Los hermanos Leal: de Salesianos a Primera División (II)
Un sueño inimaginable. Una utopía. Una historia que bien podría ser motivo de un libro. Así se podría definir la historia de los hermanos Leal, Manu y David, dos hermanos del barrio de San Lorenzo que han llevado a cabo una larga travesía por canchas de fútbol-sala de toda la provincia para, pocos años más tarde, llegar a codearse con los mejores jugadores del mundo en Primera División. Ahora vistiendo la zamarra blanquiverde y como miembros importantes del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, el camino hacia la LNFS no ha sido nada fácil y ha tenido desde viajes en coches particulares hasta la entrada de la vocación laboral en sus vidas.
Una pasión que llegó pronto a su apogeo
A diferencia de su hermano, David Leal siempre se decantó por el parqué antes que por el césped. Apademar vio el talento de unos chicos en los terrenos de juego del colegio de Salesianos y los fichó para su equipo. Uno de ellos era David. Sin embargo, antes de que empezara la temporada en 1ªA (en comparación, Segunda B), el equipo se desmantela y David tiene que marcharse lejos de la capital cordobesa, a Puente Genil, para engrosar las filas del Eurocontrol. En su primera temporada en tierras pontanas tiene algo de protagonismo, pero en la segunda apenas juega y termina yéndose al Bujalance, donde coincidiría con Maca, el técnico del posterior ascenso a Primera. Allí solo se quedaría una temporada y, en la 2014-15, recala en el CD Minuto90. Desde que estuviera en el equipo de la localidad bujalanceña, siempre tendría a su hermano como compañero. “Jugar al lado de tu hermano es lo más grande que hay”, afirma David Leal a CORDÓPOLIS. “Aparte de ser un hermano, es un amigo y siempre lo quiero tener a mi lado porque es un espejo donde mirarme”, añade el ala cordobés.
Como es normal en las categorías bajas del fútbol sala, el deporte no vale para traer el pan a casa. Hace falta tener una formación para tener labrarse un futuro. En este caso, la vocación de David Leal ha ido por el lado de profesor de educación física. Su primer año en Puente Genil también significó comenzar como universitario en Magisterio y, hasta principios de esta temporada en Primera División, ha tenido que compaginar estudios y deporte, además del trabajo. Además, su ausencia de las convocatorias en los últimos dos meses parecía toda una incógnita, pues el '9' blanquiverde es uno de los jugadores que marcan diferencias sobre el parqué de Vista Alegre. “Comencé a cubrir una baja de profesor en Salesianos, el colegio donde he estudiado toda mi vida, y últimamente combino las dos facetas: el Córdoba Patrimonio de la Humanidad y el colegio de Salesianos, motivo por el cual no he entrado en las últimas jornadas en convocatoria. Al perderme entrenamientos, como es lógico, no he podido entrar en ninguna convocatoria”, manifiesta.
El CD Minuto90: un proyecto de crecimiento rápido
La ausencia de un equipo cordobés en la élite no hizo más que incentivar a José García Román, actual presidente del Córdoba Patrimonio, a crear desde prácticamente cero un club donde el sello cordobés se iba a notar desde primera hora. Los años dorados de Adecor pasaron y Córdoba estaba carente de un equipo de fútbol sala, un deporte en el que en los últimos años han triunfado muchos cordobeses. “Fue un proyecto apasionante, José nos enganchó. Ha salido mejor de lo que esperábamos”, asevera el jugador de 29 años. “Los inicios fueron muy duros, prácticamente te cuesta el dinero de tu bolsillo ir a entrenar e ir a jugar, pero es algo que siempre ha merecido la pena. Al principio era un proyecto apasionante, pero quizás con pocos cimientos y con poca viabilidad. Gracias a la labor de José García Román y la gente de la que se ha ido rodeando siempre, al final ha sido un sueño hecho realidad”. Lejos de lo que es el actual autobús del equipo, con el vinilo identificativo del Córdoba Patrimonio, los jugadores de aquel germen del actual Córdoba Patrimonio acudían en coches particulares a los partidos. “Hemos llegado más alto de lo que yo realmente esperaba que podíamos llegar. Yo siempre imaginaba llegar a Segunda División y se me hacía algo muy complicado, pero ahora estamos en un sueño del que no queremos bajarnos nadie”, agrega el jugador cordobés.
David Leal se ve jugando algunos años más en la máxima categoría, eso sí, si no le falla el aspecto mental ni el físico. El ala califa afronta cada temporada “como un nuevo reto y con ilusiones renovadas. Jugar en Primera División también depende mucho de cuerpos técnicos, de directivas y de decisiones de despachos. Por mí, ojalá que sea por muchos años, sobre todo con el equipo de mi ciudad, que sería una buena señal de que el proyecto se consolida, de que la ciudad está en lo más alto. No sabemos el desenlace de este primer año, esperemos que sea bueno para nuestros intereses y pueda estar el club consolidándose en esta categoría”, expresa. Por desgracia, el fútbol sala no es un deporte que aporte demasiado rédito económico en equipos humildes como el Córdoba Patrimonio y es necesario labrarse un futuro con los estudios. “Por circunstancias personales, he tenido que dejarlo un poco de lado por motivos laborales, un gran motivo como han sido siempre mis estudios y mi vocación, que era trabajar en un colegio como profesor”, añade un David Leal que, cuando se reanude la vida normal tal y como la conocemos, sea cuando sea, podrá seguir desplegando sus habilidades en las aulas y también en el parqué.
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