Parece claro que por estos lares aún corre por las venas de algunos la sangre de aquellos vándalos del norte de Europa que en el Siglo V llegaron a la península ibérica y se quedaron 20 años hasta que dieron el salto al norte de África. Durante aquel tiempo hicieron de las suyas aquí, instalados en el valle del Guadalquivir. Que fueron de guinda está claro y que los saqueos, la destrucción y los asesinatos a diestro y siniestro fueron su sello de identidad, también.
Ahora entenderán por qué según la RAE, un vándalo es quien “comete acciones propias de gente salvaje y destructiva” y también como de aquellos polvos del Siglo V, estos lodos del XXI. Y es que en Córdoba no queda títere con cabeza de cualquier iniciativa que suponga colocar en las calles de una ciudad - tan patrimonial- instalación o diseño del tipo que sea que huela a diferente y a cultura.
Detrás de El Alambre, una cooperativa de producción editorial y proyectos de gestión cultural participativa, hay mujeres comprometidas y luchadoras que tras la pandemia decidieron llevar a la calle el amor por los libros y la lectura de una manera diferente. Y pensando en todos esos libros de las estanterías que leímos hace mil y acumulan polvo en sus mejillas, se preguntaron ¿cómo hacer para que otros los lean y nosotros leer los suyos sin gastar ni un euro? ¿Bibliotecas callejeras en las que poder intercambiar nuestros libros dándoles segundas y terceras oportunidades? ¡Pues sea!
En el 2022 pusieron en marcha la iniciativa gracias a una pequeña financiación de la Delegación de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba y nació “Libro Libre”. En poco tiempo las calles y plazas de nuestra ciudad se llenaron de preciosas y artesanales bibliotecas de madera y estas de libros de anónimos donantes que se los iban intercambiando. El BookCrossing existe en todo el mundo - bueno en el mundo que a muchos nos gusta y con el que soñamos - con ciudades salpicadas de bibliotecas imaginativas en espacios públicos a las que los lectores van a dejar sus libros y retirar otros.
El amor por los libros, el fomento de la lectura y la segunda vida para los libros se hizo realidad en Córdoba con la “Red urbana de intercambio de libros”. Desde la Plaza de las Tendillas, hasta los Jardines de Fray Albino, de Cañero al Parque de la Asomadilla. La red se extendió y también sus valores. Compartir, reutilizar, reciclar, intercambiar, confiar en otros y leer, sobre todo leer, con iniciativas que se fueron sucediendo. Sostenibilidad en letras mayúsculas.
¿Y qué ha pasado? Pues que de repente llegaron los vándalos cordubensis, los malnacidos directos descendientes de Gensérico, el vándalo que reinó por aquí y dieciséis siglos después, que se dice pronto, volvieron a quemar y saquear. Una anónima ciudadana grabó un vídeo mientras se consumía pasto de las llamas, una de esas joyas de madera repleta de conocimiento y sabiduría.
¿Que las letras de CÓRDOBA del photocall de la Calahorra han durado una semana? ¡A quién le extraña! El vandalismo en esta ciudad debe ser cosa de genética histórica… Y de palabras más gruesas que no puedo pronunciar aquí. Por si acaso le pediría al Ayuntamiento dos cosas: que apuntale un poquito más las letras y la O, especialmente, para los que no la hacen ni con un canuto y que, por favor, ayude a reconstruir de las cenizas esa maravilla que se llama Libro Libre.
¡Vándalos fuera!
Soy cordobesa, del barrio de Ciudad Jardín y ciudadana del mundo, los ochenta fueron mi momento; hiperactiva y poliédrica, nieta, hija, hermana, madre y compañera de destino y desde que recuerdo soy y me siento Abogada.
Pipí Calzaslargas me enseñó que también nosotras podíamos ser libres, dueñas de nuestro destino, no estar sometidas y defender a los más débiles. Llevo muchos años demandando justicia y utilizando mi voz para elevar las palabras de otros. Palabras de reivindicación, de queja, de demanda o de contestación, palabras de súplica o allanamiento, y hasta palabras de amor o desamor. Ahora y aquí seré la única dueña de las palabras que les ofrezco en este azafate, la bandeja que tanto me recuerda a mi abuela y en la que espero servirles lo que mi retina femenina enfoque sobre el pasado, el presente y el futuro de una ciudad tan singular como esta.
¿ Mi vida ? … Carpe diem amigos, que antes de lo deseable, anochecerá.
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