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Sin un once medianamente reconocible

Último once del Córdoba en la temporada 2020-21

Eduardo Santiago

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Con la temporada ya finalizada todo el mundo sabe que el Córdoba volverá a competir 36 años después en la cuarta categoría del fútbol español -Segunda RFEF-. Ahora queda un largo camino en lo que se refiere a los posibles cambios en la cúpula deportiva -ya renunció a su cargo- y la confección de la plantilla para la próxima temporada, en la que el objetivo no debe ser otro que volver cuanto antes al menos a la tercera categoría. Pero aún a la espera de esto, se siguen buscando razones al auténtico fracaso que ha supuesto esta temporada, que será difícil de olvidar tanto por el desarrollo como por lo atípico de la misma.

Y una de las razones es que el club blanquiverde nunca tuvo un once tipo en ninguna fase del campeonato. Ni Juan Sabas, ni Pablo Alfaro ni Germán Crespo -solo estuvo al frente tres jornadas- lograron mantener un grupo de jugadores que el aficionado recitara de memoria. Solo el técnico madrileño, que estuvo al frente en las seis primeras jornadas, repitió un once. Fue en las jornadas tres y cuatro, ante UCAM Murcia y Recreativo Granada, cuando confió en mantener los mismos jugadores. Nunca más sucedió.

El primer síntoma de este continuo cambio puede apreciarse en su máxima expresión en la portería. Y es que los dos cancerberos del primer equipo, Edu Frías e Isaac Becerra, se han repartido a partes iguales los 24 partidos de la temporada. Y el dato es más sorprendente aún cuando tanto en la liga regular -nueve cada uno- como en la segunda fase -tres cada uno- jugaron un idéntico número de minutos. Juan Sabas comenzó confiando en Edu Frías, que jugó cinco de los seis partidos en los que el preparador estuvo al frente de la nave cordobesista -todos salvo el último-.

Después, Pablo Alfaro dio continuidad al cambio que ya había efectuado Sabas en la portería en su último partido, ya que Isaac Becerra jugaría los siguientes ocho partidos de manera consecutiva. Sin embargo, tras la derrota en el Estadio Jesús Navas, Alfaro cambiaría otra vez el inquilino de la portería, siendo Edu Frías el que acabaría jugando las cuatro últimas jornadas de la fase regular. Tras esto, Becerra volvió a la titularidad en los tres primeros partidos de la segunda fase, para dar paso a Edu Frías en las últimas tres jornadas, en las que ya estaba Germán Crespo al frente.

Otro de los puestos en los que hubo variación fue el del nueve. Y es que el delantero de Sabas siempre fue Piovaccari. Sin embargo, Pablo Alfaro cambió de preferencia y comenzó a confiar en Willy, que en cierto modo respondió de manera satisfactoria. El delantero italiano, por su parte, pasó a un completo segundo plano, ya que solo disputó como titular cuatro de los quince partidos en los que el técnico maño estuvo al frente.

Además, otras de las piezas que nunca llegaron a cuajar fueron ambos laterales. Y es que tanto Farrando y Álex Robles en el carril diestro como Alberto Espeso y Jesús Álvaro en el zurdo, variaron continuamente -no con la misma frecuencia- con todos los entrenadores del curso. Sabas fue partidario de la pareja Farrando-Espeso, mientras que Pablo Alfaro confió más en Jesús Álvaro en el carril izquierdo, si bien mantuvo la confianza en Farrando cuando este estuvo disponible.

No obstante, hubo varios jugadores que gozaron siempre de la confianza sin importar el técnico que estuviera al frente. Estos fueron Bernardo, Djetei, Mario Ortiz, Javi Flores y Alberto Del Moral. Por tanto, solo cinco jugadores lograron en mayor medida mantenerse en el once siempre que estuvieron disponibles.

A todo esto hay que sumarle los numerosos jugadores del filial que disputaron algún minuto durante la temporada. Y es que hasta siete jugadores del B -a los que hay que sumar los 25 del primer equipo que contaron con minutos- tuvieron protagonismo en las convocatorias y en el terreno de juego -ocho si sumamos a Del Moral, que acabó la temporada con ficha del primer equipo-.

Hay dos lecturas para el hecho de que un nutrido grupo de jugadores del segundo equipo tenga presencia en el primero: una, la mala temporada en general de los jugadores del primer equipo; otra, la gran campaña que han realizado los jugadores del Córdoba B, que se han quedado sin poder luchar por un ascenso -algo que ganaron en el campo- por la cuestionable temporada del primer equipo, que bajó a la división donde ellos aspiraban a subir.

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