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“Sólo quiero un trabajo para compaginarlo con mi vida familiar”

Mariceli Ruiz, en casa de su tía en la barriada del Ángel | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Mariceli Ruiz llega a la cita con CORDÓPOLIS en un coche monovolumen. “¿Veis el coche? Lo compré con mi pareja cuando las cosas iban bien. Ahora es mi padre quien lo está pagando”, apunta. Aparece cargada de regalos que una voluntaria de la organización Córdoba Actúa le ha comprado a sus hijos. Esta asociación, en compañía del activista Lagarder Danciu, dio voz a Ruiz para que explicara cuál es la situación.

Con 33 años y tres hijos, Ruiz lleva varias mudanzas a sus espaldas. El pasado 31 de diciembre dejó de pagar el alquiler -375 euros- y tuvo que abandonar la casa en la que vivía con sus hijos. Durante las próximas semanas, los cuatro vivirán con la tía de Mariceli, en la barriada del Ángel, hasta la próxima mudanza. Una amiga le ha ofrecido una casa por 200 euros de alquiler en la misma zona. Ésa será su siguiente esperanza.

Ruiz explica cada detalle de su situación sin rubor ninguno. No se avergüenza de lo que está viviendo porque, tal y como ella apunta, “esto es transitorio”. No quiere ayuda social, sólo salir del “bache” por sus propios medios. “Cuento todo esto para que sirva como denuncia social. Solamente quiero un trabajo que me permita compaginarlo con mi vida familiar”, señala Ruiz.

Después de dos años trabajando en una cafetería, Ruiz sufrió una lumbalgia con ciática que le obligó a estar de baja durante un mes en diciembre de 2014. Cuando regresó a su puesto de trabajo, ya no podía incorporarse. Ruiz cuenta que “echaba 12 y 13 horas trabajando y, en varias ocasiones, le comenté a mi jefe que debía contratar a alguien. Cuando llegué, me dijo que en mi puesto ya había dos personas. Esas navidades las pasé con 600 euros, después de estar cobrando 1.200”. En aquel momento, su expareja tampoco tenía trabajo.

A partir de 2015, Ruiz fue enlazando trabajos en los que “echaba más de 12 o 14 horas trabajando y, a final de mes, no compensaba porque apenas llegaba a los 600 euros”. Esta situación, unida a los problemas en la relación provocados por la ausencia de ingresos, provocó que Ruiz y su pareja dejaran de serlo a partir de octubre de 2016. Hoy, sólo les unen los tres hijos que tienen en común, de cinco, tres años y siete meses.

“Hay quien me ha tachado de madre irresponsable por tener tres niños con la situación que tengo”, apunta Ruiz, “pero no es así”. La madre no duda en explicar, a continuación, cómo pasaron a ser una familia numerosa. “Cuando mi hija mayor tenía nueve meses, quise tomarme las pastillas anticonceptivas pero, al darle el pecho todavía, la médica me recomendó que no lo hiciera. Fue ahí cuando nació mi hijo mediano. No nos preocupamos mucho porque en ese momento la situación iba bien, teníamos ingresos y hacíamos una vida normal”.

Sin embargo, el embarazo del tercero vino sin que Ruiz y su expareja lo esperaran. “Me quedé embarazada porque en aquella ocasión sufrí una gastroentiris y la pastilla no se reabsorbió”, cuenta Ruiz. “¿Qué hago entonces? Ése hijo era mío y, pensándolo bien, a los anteriores los había mantenido yo siempre. Desde los 21 años estoy trabajando y estudiando a la vez, por lo que decidí tenerlo”. Así nacieron los tres hijos de Ruiz y su expareja, quien ya tenía otros dos niños de una anterior relación.

Ruiz se encarga de que los pequeños no se den cuenta de la situación. Los dos mayores van al colegio y el pequeño acude a una guardería. “A él sí le dan de comer porque me lo han subvencionado, pero los dos mayores no entraron en las listas para el bono comedor”, explica Ruiz, aunque asegura que no está todo perdido. “Tras dar a conocer mi situación, el director del colegio contactó conmigo para ver qué soluciones pueden dar a mi casa. Así que ahora tengo que enviar unos documentos al centro cívico de aquí y veremos a ver qué pasa”.

Actualmente, Ruiz trabaja en una empresa de seguros donde los ingresos varían según los meses, con un contrato mercantil y con el objetivo ser autónoma. “Si no llegas al mínimo, sólo cobras una pequeña comisión. Por eso, tuve que recurrir por primera vez a la ayuda que ofrecen a la madre trabajadora por cada hijo”. No obstante, y debido a la ausencia de manutención para sus hijos por parte de su expareja, Ruiz ha acudido a los tribunales para regularizar la situación.

Ya han pasado las navidades, “una fecha que a mí no me gusta para nada, pero todo lo haces por los niños”. Aunque dentro de unas semanas realizará otra mudanza, espera que “algún día” pueda comprar “una casita o algo pequeño para estar con mis tres hijos”. “Sé que esto es pasajero, quiero pensarlo así, pero para muchas personas no lo es. Y ahí siguen calladas. Tiene que hablar para que la gente sepa qué es lo que está pasando”, concluye Ruiz.

Por su parte, el padre de los pequeños ha asegurado a este

medio que “a los niños no les falta nada para comer” y que “es cierto que no le paso manutención porque la situación aún no está regularizada por un juez. Antes de que llegue ese momento, los padres sufrimos mucho. Cuando la situación está judicializada, se tendrán que respetar los días de visita”. Así, ha apuntado que “puedo enseñar los tickets de las compras que he hecho para los niños”. El padre ha explicado que “la situación por la que estoy pasando no es fácil, vivo con mis padres y tengo una ayuda de poco más de 200 euros”.

A su juicio, ha señalado que en estas situaciones “no se puede jugar con los niños ni utilizarlos como arma arrojadiza”. En referencia al monovolumen -vehículo que, según Ruiz, está pagando su padre- el progenitor ha querido explicar que “mi nombre no consta en ninguno de los papeles. Es más, en su momento dije que no nos veíamos capacitados para mantenerlo por lo que lo compraron ella y su padre”.

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