de octubre. Nosotros no podemos ni afirmar ni desmentir esto, porque, en primer lugar, no hemos visto ninguna de esas acusaciones. Pero no solamente nosotros, es que no las ha visto ninguno de los donantes que nos retiraron la financiación y es que ni siquiera en Estados Unidos han visto esas pruebas. Esperemos que esta investigación, si es cierto que han colaborado, puedan recabar las pruebas suficientes como para abrir un procedimiento criminal y judicial contra estos trabajadores. Y, si no es cierto, esperemos que aporten la información necesaria para desmentir estas acusaciones. En este proceso lo que tenemos que tener en cuenta es que esto no puede inculpar a UNRWA. Que 12 trabajadores de sus 33.000 hayan podido cometer estos ataques terroristas contra la población de Israel no hace que UNRWA sea una organización terrorista. Nunca he visto a nadie que se le inculpe de nada y se mire en dónde está trabajando para decidir que su organización o su empresa es cómplice de lo que hacen determinados trabajadores. Es que no lo hemos visto ni siquiera ni a nivel político.

España está haciendo un papel absolutamente necesario y que deberían de servir de ejemplo a otros países europeos

P. ¿Fueron sólo 12 los acusados? 

R. No. En sus acusaciones ha ido incrementando el número de trabajadores de UNRWA que supuestamente forman parte de Hamas. De repente, un día anunció que eran 400, otro día anunció que eran 4.500. ¿En qué se basan estas afirmaciones? Seguimos sin saberlo. Y tengo que decir varias cosas a favor de que evidentemente UNRWA no forma parte de Hamas ni está relacionada con Hamas. En primer lugar, UNRWA proporciona los listados de trabajadores para mantener su neutralidad y porque somos una agencia humanitaria y no tenemos capacidad para poder tener un sistema de inteligencia o de espionaje. Lo que hacemos es basarnos en que los gobiernos donde están los campos de refugiados donde trabajamos sí tienen esos sistemas de inteligencia... Evidentemente tienen esos listados y esa información de quién son los miembros de Hamas, de la yihad islámica o de cualquier grupo armado en Siria, en Jordania o en territorio palestino ocupado. Ellos sí pueden detectar si nuestros trabajadores forman parte de estos grupos armados. La última vez que se compartió este listado antes del 7 de octubre fue en mayo del 2023. Israel no nos hizo ninguna advertencia ni ninguna recomendación ni nos puso sobre aviso de que nuestros trabajadores formaban parte de Hamas. ¿Cómo es posible que en mayo no tengamos ningún trabajador de Hamas en estas listas? Y ahora resulta que somos 4.500 trabajadores vinculados a Hamas. El otro hecho importante es que, desde el 7 de octubre, Israel ha estado deteniendo a población Gazatí. Y muchos de ellos han desaparecido, incluso han sido trasladados a Israel a centros de detención y de interrogación. Y, cuando terminan los interrogatorios, Israel decide liberarlos, los entra por el cruce de Keren Shalom otra vez a Gaza. UNRWA está en el cruce de Keren Shalom y, evidentemente, como medida humanitaria, recibe a estas personas que han estado en centros de interrogación por si necesitan atención sanitaria o atención psicológica o cualquier tipo de ayuda. Y ha recabado muchos testimonios y muchas pruebas de que esta población es sometida a torturas y vejaciones. Esto incluye a trabajadores de UNRWA que han informado a la agencia de que se les ha obligado a firmar confesiones de que son miembros de Hamas bajo tortura y bajo amenazas. Con lo cual, si estas son las pruebas que tiene Israel, pues nosotros sabemos que las han obtenido mediante tortura a la población.

P. No sé si puedes hablar de ello al estar bajo investigación abierta, pero ¿crees que esto se ha utilizado como una cortina de humo?

