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¿Y qué más se puede decir de esta familia?

Aficionados cordobesistas durante un partido en El Arcángel | ÁLEX GALLEGOS

Paco Merino

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Cada vez son más. Inexplicablemente -para quienes no entiendan qué mueve a esta gente-, el número de socios crece pese al panorama de inestabilidad que rodea al club este verano. Sólo el Real Zaragoza, el Málaga, la UD Las Palmas y el Cádiz sobrepasan, además del Córdoba, la franja de los diez mil abonados a estas alturas de la pretemporada. Los blanquiverdes con carné son 14.228, según los últimos datos oficiales de un club que se marcó como objetivo dentro de su campaña el alcanzar los 16.045. ¿Por qué? Se trata de hacer uno más de los que hubo en la temporada 14-15, la única en Primera División en un periodo de 45 años. Y la cuestión no es una utopía.

Ya tiene más socios que la temporada pasada, en la que hubo un tirón final debido a que Jesús León, tras adquirir el club, lanzó una oferta para nuevos abonados en la segunda vuelta. Aquellos cordobesistas, más los que acudieron al calor de las promociones de localidades a precios simbólicos, se subieron a la ola de positividad que generó la épica salvación de la categoría. El Córdoba hizo números de campeón para agarrarse a la Segunda División en la última jornada. Fue tan alto el poder magnético del episodio vivido que ha servido para neutralizar el sinsabor de lo que ocurrió desde justamente el día después. La salida de los referentes -desde el entrenador Sandoval al goleador Guardiola, pasando por el ídolo Reyes o el director deportivo Oliver- se está viviendo con perplejidad en el cordobesismo, que está ante una situación desconocida en los últimos tiempos. Su fidelidad está siendo conmovedora. Es el gran activo del club y su seña de identidad.

Después de unos últimos días frenéticos, con ruedas de prensa de hondo calado ofrecidas por Jesús León y Luis Oliver, la masa social empieza a asumir la dura situación. El presidente ya dejó claro que sigue manteniendo su objetivo ambicioso, porque así hay que considerar el “competir con un equipo decente y alcanzar cuanto antes los cincuenta puntos”. Nadie se ha echado a llorar por escuchar semejante plan; es lo acostumbrado. Los cordobesistas conocen los rigores de la Segunda División. “Quiero pedir disculpas a la afición, pero espero que entiendan que no siempre se pueden decir las cosas cuando yo mismo quisiera. Entiendo que la afición se inquiete, pero por otro lado quiero mandarles un mensaje de tranquilidad porque estoy dedicado de lleno a esto”, dijo el presidente el viernes pasado. Aunque las dudas han aparecido -como no podía ser de otro modo-, el sentir mayoritario es de apoyo a León. Su contribución a la salvación del Córdoba y la contraposición a Carlos González, con toda la carga de animadversión que el tinerfeño generó en su gestión, le hacen mantener un especial predicamento entre la afición. Los problemas que se le han venido encima le han arrancado el aura mesiánica y lo han humanizado. Los comentarios en las redes sociales tienden mayoritariamente a dar confianza -aunque no faltan detractores- al empresario de Montoro.

Desde la concentración de Los Ángeles de San Rafael, la plantilla -y sobre todo Francisco, inquieto a más no poder- vive los acontecimientos con incertidumbre. León fue a Segovia para hablar con los capitanes y explicarles la realidad de los acontecimientos y el plan para ir saliendo hacia una situación mejor. “El presidente nos ha dicho que todo se va a solucionar”, declaró uno de los capitanes, Alejandro Alfaro, en los medios oficiales del club. El onubense envió un mensaje al cordobesismo: “Que confíen en los de arriba y en nosotros”.

El que con mayor énfasis ha arengado al cordobesismo ha sido, precisamente, el que ya no está: Luis Oliver. El navarro, en la conferencia de prensa en la que se despidió tras su cese, sacó a relucir su capacidad oratoria y su habilidad para las metáforas cuando calificó a Javier Tebas -presidente de LaLiga- y a Carlos González -anterior propietario del club- como “las fuerzas del mal”. El exdirector deportivo instó al cordobesismo a “batir el récord histórico de socios” porque eso sería una forma de combatir y “dar una bofetada” a esas “fuerzas del mal” que “nunca descansan”.

En los próximos tiene previsto el Córdoba hacer oficial el número de abonados que lleve contabilizados a un mes del inicio del campeonato de Liga. Si no está en el récord, lo rozará. “El mejor fichaje es la afición”, dejó dicho Oliver sin que eso suponga haber inventado nada. Pero con toda la razón.

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