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HATE-FOLLOW

Ana Belén y Clara

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Si consideras sin lógica alguna que sigues por las redes sociales a la peña paleta porque te REGOCIJA y si eres capaz de reconocer que tienes una lista privada de archi-enemigos que te dan vidillaarchi-enemigos… He de decirte amigo/a que has caído en el “hate-follow”. “hate-follow Pero tranki, no eres el único.

Las redes sociales me deleitan personalmente con sus sentimientos pictóricos absurdos. Con su talmúdico sentido de lo que está permitido y de lo que está prohibido. A veces, valientes publicaciones como para que algunos se arriesguen a caer demasiado bajo por su propia ambición al publicar sus “mierdas”.

El modelo mismo de la diáfana claridad; ni una palabra derrochada, ni una fotaka despilfarrada. fotaka despilfarrada.Una tiranía de la riqueza caótica con frases chorras a lo “Coelho”. Un pulso acelerado de la escritura más sincera que la prosa inglesa jamás ha visto con faltas de ortografía.

Todos – sin excepción – hemos caído en uno de los vicios más comunes del siglo XXI. Se llama "hate-follow". Consiste en cotillear perfiles de personas que no nos interesan en absoluto pero que además encienden nuestro odio al ver las chorradas que cuelgan. Desconozco por completo el motivo de por qué nos engancha pero nos ¡ENGANCHA!!!

 

Pero, ¿a qué se debe este enganche? ¿qué nos impulsa a recrearnos en la animadversión?

1.   Nos regocija comprobar que el otro es más patético que nosotros. Ya sea por lo mal que escribe o por las fotos con el mismo filtro. Seguirlos nos hace sentirnos superiores.

2.   Es útil para saber el día de la semana, la climatología y de quién es el santo. Realizan una labor social pues nos ayudan a situarnos en el espacio-tiempo. Publican cosas así “Hoy lunes, ya queda menos para el viernes”, “Domingo, mantita y peli”…

3.   Sabemos el pasado oculto de algunos de nuestros agregados. Nos “horroencanta” ser testigos de los intentos de otros que pretenden parecer un moderno/a. Cuando realmente sabemos que por mucho que nos informe Facebook Facebookde que asistirá a un concierto indie-folk indie-folko que por mucho que nos salga que da likes likesa páginas de panaderías orgánicas… sabemos que hace dos años era una bakala y que iba hasta las trancas de farlopa.

4.   Nos enseña a que se nos atragante el amor. Ya sea por esas parejas empalagosas que por alguna extraña razón sienten la necesidad de exhibir su amor a ojos del mundo. Para ello utilizan todo tipo de selfies morreándose, recuento constante de los meses que llevan y lo peor de todo… bromas privadas con mensajes cifrados. En serio.

NO le importa a nadie sus “mierdas de amor”.

5.   Averiguamos que hay ojos por todo el Facebook aunque no se manifiesten.Facebook Nunca dan señales de vida ni actualizan su estado. No postean fotos ni reparten likes. Existe otra variante más chunga, el stalkers. Su forma de actuar es igual que el anterior pero se diferencia en que prefiere dedicar su tiempo en examinar exhaustivamente todo lo que hace su ex.

6.   Facilita la segregación de bilis de nuestro organismo. Lo suelen producir unos posts que solo tienen una misión: la destrucción. Villancicos, gatetes mutilados, santos que si le das likes te dan trabajo, enfermedades de niños, amor por el mundo, injusticias sociales que no tienen una base sólida…  Reciben centenares de likes y la gran mayoría afines a sus ideas catetas.

7.   Escuela de como NO ser padres. Posteado por padres primerizos que creen que su bebé es la cosa más bonica del mundo y que sienten la necesidad que los demás piensen igual. Para ello comparten una media de 50 fotos del niño al día, enlaces de consejos sobre la maternidad sin fuste.

8.  Mejora tu vida social. Hay que darles las gracias de que nos hagan sentir importantes y con una amplia vida social a los "Spammers". No los conoces de nada pero te invitan a 3 eventos por semana. Nunca has acudido a ninguno, pero ellos insisten una y otra vez, una y otra vez…

9. Te ayuda a que decidas visitar al psicológo. Sus posts ostentosos que intentan demostrar que su vida es más molona que la tuya. Aparentemente, sus días transcurren entre restaurantes de lujo comiendo paellas de bichejos, playas exóticas, fiestakas… Para ellos lo extraordinario es lo rutinario.

El “hate-follow” quizás nos sirva para entender que no somos ni los más listos, ni los más sexísimos, ni los más flipones, ni los más mierdones. Sabemos que es un vicio adictivo, pero seguro que hay alguien que visita nuestro perfil y que nuestra vida le crea esa vidilla….

Para bien o para mal.

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