R. A ver, es significativo que la semana que la Corte Internacional de Justicia iba a hacer pública su decisión, el Gobierno de Israel llama al Comisionado General de UNRWA y le informa de que tienen pruebas de que hay 12 trabajadores de UNRWA que han formado parte de estos ataques. Y es significativo que el día que la Corte hace pública su decisión, lo único que recogen los medios de comunicación no es el veredicto de la Corte Internacional de Justicia, es que 12 trabajadores de UNRWA han formado parte de los ataques. Con ello, queda en segundo plano que un país como Israel sea admitido a trámite un caso de presunto genocidio, porque los titulares, lo único que recogen, es que 12 trabajadores de UNRWA hayan podido presuntamente participar en estos ataques. A mí me parece que esto es muy significativo. 

P. Tampoco sé si me puedes responder a esto, pero te pregunto: ¿Has tenido algún problema con los servicios secretos israelíes? 

R. No, hasta ahora no. Pero, por ejemplo, nuestro Comisionado General ha estado dos veces en Gaza desde el 7 de octubre, y hace unas semanas intentó volver para tener reuniones de coordinación con su equipo y le prohibieron la entrada. Por otro lado, ya no se renuevan automáticamente las visas de los trabajadores de Naciones Unidas en Cisjordania. Y muchos compañeros están quedando sin visados para poder seguir trabajando allí. Además, nos han bloqueado las cuentas que tenemos en un banco israelí, aproximadamente 2 millones de dólares, para pagar a los proveedores con los que trabajamos. Por ejemplo, mucha de la mercancía humanitaria entra por el puerto de Asdod y se gestiona a través de proveedores israelíes. Los proveedores israelíes, además, han sido apercibidos por su gobierno de que ya no pueden trabajar con nosotros. Además, ahora Israel nos reclama que la sede de Naciones Unidas de UNRWA en Jerusalén pertenece a la sociedad judía de antes de 1948, cuando esta sede fue cedida por el gobierno jordano para que UNRWA pudiera iniciar sus operaciones. 

Pero lo mismo pasa con un centro de formación profesional que tenemos también en Jerusalén Este, que también están reclamando que estas tierras pertenecen a los judíos y ahora nos lo quieren requisar. Pero es que también Israel, a través de los medios de comunicación -porque esta información nunca se dirige a nosotros-, ha informado de que se va a cesar el trabajo de UNRWA en Jerusalén Este, porque consideran que esta zona forma parte de Israel y, por tanto, no tiene que haber una agencia de Naciones Unidas. Y Jerusalén Este, según Naciones Unidas, no forma parte de Israel y allí hay dos campos de refugiados en los que UNRWA ofrece servicios de educación, de salud y formación profesional. Entonces, sí, se está haciendo una persecución absoluta a UNRWA. Por no decir, evidentemente, que tras las declaraciones de Israel, de la acusación de los trabajadores, la reacción buscada era que la comunidad internacional dejara de financiarnos. Y a esa desfinanciación se sumaron 16 países. Afortunadamente, yo creo que las medidas que ha puesto UNRWA han sido consideradas oportunas y que hemos hecho el trabajo como se esperaba que se hiciera. La mayor parte de estos países han vuelto a financiar a UNRWA. Lamentablemente no lo ha hecho Estados Unidos, ni el Reino Unido, ni Italia, pero el resto, países como Alemania, los países nórdicos, incluso la Unión Europea, han vuelto a financiar a UNRWA. 

Habrá gente que se identifique con Hamás y habrá personas que culpen a Hamás de lo que está pasando

P. Es la mejor noticia de las últimas semanas. 

R. Es la mejor noticia, pero tengo que decir que Estados Unidos ha aprobado una ley en la que prohíbe financiar a UNRWA hasta marzo del 2025. Estados Unidos financia más de 350 millones a UNRWA, esto es un tercio de nuestro presupuesto. Sin la financiación de Estados Unidos es muy difícil mantener los programas a flote. Porque en la actual situación en la que estamos, con estas retiradas de fondos y constantemente mirando con lupa a UNRWA, es muy difícil sustituir esta financiación de Estados Unidos por un incremento de financiaciones de otros donantes. Y vamos a ver cómo UNRWA se queda sin financiación para seguir manteniendo sus operaciones, no solamente en Gaza, sino también en el resto de los territorios donde trabajamos. Hay que tener en cuenta que UNRWA tiene uno de los sistemas de educación más grandes de Oriente Medio, con medio millón de niños y niñas en nuestros colegios, o que cada año atendemos a tres millones de pacientes anuales en nuestras clínicas de salud. UNRWA ha servido como elemento estabilizador de Oriente Medio y evidentemente si UNRWA cierra y deja de proveer todos estos servicios a la población, Oriente Medio va a ser un sitio todavía mucho más convulso y donde vamos a ver una situación realmente complicada para estos seis millones de personas. 

