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La pasión según San Telmo

Alfonso Alba

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Aún no tengo muy claro por qué ha pasado lo que ha pasado entre el PSOE e IU en Andalucía. Mientras más mayor me hago, menos creo en esas teorías de la conspiración que ponían luz en las oscuridades de las cosas inexplicables (ya sabe, quién mató a Kennedy, el atentado de las Torres Gemelas, si el hombre llegó a la Luna o no, y un largo etcétera). Ahora, lo mismo me equivoco y estoy entrando en una frase de ingenuidad absoluta, tiendo más a pensar que a veces las cosas pasan por los motivos más simples y por tanto absurdos.

Aunque es más que lógico pensar en que la ruptura, la vuelta al diálogo, la nueva ruptura, la vuelta al diálogo, ruptura y finalmente el aquí no ha pasado nada es más una estrategia, un tentarse la ropa de cara a unas más que cercanas elecciones autonómicas. Sí, pueden tener razón aquellos que piensan que Susana estaba buscando un pequeño motivo para romper definitivamente con sus socios de IU, con los que no se siente nada cómoda (es un secreto a voces, valga el oxímoron). También los que creen que ha sido IU la que ha buscado tensar la cuerda de la paciencia socialista hasta que esta se ha roto.

Podría ser. Pero no lo tengo tan claro. Hablando con las dos partes, están más que convencidos de que ellos no han hecho nada y de que han sido los otros los que han tenido la culpa de todo. Sin embargo, me inclino por pensar en la teoría del calentón, de esa pasión según San Telmo a la que achacan a la presidenta.

Es verdad que IU ha pisado el acelerador hasta el fondo de la legalidad con el asunto Corrala Utopía. Pero no ha cometido nada ilegal. De lo contrario, Susana tendría que haber cesado inmediatamente a Elena Cortés. Y de lo contrario, que IU no se haya pasado de frenada como insinuaba la socialista, alguien tiene que pedir perdón por haber montado la que ha montado.

Insisto en la teoría del calentón: PSOE e IU no se soportan, pero saben que están condenados a entenderse. Se disputan cada metro cuadrado de actualidad y fotografías de que puedan disfrutar, cada uno en su parcela. Se dan codazos. Saben que ninguno de los dos puede dar el paso de romper con el otro, por que eso lo condenará a ser el irresponsable ante los futuros votantes. Y por eso, y por más cosas, claro está, se han arreglado. Ahora bien, la pasión según San Telmo es peligrosa y el próximo calentón puede acabar en incendio. Al tiempo.

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