Muere Ángel Estévez Molinero, catedrático de la Universidad de Córdoba

Ángel Estévez Molinero, profeso de Literatura Española de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba, ha fallecido este viernes a los 73 años, según informan fuentes de su entorno.

El catedrático, que llevaba un año jubilado, cursó los estudios de Filología Románica en la Universidad de Salamanca, donde también realizó su tesina de Licenciatura y estuvo como Ayudante de clases prácticas en el Departamento de Literatura Española de los Siglos de Oro. En 1978 obtuvo en concurso oposición libre la condición de Catedrático Numerario de Bachillerato en la asignatura de Lengua y Literatura. A comienzos de 1990 ingresó como Profesor Asociado en la Universidad de Córdoba y, tras un periodo en Comisión de Servicios, defiende su tesis doctoral en 1994. Dos años después, consigue la plaza de Profesor Titular.

Desde el año 1994 pertenece al Grupo PASO (Poesía Andaluza del Siglo de Oro), en cuyo ámbito ha realizado aportaciones al estudio de los géneros poéticos y del canon en la literatura áurea, y otras vinculadas a diferentes proyectos I+D. Junto a ello, se ha interesado por la narrativa picaresca y cervantina, así como por otros autores y géneros de la literatura contemporánea.

Destacan en su producción el monográfico El (libro de) buen humor de Estebanillo González. Compostura de pícaro y chanza de bufón (Córdoba: Servicio de Publicaciones de la Universidad, 1995), así como numerosos artículos de gran relevancia, como La poética picaresca, Cervantes y «un postre agridulce como granada y, entre los más recientes, directamente vinculados al proyecto PHEBO, Licencia de imprimir damos: libros y avatares en la difusión de la poesía novohispana (1675-1710) o La conformación del canon en la poesía hispanoamericana del siglo XVII.

Además de las mencionadas líneas sobre la literatura áurea hispánica, Ángel Estévez ha desarrollado asimismo una importante labor investigadora en el ámbito de la narrativa del siglo XX, en particular en torno a la nivola de Miguel de Unamuno, así como al universo lírico y dramático de Federico García Lorca.