P. La relación de UNRWA con Estados Unidos, cuando estaba Donald Trump, ya tuvo un problema serio o similar, ¿no? 

R. Sí, pero eran otras circunstancias. Cuando Donald Trump decidió retirar la financiación a UNRWA, que fueron trescientos y pico millones, sirvió de revulsivo a la comunidad internacional. UNRWA es una agencia deficitaria. Hay que empezar diciendo que UNRWA era una agencia temporal. Y es una agencia donde los países miembros de Naciones Unidas no tienen obligación de financiarnos. Se nos da un mandato para llevar a cabo una asistencia a la población refugiada de Palestina, pero no se nos da financiación. Entonces se deja a la voluntad de los países financiar o no a la agencia. Cuando Trump decide desfinanciar a la agencia, la comunidad internacional actúa en el sentido contrario. Aumenta la financiación a la agencia hasta cubrir por primera vez en muchas décadas el 100% del presupuesto que necesita anualmente UNRWA. Esto ocurrió como una única vez en el 2008, el año que Trump quitó la financiación. Pero es cierto que a partir de ahí, el año siguiente, tú no le puedes seguir pidiendo cada año a la comunidad internacional que haga un esfuerzo y duplique su financiación. 

Al año siguiente tuvimos muchísimos problemas, cada año hemos tenido que ir recortando los servicios de UNRWA hasta que Biden volvió a restituir la financiación. Pero estamos hablando de una agencia que es siempre deficitaria, que no tiene nunca suficientes recursos ni para modernizarse, ni para mejorar sus programas, y que cada año tiene que recortar fondos. Últimamente, por ejemplo, UNRWA tiene un presupuesto para sus programas regulares, que es la educación, la salud y los servicios sociales. Y luego tiene un presupuesto para las emergencias, que cada año son distintas. Lo que estamos viendo es que cada año quedan totalmente desfinanciados estos llamamientos de emergencia. Por ejemplo, el año pasado me parece que llegamos a cubrir el 25% de lo que necesitábamos para Siria. Siempre estamos en la situación de que, si se nos financian las emergencias, no tenemos dinero para mantener nuestra educación, nuestra sanidad; y, si se nos financia la educación y la sanidad, no tenemos para financiar las emergencias ni para cubrir el 100% de las necesidades de los palestinos. Y esto es una situación creada por haber mantenido 75 años a los refugiados de Palestina en este limbo y dejar a una agencia temporal teniendo que sustituir a un gobierno. Porque UNRWA, al fin y al cabo, es casi un paragobierno para los refugiados de Palestina. Ellos nos exigen todas sus necesidades, todos los servicios sociales que les tiene que proveer un gobierno se los provee UNRWA. Y lo hace sin financiación. 

P. ¿Te ha sorprendido la respuesta que ha tenido la Unión Europea en este último conflicto? 

R. No, la verdad es que yo creo que ha seguido la misma línea que desde hace años con el conflicto palestino-israelí. Me ha sorprendido que anunciaran la retirada de los fondos y me ha alegrado que hayan decidido restituirla, pero creo que no están poniendo ninguna medida que haga forzar a Israel a acabar con esta matanza. 

