La falta de reservas y la sequía elevan el precio del aceite de oliva a valores nunca vistos
Hace solo tres años, los olivareros españoles recibían 1,8 euros, de media, por cada kilo de aceite de oliva producido. Este fin de semana, la cotización media en España ha llegado a los seis euros justos, según los datos del sistema PoolRed a los que ha tenido acceso este periódico. Es un valor absolutamente desconocido que está convirtiendo al aceite de oliva en el auténtico petróleo del mercado alimentario español. La tendencia del sector sigue yendo a la pulverización de todos los registros. Hace un mes, el precio medio del aceite de oliva en España (se incluye a todos sus derivados menos el orujo) rondaba los 5,20 euros, una cifra que todo el sector consideraba muy alta y que podría perjudicar al mercado a corto y medio plazo.
Ahora mismo, en el mercado europeo del aceite de oliva no hay ninguno más caro que el español. La Península, y especialmente el sur (Jaén y Córdoba), es la gran productora de aceite de oliva del mundo. El 70% del aceite que se produce en Europa es español. A nivel mundial, la cifra es del 45%. Estas enormes cantidades provocaban además una anomalía: el español era el aceite más barato del mundo. Pero ya no. Solo el aceite virgen extra (AOVE) de Italia es más caro que el español. Pero es el único derivado. En Italia, un litro de AOVE cuesta en origen 6,27 euros, una cifra muy similar a la que ya se paga en España. En el resto de derivados, el aceite español es más caro que el italiano, el griego, el francés o el tunecino.
Estos precios disparatados tienen una razón: la sequía. La falta de lluvia provocó que la campaña de producción de aceite de oliva de 2022-2023 se quedase corta para la demanda que actualmente existe. La continuación de la ausencia de precipitaciones hace que las previsiones para la próxima campaña no sean muy halagüeñas. A menor producción y encima mayores costes el precio es más alto. Ahora se le ha añadido un factor asociado a la sequía: las almazaras y las envasadoras se están quedando sin aceite suficiente como para llegar con garantías al inicio de la próxima campaña.
Ni las aceitunas ni el propio aceite aguantan más de una campaña
El aceite de oliva es un producto perecedero. Ni las aceitunas ni el propio aceite aguantan más de una campaña. Las almazaras y envasadoras suelen iniciar la campaña de recolección con producto del año anterior, al que se prioriza para dar salida y hacer sitio para lo que venga. Este año muchos productores temen que la próxima campaña arranque con los almacenes vacíos por primera vez en la historia. La patronal agraria Asaja calcula que es algo que puede pasar antes de final de año, cuando la campaña no se haya generalizado aún.
A 30 de abril de 2023, en España quedan 610.288 toneladas de aceite de oliva. 341.865 toneladas están en las almazaras y el resto lo tienen las envasadoras (222.061 guardado a granel y 37.794 toneladas ya embotelladas). Aparte, queda una cantidad testimonial, 8.568 toneladas, en los almacenes públicos del Patrimonio Comunal Olivarero. Cada mes, se suelen vender entre 60.000 y 70.000 toneladas de aceite de oliva en España, la mayor parte para exportación. Eso deja un margen de entre ocho y diez meses para que los almacenes se vacíen. Asaja calcula que en el momento en el que haya menos de 100.000 toneladas habrá problemas de “desabastecimiento” en determinados puntos.
Ahora mismo, a nivel mundial el precio del aceite de oliva ya es el más alto que se ha registrado nunca. Así, se ha superado el valor de mediados de los años noventa. Entonces, como ahora, una excepcional sequía en la Península se unió a otra en Italia, Francia y el norte de África que dejó casi sin producto al mercado y que disparó los precios.
En España, los productores siempre han temido que los precios llegasen a un nivel tan alto como en los noventa. Eso provocó que los consumidores dejaran de comprar aceite de oliva y optaran por otras grasas vegetales, especialmente el girasol. En aquellos años se calcula que se llegó a perder una cuota de mercado superior al 40%. Y se asume que costará mucho tiempo para recuperar la confianza del consumidor, que es lo que más temen los productores.
Por variedades, en España es imposible comprar en origen un kilo de aceite de oliva virgen extra a menos de 6,20 euros. El lampante, que es aceite de oliva pero de la peor calidad, no se vende por menos de 5,60 euros el kilo en ninguna cooperativa, lo que indica el enorme alza de los precios que está experimentando este importante sector agrícola español y que en algunas provincias como Jaén llega a suponer prácticamente la mitad de su PIB.
Aceite mezclado
Uno de los grandes riesgos de la situación actual del mercado es la del aceite que se vende como oliva pero en verdad es una marca con girasol u otras grasas. Esta semana, la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha mostrado su satisfacción al conocer la retirada del aceite La Andaluza que mezclaba diferentes aceites de oliva y girasol y que ha estado a la venta varias semanas en grupos de la distribución como Alcampo, Eroski o Supermercados Más, según ha informado.
La organización agraria denunció públicamente, el pasado 24 de abril, la introducción en el mercado de este “producto novedoso y con importantes tintes fraudulentos”. El objetivo del producto era, según los agricultores, abaratar el PVP y atraer a los consumidores a costa de poner en jaque el buen nombre y prestigio de nuestros aceites de oliva. “Unas intenciones en las que se han podido producir presiones por parte de la distribución, ante el precio en origen que está teniendo el aceite de oliva en estos momentos”, según explican desde la organización agraria.
Una práctica polémica que “debe ser prohibida por la UE”
UPA ha reiterado que la Unión Europea debe prohibir este tipo de aceites de mezcla, “pues no buscan ofrecer un nuevo producto a los consumidores, sino que sólo persiguen abaratar la categoría del aceite, a costa de la calidad del producto”. El envasado de aceites blend está prohibido en España por la norma de calidad del aceite, pero no a nivel europeo, lo que ha llevado a la envasadora Acesur a embotellar este aceite en Portugal e importarlo posteriormente a nuestro país. “Una irregularidad normativa que ha dado pie a esta situación”, aseguran los agricultores.
UPA ha mostrado su satisfacción por la retirada de este aceite, y ha advertido de que seguirán “muy vigilantes” para que efectivamente se retire este producto de los lineales. “Lo ocurrido con este caso debe ser un aviso a navegantes para evitar prácticas que puedan inducir al fraude y al engaño. El aceite de oliva debe ser un producto que se proteja y se mime por parte de todos”, sentencian. “Nuestra cadena alimentaria debe basarse en la justicia y en la transparencia, desde el origen al destino”, han concluido.
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