“España trabaja para ser una potencia del rugby”
El cordobés Javier de Juan, jugador internacional y profesional en el Bathco Santander, recuerda su trayectoria tras haber sido distinguido como mejor deportista provincial
Una vez Winston Churchill dijo que el rugby era “un deporte de hooligans jugado por caballeros”. Quizá no acertó de manera rotunda (pues siempre existen excepciones) el político británico. No obstante, si aunamos esa frase con la consigna de la escritora francesa Francoise Sagan −“no me gusta el rugby por lo violento, sino por lo inteligente”− sí que podríamos estar acercándonos a una idea más correcta de este deporte.
Este lunes, Javier de Juan Roldán (Córdoba, 1991) recibió en la Gala del Deporte organizada por Onda Cero Córdoba el premio al Mejor Deportista de Élite. “Un orgullo” que le reconozcan su trabajo en su tierra. Un trabajo duro, no solo por el desafío físico que afronta cada vez que se pone las botas, sino por haber logrado escalar peldaños en una disciplina tan poco mediática.
Javier de Juan no es alguien que se rinda fácilmente, y al igual que a los rivales en el césped, el tercera línea del Bathco Rugby de Santander ha sabido sortear –no chocar− el espacio entre los árboles para hacerse hueco y conseguir el ensayo en el frondoso bosque. Como Ewan McGregor en Big Fish, una película que, por cierto, nos recomienda. Pasear por Cantabria, el cine, dormir y estudiar ocupan sus horas cuando no está compitiendo o entrenando.
PREGUNTA. En un país donde reina el mundo del fútbol, y en determinadas ocasiones (y éxitos) el baloncesto, tenis o motociclismo, ¿por qué eligió el rugby?
RESPUESTA. Como casi todo el mundo, comencé jugando al fútbol, pero la verdad es que no fue nunca un deporte que me llamara la atención. A los 13 o 14 años lo cambié (el fútbol) por el balonmano, deporte que me encanta, pero por casualidad surgió la ocasión de probar el rugby. Quedé enganchado desde el primer entrenamiento.
P. ¿Cómo fueron sus orígenes en el mundo del deporte?
R. Siempre he estado ligado al deporte. Inculcado desde pequeño por mi padre, mi tío y mi hermano mayor. Al principio fue el ciclismo, pero también pasé por una época en la que corría carreras populares en Córdoba. Jugué al fútbol, hice senderismo, y ya en la última etapa de mi adolescencia me pasé al balonmano y al rugby.
P. ¿Cómo se produjo el cambio de uno a otro?
R. Por casualidades de la vida. Fue debido a un conocido de mi padre y antiguo compañero en el mundo oval, Miguel Acasuso. Me ofreció entrar con el Club de Rugby Córdoba, y cuando fui a probar un día me di cuenta de que era mi deporte.
P. Usted ha debutado con la selección absoluta tanto en XV como en las Series Mundiales de Seven. Además, actualmente es el capitán de uno de los equipos punteros del rugby nacional, el Bathco Rugby de Santander. ¿Puede uno ganarse la vida practicando este deporte en España?
R. Actualmente, no. Puedes tener unos años en los que ganes dinero y vivas un poco del rugby, pero no se gana mucho y es muy sacrificado.
P. Mucha gente considera este deporte como una disciplina violenta. Es indudable el fuerte nivel de contacto que entraña. Sin embargo, existen matices que lo dignifican con respecto a otros deportes, como por ejemplo la figura del árbitro. Es la máxima autoridad dentro del campo y a él se acude con el término de “señor”. Alguna que otra protesta, pero poco frecuentes. ¿Qué opinión tiene de esto?
R. Me parece que la gente opina eso por mero desconocimiento del deporte. Es un deporte de contacto pero no deja de ser muy instructivo, donde la disciplina y el respeto por los jugadores y el árbitro son fundamentales.
P. ¿Podría contarnos cómo es el día a día de un jugador profesional de rugby?
R. Un miércoles (día de los más duros) me levanto temprano para desayunar pronto. A las 9 y media tenemos una hora de entrenamiento de campo los delanteros. Tras terminar en el campo, tenemos sesión de gimnasio. Sobre las 13:30 se come y tienes unas horas para descansar, estudiar, etc. A las 18:00 vamos al club a entrenar las categorías inferiores hasta las 20:00. A partir de entonces entrenamos nosotros hasta las 21:30 o 22:00, depende del día. Cuando acabas y llegas a casa solo tienes ganas de dormir.
P. Para los menos entendidos en el deporte, explíquenos, ¿cuál es tu función en el campo?
R. Mi puesto es de tercera línea. Me encuentro en un limbo, puesto que sin ser el delantero más pesado y fuerte, ni tampoco uno de los tres cuartos más rápidos y ágiles, hacemos una labor complementaria, sobre todo en defensa, intentando robar el máximo número de balones, ayudando en placajes y en la recolocación en el campo. No es extraño que acabes golpeado en todos los partidos y con el cuerpo magullado, pero es una posición muy divertida que te da mucha libertad en ataque y defensa.
P. ¿Se ha planteado jugar en otro país?
R. ¡Muchas veces! De hecho, lo llevo intentando muchos años. Pero no es fácil. A los españoles no les dan muchas oportunidades fuera de España, por no ser una potencia en el rugby mundial. Es difícil hacerse un hueco y más en Francia, donde todos los jugadores quieren ir.
P. Ha recibido en la decimosexta edición de la Gala del Deporte en Córdoba el premio al Mejor Deportista de Élite. ¿Cómo valora este galardón?
R. La verdad es que es un orgullo que tu ciudad te premie y reconozca el trabajo realizado. Siempre es un placer que te halaguen o valoren tu trabajo, pero cuando el premio te lo da tu tierra, donde tienes tus raíces, la satisfacción es aún mayor.
P. Centrándonos un poco más en el tema deportivo. ¿Cuál cree que es el principal problema del rugby en España? ¿Sería necesario un éxito internacional para enganchar a más gente?
R. Creo que no tiene mucha difusión y hay mucha gente que no lo conoce, por eso es difícil encontrar patrocinadores que permitan una estructura más profesional. Con el éxito internacional seguro que la gente se engancharía, pero España está aún en un segundo escalón en el rugby mundial. Se está trabajando muy duro para lograr ser una potencia, y el próximo objetivo es el Mundial de Japón 2019, donde esperemos que esté España.
P. Volviendo al tema de la selección española, usted debutó en 2012 en una gira contra Namibia y Zimbabue, y ya se ha convertido en un habitual en las convocatorias. ¿Qué significó aquel debut?
R. Supuso la mayor alegría de mi vida. Aquello por lo que has sacrificado tanto, las cosas que has dejado atrás para crecer como jugador al fin se ven recompensadas. Desde ese momento sigo trabajando. Lo difícil no es llegar a una selección, lo difícil es mantenerse en ella con el trabajo del día a día.
P. ¿Rugby XV o Seven?
R. Me divierten las dos, pero actualmente prefiero la variedad de Rugby XV. Es un juego que pega más con esta etapa de mi vida, y que practico todos los días en mi club.
P. El rugby a 7 será olímpico en Río de Janeiro y allí acudirá España. ¿Cómo ve el papel de la selección nacional tanto masculina como femenina?
R. Creo que si logran acceder a los Juegos Olímpicos podrían hacer un buen papel y dar la talla. Es complicado porque son partidos muy cortos donde el más mínimo error puede costar un ensayo. Tienes que estar al 100% de cabeza y cuerpo durante todo el partido.
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