En general, la población española es pro-palestina

P. ¿Y España? 

R. En primer lugar, nosotros estamos muy agradecidos al gobierno español por todo el apoyo que está dando a UNRWA. Ha incrementado muchísimo la financiación en un momento en el que los países han decidido retirarla. De hecho, invitaron hace tres semanas al comisionado general de la UNRWA a venir a España y fue recibido al más alto nivel. Incluso el rey le recibió en la zarzuela. Además, estuvimos también en el Congreso de los Diputados con todos los grupos políticos, excepto Vox, y todos reafirmaron su apoyo a UNRWA. Y luego también, evidentemente, las declaraciones de Pedro Sánchez pidiendo el alto el fuego y el fin de las agresiones a Gaza son absolutamente necesarias. Yo creo que es de los pocos gobiernos que están lanzando la voz en Europa y, además, está hablando de reconocer al Estado palestino antes de julio y de la necesidad de que, cuando haya un alto el fuego, se empiece a trabajar por la solución de los dos estados. Entonces, creemos que España está haciendo un papel absolutamente necesario y que deberían de servir de ejemplo a otros países europeos. 

P. ¿Y esperabas que España fuera quien asumiera ese liderazgo en este aspecto? 

R. La verdad es que no me lo esperaba, pero realmente me alegro de ello.

P. ¿Cómo ha sido la reacción de la sociedad española? 

R. La verdad es que muy buena. Yo tengo que decir que, en general, la población española es pro-palestina. Y está muy sensibilizada con el tema palestino. No tanto la gente joven, lamentablemente. Quizás esto también sirva para abrir los ojos. 

P. Esto lo has apreciado por tu labor com docente? 

R. No solamente como docente, es que, cuando tú empiezas a trabajar con el tema palestino, todas las conferencias y todos los actos que haces siempre tienen muchísimo público. Pero te das cuenta de la edad de ese público. Y es algo que la verdad es que te preocupa, porque hay mucho activismo, pero está en manos de la gente ya mayor, de la gente que vivió los acuerdos de Oslo, de gente de mi generación o mucho más mayor. Y todos te dicen, en las diferentes comunidades autónomas a las que viajo frecuentemente, que no hay relevo generacional. Y que esto es un problema, porque evidentemente en unos años ese activismo a favor de Palestina va a desaparecer. Nosotros lo notamos porque hacemos muchísimo trabajo en las aulas, sobre todo en institutos de secundaria y en universidades, y se ve la falta de conocimiento que hay sobre el conflicto palestino en la gente joven. Cualquier persona de más de 40 años, esté vinculada o no con Palestina, conoce la historia de Palestina, o al menos sabe algo de Palestina. Tú vas ahora a un colegio, a una universidad, y no tienen ni idea. 

Dado el posicionamiento de Biden, no hace falta que venga Trump para que escale el conflicto

P. Se piensan que ha empezado ahora. 

R. Sí, se piensan que ha empezado ahora y, por supuesto que no saben de la existencia de los refugiados de Palestina. No han oído nunca hablar de ello. Entonces, lo que estamos viendo es, aparte de esta situación generacional, un movimiento de apoyo a Gaza muy fuerte entre la sociedad española y de apoyo a UNRWA como nunca habíamos tenido. 

P. La sociedad acude a llenar el hueco de los gobiernos.

R. La retirada de fondos de los países ha servido también de revulsivo para la sociedad española, para darse cuenta de cómo se está acusando a UNRWA y criminalizando y retirándole fondos. Esto ha hecho que se nos haya multiplicado el número de personas que hacen donativos e incluso que se están haciendo socios de UNRWA para aportar el dinero que cada uno considera que pueda aportar. Cada semana recibimos 15 o 20 llamadas de personas que quieren ayudar, de colectivos o de personas individuales. Y estas personas te ofrecen lo que ellos saben o pueden hacer. Por ejemplo, artistas, actores que tienen obras de teatro, nos ofrecen la recaudación un día determinado de su obra; artistas que organizan conciertos para recaudar fondos para Palestina; AMPAS que hacen un día de mercadillo en los colegios con sus hijos para recaudar fondos para UNRWA; poetas que donan sus obras para recaudar fondos. Tenemos todas las semanas decenas de iniciativas que nos desbordan, pero que, a la vez, nos llenan de alegría y de energía, de ver que la sociedad se está movilizando por Palestina porque están tan sumamente indignados por lo que pasa. Sobre todo lo notamos mucho, yo personalmente, en todas las conferencias que estoy dando, porque me encuentro con gente que dice: “Yo necesito hacer algo porque no me puedo quedar con los brazos cruzados viendo lo que está pasando en Palestina”. Entonces nos preguntan, ¿qué podemos hacer? Y siempre le decimos: “Cualquier iniciativa que tengáis, por pequeña que sea, es importante para demostrar que la sociedad española no está de acuerdo con lo que está pasando en Gaza”. 

