Doncic y aquellos días en Vista Alegre
“Todos nos dimos cuenta de que aquel chico no era uno más”, recuerda Jesús Lázaro, actual miembro del staff de la FEB con las selecciones de base y en 2013 director deportivo del Bball Córdoba, un club emergente que organizó un torneo nacional para cadetes, el Trofeo Mezquita. Luka Doncic llegó con el Real Madrid. Aún era infantil y había deslumbrado en la Minicopa del Rey. Los más de mil espectadores que acudieron en las dos jornadas al Palacio de Deportes Vista Alegre comprobaron lo que era capaz de hacer un niño que jugaba como un hombre. Este domingo, Doncic hizo historia con la selección de Eslovenia, que con la conquista del Eurobasket firmó el mayor éxito del deporte en ese país. Con un papel fundamental en el grupo, este jugador que se desenvuelve con maestría en todas las posiciones exteriores está ya coronado como rey del continente y futuro número uno del draft de la NBA. No tiene límite. Y solo con 18 años. Un buen puñado de jugadores cordobeses que están ahora en edad júnior pueden contar que un día se enfrentaron con un jugador destinado a marcar una época.
El Trofeo Mezquita nació con la idea de promocionar el baloncesto a través de la participación de las mejores canteras del país. El Real Madrid y el Barcelona acudieron en las primeras ediciones de una competición que desapareció en 2016, cuando la crisis del Bball se tragó -entre otros- este proyecto. El Unicaja o el Betis formaron parte de un cartel en el que siempre estuvo una selección cordobesa. De aquellos chavales que pasaron por Vista Alegre en su etapa formativa hay ya varios que debutaron en la Liga ACB o se marcharon a la NCAA estadounidense. La mayoría se han colgado medallas con la selección española y algunos han tenido incluso minutos con sus clubes en competiciones europeas. Pero lo de Doncic es de otro mundo. Ese chico de 13 años que seducía con su talento entre jugadores de edad superior ya está en un rango sobrehumano: titular y campeón en el Real Madrid, ahora es también campeón de Europa con Eslovenia. Y ocupando un rol principal para sus entrenadores.
Con Doncic, el Real Madrid fue campeón en las ediciones de 2013 y 2014 del Trofeo Mezquita. El esloveno era infantil y cadete de primer año, respectivamente. Con 16 años ya pasó al filial de Liga EBA y a entrenar con el primer equipo. Laso le hizo debutar pronto. Y ya no se ha movido de la élite. En aquellas dos ocasiones en el Trofeo Mezquita, el polivalente jugador esloveno fue la gran estrella del conjunto blanco con un estilo brillante, imaginativo y extraordinariamente maduro para su edad. Ganó el MVP en 2013, anotando 16 puntos en la final ante el FC Barcelona (59-75). El 2014 la exhibición alcanzó cotas aún mayores. Doncic le hizo 25 al Barça (79-67) y se llevó los trofeos MVP, líder de anotación y en asistencias. Doncic era ya el “chico maravilla” de la cantera blanca. Ahora es uno de los nombres de referencia del baloncesto mundial.
El genio de Ljubljana, que sufrió una lesión -que le impedirá jugar con el Real Madrid la Supercopa de España- durante la final ante Serbia, fue uno de los estandartes de Eslovenia en este Eurobasket. Asumió responsabilidades junto a un consagrado como Goran Dragic, que terminó siendo MVP del torneo. A sus 18 años, rozó el triple-doble ante España en las semifinales. En su palmarés cuenta ya con 2 Ligas, 2 Copas del Rey y 1 Eurobasket. Firmó unos promedios de 14.3 puntos, 8.1 rebores, 3.6 asistencias y 18.7 de valoración con 29 minutos en pista. Toda una estrella que un día dejó su brillo en Córdoba, en un torneo que ya no existe y que fue organizado por un club que también se extinguió este verano.
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