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'El Calorro' sigue siendo el rey

Nacho Ramos y su entrenador, Gregorio Pérez, con el cinturón de campeón.

Paco Merino

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No hubo ninguno mejor. Nacho Ramos, El Calorro, se ha reafirmado como el gran referente nacional en boxeo para personas discapacitadas al lograr el título de campeón en el Challenge Handiboxe David Doisy, un torneo internacional que se celebra cada año en Francia y al que el púgil afincado en Córdoba viene acudiendo desde 2013. Es el tercer cinturón que logra. “El campeonato ha ido muy bien, se ha notado el trabajo”, explica desde París el púgil después del último combate, que le supuso la reconquista del título.

En el Challenge Handiboxe David Doisy es una presencia fija desde hace más de un lustro. Allí encontró el escenario más cercano para desarrollar su actividad, ya que en España no se contempla esta modalidad deportiva para personas con discapacidad. La primera vez fue cuarto. Al año siguiente, subcampeón. Y en 2015 levantó el título, en lo que fue uno de los momentos más intensos de su carrera. Ese oro le acreditó como el primer boxeador español con discapacidad que conseguía un título oficial. Después de un año de paréntesis por una lesión, regresó para pelear por lo máximo en 2017. Lo hizo y se quedó a un paso. Volvió con una medalla de plata y un deseo: volver a ser campeón. Lo consiguió en 2018 y en 2019.

El púgil, nacido en Barcelona y residente en la localidad cordobesa de Valenzuela, acudió a su examen anual en Francia en la mejor disposición. “Me siento mejor que nunca y voy con todo”, declaró Ramos, de 33 años, a través de sus redes sociales antes de afrontar el viaje al país galo. En el pabellón La Salamandra, en la localidad de Pont Saint Maxence, volvió a dejar su sello ganador. “Mi rival quería pelear en distancia larga pero he sido inteligente y le he cerrado en la salida para meter mis manos”, indica Ramos, que añade que “en la prueba de coordinacion he sacado un 100, que es la máxima puntuacion, y en la prueba de manoplas también ha ido de lujo, metiendo buenas manos y pasando golpes”.

La fase de preparación ha sido dura. Su entrenador, el exprofesional Gregorio Pérez Aspirina, ha tutelado su programa al lado del equipo de profesionales de Fepamic (Federación Provincial de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de Córdoba). Nacho Ramos padece artogriposis, una enfermedad de las denominadas raras, y tiene una discapacidad del 88 por ciento. “Quiero dar las gracias a los que han trabajado a la sombra conmigo en Fepamic”, dice El Calorro, que recuerda en estos momentos a “mi fisio y otros que han trabajado conmigo para darlo todo en cada entreno; a mi terapeuta Nuria Santos por movilizarme y estirarme antes de cada entreno; a mi entrenador de Fepamic, Ramón Bustos; a los cuidadores de Fepamic por curarme y proteger mis heridas para que no vayan a más y poder seguir trabajando; al director de Fepamic por estar pendiente de mis necesidades; y a mi podóloga por dejarme los pies a punto”.

Nacho Ramos se acuerda también de los más cercanos, quienes viven a su lado el día a día de una asombrosa carrera de superación. “Quiero dar las gracias a mi madre por hacerme las comidas que le digo y también curarme y tapar mis heridas”, además de a su entrenador, Gregorio Pérez Aspirina, por “hacer de mí lo que soy: un boxeador”.

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