Familia
Se le está dando mucho valor a la forma elaborar ls listas politicas, ya sean internas o electorales. No me extrañaría que pronto cualquier opción política opte por construir sus listas como Fernando León nos mostraba en su primera película “Familia”. En la misma, un hombre solitario, Santiago (Galiardo), se reúne con una familia “perfecta” (Muñoz, Lera, Anaya, ...) que no es sino un grupo de actores contratados, que dan apariencia de una familia perfecta, aunque no pasa de ser una burda farsa, y no dejan de surgir envidias, ambiciones, ... ¡la vida misma!
Me viene esta reflexión al observar el proceso de elección de candidatos que ha elegido Ganemos, vendido como un elemento fundamental de su caracterización como fuerza política. Tras arriesgarse a construirse como agrupación de electores, aunque se rumorea que finalmente optarán por un partido instrumental, ahora han decidido ir a una primarias directas, donde, desde el primero al último, serán ordenados según la fuerza de los votos de aquellos que participen. Solo han anunciado una “corrección de estilo” en la necesidad de que las listas sean cremallera.
No obstante, con este sistema, que defienden como el más democrático, separan radicalmente a las personas del programa, que lleva un camino diferente y que es el gran desconocido. Curiosa decisión, pues entendía que el programa sería lo primero y que las personas deberían adecuarse a él. Es cierto que existen unas líneas generales y unos principios básicos (por ejemplo, la participación ciudadana o la transparencia, que usan todos los partidos), pero en unas elecciones locales hay que descender mucho más a lo concreto y acabar definiendo qué se va a hacer con la Sierra, con la limpieza, con el Casco, con el río, con los impuestos, con el transporte, ...
Cierto que las otras experiencias presentan sus sombras. IUCA se negó a primarias, por considerarlas un riesgo para el control interno del PCE. De hecho, parece que se impondrá que “las bases” decidan que la juez Doblas acompañe a Pedro el hincha como número dos y que el resto serán repartidos por distintos conceptos territoriales, de familia interna, etc.
El PSOE, por su parte, ha abandonado cualquier veleidad participativa y ha decidido repartir los puestos entre los candidatos de las distintas agrupaciones, es decir, gente de la casa, que se pueda controlar desde la avenida del Aeropuerto, dispuesta según representación interna. Tan solo un cambio esencial: adelantar a número dos al replicante Luque y retrasar al superviviente Aumente, como prerrogativa a la candidata Isa Poppins Ambrosio.
Por su parte, el PP mantiene su estilo de ordeno y mando, donde los distintos grupos de interés sitúan a sus representantes. La lista se va decantando por generación espontánea (Alarcón, Torrico y Rojas a Sevilla, por ejemplo) y se espera el dedazo para conocer el dos, una vez que Terminator Navas es muy cuestionado en su gestión, Superman Bellido ha sido eficaz y cabe la sorpresa de la entrada de una sucesor de Hamlet Nieto en la previsión de que se vaya a Madrid.
En cuanto a UPyD, ha hecho unas discretas primarias, y Ciudadanos se ha limitado a un nombramiento de asamblea, al alcance de su poca militancia.
En este escenario, Ganemos aparece como el más arriesgado y novedoso. Pero, ¿parece suficiente el conocimiento que se va a tener de los candidatos a través de los perfiles que se difundan de ellos? ¿Llevará a un enfrentamiento personal entre los candidatos? ¿Es legítimo que se abra el proceso a quienes no tienen compromiso absoluto con el proyecto político, pudiendo pervertirlo? ¿Habrá influido el límite salarial impuesto para echar para atrás a personas que en otras condiciones no hubieran dudado en dar el paso?
Pero vuelvo a insistir en las posibles diferencias ideológicas. Sentirse de abajo no es un aval suficiente para unir una fuerza política sino que serán las soluciones que se propongan las que deberán marcar la ideología del colectivo y obligará a más de uno a replantearse su participación en el proyecto. ¿Pueden convivir un parcelista y un ecologista radical en la misma opción política? ¿Se corre el riesgo de que, en esta promoción del individualismo ciudadano, se acaben formando tantas corrientes como personas? ¿Podrá una asamblea de electores controlar a concejales dueños de su acta? ¿Se aceptará la imposición de la minoría más poderosa cuando no sea posible el consenso?
Son muchas las dudas que se levantan, casi tantas como expectativas positivas. “Familia” servía para hablar justamente de ese individualismo exigente de nuestra sociedad aunque aparentamos estar en compañía cuando somos masa. También diseccionaba la relación de familia como lo que es, con un conjunto de cosas buenas y malas pero inevitables. Pero la experiencia dejó un poso amargo a los que participaron de ella, y la soledad volvió a adueñarse de Santiago, al menos hasta otro cumpleaños. ¿Será una premonición?
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