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Crónica de una avería que ha dejado sin agua a 80.000 personas

Embalse de Sierra Boyera totalmente seco

Alfonso Alba

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Este martes se ha producido en el norte de la provincia de Córdoba el peor de los escenarios previstos desde hace años: que el agua deje de salir por el grifo. Poco a poco, la práctica totalidad de los pueblos del norte de la provincia, donde viven 80.000 personas, han ido agotando sus depósitos de agua y dejando de suministrar este bien básico a la población. El agua, que lleva más de dos meses sin ser potable, se usaba para el aseo doméstico, para el riego, para dar de beber a la mayor cabaña ganadera de Andalucía y para un uso industrial. Ahora, llega con cuentagotas. Y en poco tiempo se agota. Y todo ocurre en plena ola de calor.

Pero la historia del agua en Los Pedroches y el Valle del Guadiato de Córdoba es antigua y hasta rocambolesca, en la que cada administración tiene su parte de responsabilidad. Y en la que al final ha pasado lo que nadie quería. Esta es la crónica de una avería y de un problema que se lleva avistando desde hace varias décadas. De hecho, en la peor sequía que se recuerda hasta ahora, la de los años noventa, no se llegó a interrumpir el suministro. Pero se temió lo peor.

El gran problema que tienen estas dos comarcas de Córdoba, las más norteñas de toda Andalucía, es que beben de un embalse muy pequeño. Sierra Boyera, en Belmez, tiene apenas 39 hectómetros de capacidad. El Domingo de Resurrección de 2023 se convirtió en el primer embalse de la cuenca del Guadalquivir en secarse completamente. La sequía ha causado estragos en una zona en la que el clima se está transformando en estepario, algo que ha certificado la propia Aemet. Sierra Boyera está en la cabeza de la cuenca del Guadiato, afluente del Guadalquivir, en un punto donde cada vez llueve menos. Y eso provoca que ya apenas se llene nunca, pese a su escasa capacidad.

Tras la sequía de los años noventa, las dos comarcas reclamaron la construcción de un segundo embalse para evitar quedarse sin agua. Entonces, pero en la cuenca del Guadiana, se proyectó y construyó La Colada. La mayor parte de la obra la financió la Diputación. La otra, el Gobierno. La Junta de Andalucía se encargaría de la construcción de la red secundaria, las tuberías que unirían a través de unos 40 kilómetros este embalse con Sierra Boyera. Su conexión facilitaría llevar agua a la gran estación de tratamiento de la zona, de donde a su vez nacen todas las tuberías que se conectan con una treintena de municipios y aldeas de estas dos comarcas cordobesas.

Pero tras la crisis de 2008 la Junta de Andalucía paralizó las obras. A día de hoy, el embalse de La Colada cuenta con una conducción de impulsión de diámetro 700 milímetros, que está al 94%; una conducción de gravedad diámetro de 800, que se encuentra al 100%; otra conducción de gravedad diámetro 500, ejecutada al 95%, y un depósito de agua bruta de 10.000 metros cúbicos que ya está terminado. Pero queda pendiente ese remate sin el cual no se puede usar esa red secundaria. Y para ello se ha tenido que volver a adjudicar la redacción de un proyecto y aún está pendiente sacar a concurso el contrato de las obras, que no acabarán antes de finales del 2024.

Ya en 2020, cuando la sequía apretaba, se levantaron voces de que Sierra Boyera se secaba y de que la conexión con La Colada no estaba completa. En la primavera de 2022 se hizo evidente que había que actuar con urgencia. En un primer momento, la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), en un borrador de un decreto de sequía que no se llegó a aprobar, optó por acometer una obra que ya se planteó en los noventa, cuando aún no existía La Colada: conectar Puente Nuevo con Sierra Boyera. Pero los ingenieros echaron cuentas. Si se acometía este proyecto era probable que el agua se agotara antes. Por plazos, a estas alturas de año la obra no habría estado acabada aún. Es decir, desde Semana Santa no habría agua en la zona.

Obras de emergencia

Por eso se optó por una obra de emergencia en La Colada. Instalar unas tuberías provisionales y superficiales y aprovechar parte de lo ya construido de la red secundaria para llevar el agua hasta Sierra Boyera. El Gobierno se gastó 4,5 millones de euros y construyó una especie de estación de bombeo provisional. Pero con otro problema añadido: la zona carece de una red eléctrica suficiente como para suministrar energía a las bombas que impulsan el agua varios kilómetros. Como medida provisional se optó por instalar un grupo de motores electrógenos alimentados por gasoil. Cada mes, la Diputación se gasta unos 100.000 euros solo en combustible. El plan era provisional, pero de momento es definitivo. El gobierno andaluz aún no ha logrado llevar la electricidad suficiente a La Colada.

Por otra parte, La Colada es un embalse que durante años ha estado acumulando agua y también aguas residuales, especialmente procedentes de ganaderías junto a diferentes cauces. Ya en el verano pasado la Junta prohibió el baño en el pantano. Hace unos dos meses, también prohibió el consumo del agua que se bombeaba desde La Colada. La potabilizadora era insuficiente para conseguir que el agua tuviese un mínimo de calidad.

Pero esta prohibición, aunque tediosa, hacía que al menos saliese agua del grifo. Los camiones cisterna llegaban a los pueblos para repartir agua potable, aunque la mayoría de los ciudadanos optaba directamente por acudir al supermercado.

El peor escenario, no obstante, se produjo este fin de semana. El gerente de Emproacsa, Francisco de Paula Algar, ha detallado a través de un audio que “en la noche del viernes del 23 al 24” del presente junio estos grupos electrógenos “entraron en paradas, funcionando de forma intermitente”, si bien “el día 25, este domingo, ya había un técnico de la empresa fabricante intentando solucionar los problemas y ese mismo domingo por la noche, en la madrugada del domingo al lunes, uno de los grupos paró definitivamente”.

La consecuencia, según ha explicado, es que “estamos trabajando sólo con un grupo electrógeno y de forma intermitente, lo cual supone que somos capaces de producir un tercio del agua que necesita el sistema, y eso nos ha llevado a tomar la decisión de realizar cortes en el suministro a los municipios, concretamente de diez de la noche a seis de la madrugada, para garantizar el suministro básico a todos los municipios y al sistema completo”.

En Emproacsa esperan “que la empresa fabricante pueda poner en funcionamiento uno de los grupos” lo antes posible y que el jueves, que vendrán otras piezas de recambio, “se pueda poner en funcionamiento el grupo que actualmente lo está haciendo de forma intermitente”.

El lunes fue cuando se desató el pánico. Sin bombeo suficiente no llegaba presión ni agua a los depósitos municipales. Emproacsa optó por cortar el suministro de madrugada. En pueblos como Villanueva del Rey o Espiel los alcaldes se negaron. En otros puntos la medida fue insuficiente y los depósitos se agotaron. Por la mañana no había agua ni en Hinojosa del Duque, ni en Alcaracejos ni en Belalcázar. Por la tarde tampoco en Pozoblanco. Poco a poco, la falta de bombeo suficiente dejaba la red sin agua y se iban agotando los depósitos. Y es así como el suministro para la higiene y la vida de 80.000 cordobeses está en peligro.

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