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Denuncian el deplorable estado de la calleja de El Toril, junto a La Corredera

Estado de la calleja El Toril

Juan Velasco

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Los vecinos del entorno de la Plaza de La Corredera de Córdoba han denunciado el “deplorable” estado que presenta la calle del Toril, una estrecha vía a la que se accede por el arco este de la plaza, y que conduce a la calle Juramento.

Se trata de una vía que, hace sólo unas semanas, tuvo que ser cortada después de que las lluvias provocaran el desprendimiento de la parte baja del camarín de la virgen del Socorro, que se levanta sobre uno de los arcos de esta vía, que toma su nombre (Toril), de cuando en la plaza de La Corredera había funciones de toros.

Las vallas que colocaron a principios de abril los bomberos siguen todavía en la calleja, que presenta un aspecto muy precario en lo que respecta al estado de conservación de los inmuebles, y en la que proliferan las pintadas y la suciedad.

Aunque lo que más preocupa a los vecinos es el estado de dos inmuebles en ruinas que han ido acumulando suciedad y que presentan un aspecto muy preocupante. Uno de ellos, de hecho, ha acabado convertido en un improvisado vertedero lleno de electrodomésticos abandonados y basura, que es perfectamente visible desde la ventana.

El otro, situado en frente el arco de acceso de La Corredera, también está abandonado y tomado por la suciedad y los árboles. Concretamente, una higuera de gran tamaño que ha crecido hasta invadir la calle del Toril.

Todo esto ocurre en una zona que está declarada Bien de Interés Cultural (BIC) y que sigue esperando la tan anunciada reforma de la plaza de La Corredera, 20 años después de la que ya acometió el arquitecto Juan Cuenca en 2004, y cuyo inicio de obras aún no se ha iniciado.

También, a pesar de que el Ayuntamiento cuenta desde 2018 con una ordenanza que le permite actuar en los solares y edificios ruinosos a partir de lo que se conoce como ejecución subsidiaria (o lo que es lo mismo: el Ayuntamiento actúa, el propietario paga).

Concretamente, la normativa señala que, “cuando los propietarios del inmueble desatiendan sus deberes de conservación o rehabilitación, el Ayuntamiento, de oficio o a instancia de cualquier ciudadano, ordenará la ejecución de las obras necesarias al objeto de promover el estado exigido en estas normas”.

De hecho, la citada norma incluso contempla “la expropiación previa declaración del incumplimiento del deber de conservación” para determinados inmuebles en estado de abandono o ruina.

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