LOS PATIOS DE CÓRDOBA, TESTIGOS DE LA HISTORIA
Córdoba elige a su alcalde, ve llegar el AVE y disfruta de sus patios
Sumadas 23 ediciones sin la más mínima interrupción, la fiesta se encontraba, al fin, completamente asentada. Aunque todavía tenía retos por delante. El primero, lograr una normativa más apropiada, con reglas mucho mejor establecidas, con ideas más sensatas en general. A ello se puso el Ayuntamiento desde el principio en una época que era totalmente distinta a todas las anteriores. Si bien la evolución positiva de las bases tuvo lugar durante varios años, no fue cuestión resuelta de un día para otro. En cualquier caso, el Concurso de Patios prosiguió adelante y nadie dudaba de que había asegurado su permanencia por los tiempos -salvo que una calamidad provocara su suspensión, y se dio-. En 1979 se produjo la consolidación decisiva, que trajo consigo un crecimiento leve pero esencial para el futuro.
El período que arrancó ese año vino a ser el más largo, según los criterios elegidos en el libro Patios de Córdoba. Centenario del Concurso Municipal, 1921-2021. Llegó éste hasta 1992, fecha relevante para la ciudad y para España. Durante sus 12 meses, Sevilla albergó la Exposición Universal -Expo, más popularmente-, Madrid ostentó el título de Capital Europea de la Cultura -cuando debió tocarle a la propia Córdoba- y Barcelona acogió los Juegos Olímpicos -los mejores de la historia reciente-. El primero de los hechos conllevó la construcción de la línea de alta velocidad ferroviaria, o como se le conoce, el AVE. Y esto fue importante para estos lares, ya que éste era el punto central del trayecto entre las capitales de España y de Andalucía.
Fue el 21 de abril de 1992 cuando Córdoba se convirtió en nudo básico en materia de comunicación entre el sur y el centro de la Península. Funcionó ya el nuevo tren, que a su vez permitió el soterramiento de las vías pero también el destrozo del yacimiento de Cercadillas. Además, se inauguró días antes la Autovía de Andalucía. La ciudad, que por si fuera poco asistía a la creación de su Orquesta gracias al cubano Leo Brouwer, se situaba mejor en el mapa de España. Mientras tanto, la vida seguía y lo hacía, por supuesto, sin perder de vista su Mayo Festivo. En ese año especial, fin de ciclo en lo concerniente al certamen, el Concurso de Patios contó con 27 participantes. Pero ya llegará el momento de abordarlo.
Julio Anguita, primer alcalde elegido en cuatro décadas
Si importantes fueron las circunstancias con que acabó esa etapa, no menos lo fueron los hechos con que la comenzó. No en vano, en 1979 tuvieron lugar las primeras elecciones municipales en España desde 1936. Por primera vez en cuatro décadas, la ciudadanía estaba llamada a participar en las urnas para elegir a sus alcaldes. Y en la capital la decisión resultó sorprendente para los sectores conservadores. El 3 de abril obtuvo el triunfo un joven Julio Anguita, candidato del Partido Comunista de España. Lo cierto es que su triunfo fue ajustado pues quien después fue coordinador nacional de Izquierda Unida consiguió ocho concejales, mientras que la Unión de Centro Democrático -el partido del Gobierno- y el Partido Socialista lograron siete cada uno.
Terminó el reparto de asientos en el pleno, que entonces eran 27, con otros cinco para el Partido Socialista Andaluz. Con estos resultados, Anguita apostó por un mandato de transición en el que, sobre todo, hubiera colaboración entre las distintas formaciones representadas en el Ayuntamiento. Y así conformó, tras varias reuniones, un gobierno municipal con delegados de las cuatro fuerzas con presencia en el Consistorio. Fue ya el 19 de abril de 1979 cuando se le proclamó como alcalde, en un acto que se celebró en el Alcázar de los Reyes Cristianos. Más concretamente, el Salón de los Mosaicos acogió la cita en que se ratificó la decisión de la gente y de los partidos. Tampoco es que hubiera mucho festejo, ya que enseguida el líder comunista pronunció una frase que gran indicadora de cuál era su personalidad: «Y ahora, a trabajar».
Al tajo, como se suele decir coloquialmente, su pusieron en el Ayuntamiento desde el primer día. También en lo referido al Concurso de Patios, cuyas reglas se variaron progresivamente para mejorar su funcionamiento y embellecerlo. Como muestra, en 1981 se estableció una norma por la que quedaban excluidos los recintos con barras de bar instaladas. Se pretendía evitar la degeneración de la fiesta. También ese año se suprimió como factor a tener en cuenta para los premios que existieran actuaciones flamencas o no en los distintos espacios. En 1982, a pesar de esas estrictas medidas, el certamen registró su mejor dato de participación desde 1970. Para esa edición se inscribió una treintena de casas. La cifra se superó en 1987, ya con Herminio Trigo en la Alcaldía, con 32 viviendas en competición.
El Concurso, de la reivindicación al tono clásico
De vuelta a 1979, en esa ocasión fueron 21 los propietarios o inquilinos que entraron en concurso. Era la primera vez que se alcanzaba al menos la veintena desde 1970, de forma que se producía un ligero crecimiento. Y fue real el alza que vivió la tradición durante ese ciclo, ya que, por mucho que hubo subidas y bajadas de cifras, nunca se disminuyó la participación de los 20 recintos. Sea como fuere, ese año, el primero con un alcalde electo después de cuatro décadas, se impuso el número 2 de Polacas. Una vivienda que se situaba en el barrio de San Lorenzo, entre las calles Montero y Cristo, que se presentó en señal de protesta. «El dueño quería echar a los vecinos y le puso unos puntales para que la declararan en ruina», recordó recientemente Rafael Barón, presidente de la Asociación Claveles y Gitanillas, en una entrevista a Cordópolis.
«Los vecinos lo que hicieron fue presentarla al Concurso y ganar el primer premio. Entonces, el Ayuntamiento no la declaró en ruina aunque a los pocos años el dueño los fue echando y la casa está ahora derrumbada», añadió Barón. Por cierto, el 4 de Trueque logró el segundo galardón. Y esta casa, con uno de los patios más conocidos a nivel global, fue la que se hizo con la máxima distinción en 1992, poco después de que el AVE transitara por la ciudad. De la reivindicación se pasó al tono clásico en esos años, que también depararon una presencia cada vez mayor en el palmarés de los espacio del Alcázar Viejo. Por ejemplo, en esa fecha fueron segundo y tercero dos del barrio también llamado de San Basilio: Postrera, 28 y Martín de Roa, 9.
Vista la seguridad con que se efectuaba cada año, y cada año más, parecía que el certamen estaba destinado a sólo alcanzar cotas mayores. Y éstas empezó a tocarlas a partir de 1993, cuando se produjo la primera gran expansión de la fiesta. Pero la alegría del Mayo Festivo se vería enturbiada en el período que ahí arrancaba, puesto que en 1996 la capital sufrió el horror del terrorismo. Ocurrió en su mes por excelencia además, entre esta tradición y la Feria de Nuestra Señora de la Salud. ETA perpetró en Córdoba su primer ataque con bomba, que dejó un muerto. Aun así, ésta es otra historia, a lo mejor la siguiente relacionada con el Concurso de Patios…
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