P. También habrá quien se vea abrumado y directamente se pone la venda y prefiere no ver. 

R. También existe. Claro, por supuesto. Las imágenes son excesivamente brutales y hay mucha gente que no puede soportarlas o que decide que no quiere saber más y quiere vivir tranquilo. Pero, realmente, esto es un error, porque yo creo que esta guerra, como cualquiera, nos está afectando a todos. La de Gaza es una guerra contra la humanidad, no es una guerra solo contra Gaza. Es una guerra contra la humanidad, contra nuestros valores y contra nuestros principios. No se están respetando todas las convenciones, todos los derechos, todos los tratados, incluso el objetivo de Naciones Unidas. No se está respetando y esto nos va a afectar a todos. Hoy nos pensamos que solamente pasa en Gaza, que a nosotros no nos afecta. Pero esta falta de principios y esta falta de respeto a los valores y al derecho internacional, nos acabará salpicando a todos. 

P. ¿Creea que se puede internacionalizar el conflicto? 

R. Ahora mismo estamos en un momento muy complicado en Oriente Medio y, evidentemente, los ataques de Israel a la embajada iraní en Damasco pueden producir una escalada del conflicto en Oriente Medio. Estamos viendo como en el sur de Líbano, frontera con Israel, se está escalando el conflicto con Hezbollah. Hemos visto como los hutíes en Yemen están también ya en el conflicto apoyando a Gaza y atacando los barcos. Y ahora todo el mundo está esperando la respuesta de Irán. Y esa respuesta de Irán puede producir una escalada y que países como Estados Unidos y otros países entren en este conflicto. Y acabemos teniendo una escalada regional en la que muchos países se van a tener que involucrar. 

P. No hace falta que venga Trump de nuevo.

R. Bueno, sorprendentemente, el otro día Trump sí que hizo un comentario en contra de lo que estaba pasando en Gaza. Pero realmente hasta ahora, dado el posicionamiento de Biden, no hace falta que venga Trump para que escale el conflicto. 

P. Para terminar, te pido un consejo. ¿Como periodistas debemos hablar de genocidio? 

R. Yo creo que se puede describir de muchas maneras el conflicto en Gaza. Creo que, ahora mismo como periodistas, sabéis que la Corte Internacional de Justicia ha admitido a trámite la denuncia de Sudáfrica porque hay indicios suficientes para abrir una investigación. Con lo cual esto ya es importante. Tenéis además el informe que acaba de publicar Francesca Albanese de Anatomía de un Genocidio, en la que ella da toda la información como investigadora de Naciones Unidas en el territorio palestino ocupado de por qué ella cree que hay genocidio. Yo lo que creo es que es importante informar sobre este informe y sobre la Corte Internacional de Justicia. Sobre todas las medidas preliminares que ha puesto la Corte Internacional de Justicia para que Israel no pueda cometer genocidio. Y de cómo Israel no está acatando estas órdenes. Por ejemplo, la Corte Internacional de Justicia obliga a Israel a aumentar la entrada de ayuda humanitaria en Gaza para que no se produzca una hambruna. Israel no ha aumentado la ayuda humanitaria a raíz de la orden de la Corte Internacional de Justicia. Ha mantenido el mismo número de asesinatos diarios en Gaza desde el veredicto de la Corte Internacional de Justicia. Entonces estamos viendo cómo Israel incluso está violando las órdenes de la Corte Internacional de Justicia. Yo creo que esto es necesario documentarlo e informar sobre ello.

Todos los días cuando hablas con alguien de Gaza te despides como si fuera para siempre

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