Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
Los honores

“La espera es casi otro crimen”. Me escribo con Rafael Espino, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar de la Frontera (Aremehisa), una persona clave en lo que va a pasar en el próximo Pleno del Ayuntamiento de Córdoba: cuatro militares franquistas dejarán de ser hijos adoptivos o predilectos de la ciudad.
La espera son diez años desde que este periódico publicó que Córdoba seguía manteniendo en su libro de honores a cuatro militares que participaron en el golpe de estado de julio de 1936 y en la posterior represión en la ciudad, que provocó la muerte de más de 4.000 personas. Era noviembre de 2015 y en el Ayuntamiento cogobernaba el PSOE con IU, con el apoyo externo de Ganemos. Sabemos, por experiencia, que la memoria histórica no es la prioridad, pese a que los que demandaban la verdad, la justicia y la reparación se han ido muriendo estos años.
Comencé a escribir sobre memoria histórica en la provincia de Córdoba muy a principios de la década del 2000. Recuerdo cómo se excavó una fosa común en La Guijarrosa, cómo había antiguos maquis que contaban sus historias, cómo se celebraban homanajes a exiliados republicanos. Entonces, algunos de los protagonistas de aquellos años seguían vivos. En Guadalcázar recuerdo a viudas llorando a pie de fosa. En Córdoba, a hijos que buscaban a sus padres, a nietos a sus abuelos.
Ahora, mucha de esa gente ya se ha muerto. Algunos tuvieron su reparación. En Guadalcázar, por ejemplo, se exhumó a los fusilados y se le dio un entierro digno. En Córdoba capital todavía se están excavando las fosas, en un proceso larguísimo y muy tedioso. A día de hoy los familiares no saben si se han encontrado los restos de sus seres queridos. Las pruebas de ADN están a la espera en un rincón de Granada, los huesos extraídos metidos en cajas y el resto de la excavación avanza muy lentamente.
En 2025 es casi imposible encontrar a personas que vivieron la Guerra Civil. Los supervivientes son centenarios y en aquellos años eran o adolescentes o niños. Incluso ocurre lo mismo con los años de la represión posterior, que fue salvaje hasta que Franco vio que Hitler estaba perdiendo la guerra.
Por eso nunca entendí esa lentitud exasperante a la hora de tomar decisiones con la memoria histórica. Córdoba debería haber retirado los honores a los militares golpistas en cuanto lo supo. Era tan fácil como armar un expediente jurídico y llevarlo a Pleno. Había mayoría para hacerlo. Pero supongo que había otras cosas más urgentes.
Sobre este blog
Alfonso Alba es periodista. Uno de los cuatro impulsores de Cordópolis, lleva toda su vida profesional de redacción en redacción, y de 'fregado en fregado'. Es colaborador habitual en radios y televisiones, aunque lo que siempre le gustó fue escribir.
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