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Los vecinos de Cañito Bazán denunciaron 14 veces un Wok

Una vecina pasea junto al edificio siniestrado en Cañito Bazán | MADERO CUBERO

Alfonso Alba

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Las quejas ante la Gerencia de Urbanismo han acabado archivadas después de que el negocio cerrase acosado por las deudas

La comunidad de propietarios de la promoción Los Jardines de la Sierra, afectada por el incendio de un bazar chino que mantiene siete bloques de viviendas totalmente desalojadas, denunciaron hasta 14 veces ante la Gerencia Municipal de Urbanismo la actividad del restaurante Wok Golden Jaguar, entre los años 2011 y 2012. Finalmente, no fue necesario que Urbanismo clausura la actividad, ya que cesó por si sola. La empresa presentó suspensión de pagos e incluso los propietarios instaron a los acreedores a entrar en las instalaciones y llevarse lo que pudieran, en una especie de saqueo consentido, como informó este periódico en enero de 2013.

Los propietarios de este negocio no tienen nada que ver con el dueño del Bazar Andalucía Zhan Jianmin que se incendió en la madrugada del 21 de enero y que obligó a desalojar un centenar de viviendas. No obstante, acumulan un historial de denuncias similar. El bazar chino también fue denunciado en dos ocasiones por la Policía Local por carecer de licencia de actividad.

Antes, entre 2011 y 2012, apenas meses después de que comenzasen a llegar los primeros vecinos a esta gran promoción de viviendas, arreciaron las denuncias contra el Golden Jaguar, que finalmente cerró acosado por las deudas. Según la documentación a la que ha tenido acceso este periódico, la primera denuncia se produjo el 19 de septiembre de 2011. Los vecinos denunciaban el ruido y las condiciones del local. La siguiente denuncia se produjo el 13 de octubre por la comunidad de propietarios, que reiteró que no cesaban los ruidos, que llegaban a sus viviendas. Una patrulla de la línea Verde de la Policía Local puso otra denuncia el 31 de octubre de ese año.

El 11 de noviembre de 2011 se presentó un escrito firmado por 15 vecinos en el que denunciaban ante la Gerencia de Urbanismo que no se estaba respetando el derecho de los vecinos al descanso. El 13 de diciembre la comunidad de propietarios volvió a presentar un escrito. Al día siguiente lo hizo una vecina a título particular.

El 21 de diciembre una vecina denuncia los olores, además de los ruidos. El 25 de enero, ya en 2012, otra vecina denuncia los malos olores y reclama a la Gerencia que ordene la clausura cautelar del recinto. El 31 de enero, otra vecina pone una nueva denuncia. La misma vecina, el 27 de febrero, vuelve a denunciar ante la Gerencia que los ruidos en su vivienda son “insoportables” y la reitera en abril de ese año. El 26 de octubre, la comunidad de propietarios contrata un servicio privado para medir acústicamente el ruido y demuestra que el límite legal es superado ampliamente. El 2 de noviembre, otra vecina también mide la acústica de su casa y reitera la denuncia.

Finalmente, cuando acaba el año, el restaurante cierra acosado por las deudas y todos los expedientes abiertos son clausurados.

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