Siete días para que una madre y sus dos hijas se queden sin casa
María Ángeles Sánchez reclama soluciones para un desahucio por impago de alquiler que la dejaría a ella y a sus niñas de seis y dos años en la calle
Si nada o nadie lo impide, dentro de justo una semana, María Ángeles Sánchez de 26 años, junto a una hija de seis y otra de dos, serán desahuciadas de su casa de la avenida Virgen de los Dolores, en el Parque Cruz Conde. La imposibilidad de ponerse al día con los pagos del alquiler y las denuncia de los dueños de la vivienda desembocaron en la orden de lanzamiento dictada por un juzgado de Córdoba para el jueves 16 de julio. La cuenta atrás corre ya sus últimas horas al mismo tiempo que crece la desesperación de María Ángeles.
“He pedido a través de Asuntos Sociales y de mi abogado que se paralice el desahucio, pero no tenemos respuesta clara”, dice angustiada la mujer. “me han dicho que nos esperemos al lunes para ver si se pueden poner en contacto con los dueños del piso, pero ya estaríamos hablando del día 13. El tiempo pasa y nada cambia”, reconoce desesperada María Ángeles. “Si los dueños no aceptan que me quede tendía 48 horas para hacer la mudanza y llevarme los pocos muebles que tengo. ¿Pero a dónde voy?”, se pregunta.
El concejal Rafael del Castillo (IU), responsable del área Social del Ayuntamiento de Córdoba, señala que, llegado el caso, el Consistorio activaría el protocolo de emergencia. “María Ángeles no va a quedarse en la calle”, zanja, “haremos todo lo posible para ubicarla con sus hijas en un lugar adecuado”.
Del Castillo es un veterano en estas lides. Durante años ha formado parte de la plataforma Stop Desahucios y su activismo ha entrado ahora en las instituciones. “Estamos haciendo todo lo que podemos para tratar de dar respuesta al caso de María Ángeles y al de otras muchas personas que están en su situación. Pero no es fácil, no es nada fácil”, reconoce el concejal.
La propia María Ángeles no deja de moverse y aprovecha las últimas horas antes del lanzamiento para tratar de movilizar los pocos recursos que le restan. “He ido a la Junta, he hablado con la secretaria de la delegada de Vivienda, hablo con técnicos, con concejales, he pedido instancias con la alcaldesa, me he reunido con gente de Stop Desahucios...”. Pero nada. No encuentra una salida.
En paro desde hacía ocho meses, María Ángeles estaba a punto de pedir la ayuda de los 426 euros cuando en mayo consiguió un contrato para cubrir una baja en una empresa de limpieza y asistencia, gracias entre otras cosas a que la mujer tiene el título de Auxiliar en Enfermería. Pero se vio en las mismas. No podía hacer frente al alquiler. Ganó 330 euros en 20 días de trabajo por horas. Ahora ha vuelto a ser contratada para otra sustitución similar. “No espero ganar más”, augura mirando a su hermana, que la escucha en silencio, sentada y con los brazos cruzados.
María Ángeles se ha visto atrapada en el clásico laberinto administrativo en el que caen muchas familias que buscan una vivienda social. Su situación se traduce en una montaña de instancias, peticiones, alegaciones y demandas que ha ido presentando una y otra vez desde 2012 para conseguir un piso de protección oficial, un alquiler social, una ayuda de cualquier tipo. Pero la mujer se encuentra en tierra de nadie. No es lo suficientemente pobre y ni tiene los suficientes recursos para que la atiendan. Y ni Vimcorsa ni la Junta ni Urbanismo ni Asuntos Sociales ni nadie le ha dado una solución. Y el tiempo corre. Y en una semana será desahuciada.
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