Hoy a las dos son las tres, pero ¿sabías que Córdoba tuvo su propia hora?
Seguro que ya has cambiado la hora. Si eres de los despistados, la tecnología te habrá ayudado. La del teléfono móvil se te habrá cambiado automáticamente. También la de la tele. Es fácil adaptarse hoy al cambio horario. A las dos son las tres, salvo en Córdoba, que serían “la trá”, según el chiste que circula por whatsapp desde hace días. Pero seguro que no sabías que Córdoba tuvo su propio horario y que este no coincidía, por ejemplo, con el de Barcelona o Cádiz. Fue hasta 1901, cuando el Gobierno decidió unificar todo el horario en la Península Ibérica. Pero la culpa la tuvo el tren.
Hasta la llegada del siglo XX, los relojes de Córdoba se solían poner en hora a la vieja usanza: mirando al sol. En la Edad Moderna, los cordobeses se orientaban con el sol. Que amanecía, se iban a trabajar, que anochecía, dejaban de trabajar. Más o menos. Dependiendo de las sombras que se proyectaban así es como calculaban el paso del tiempo, y la hora que debía ser.
Antes del siglo XVI Córdoba ya tenía un reloj público. Se localizaba en la calle del Morillo, actual calle del Reloj. Éste seguía la hora solar. No al segundo, pero sí cada hora que iba pasando. Después, incluso, se perfeccionó su funcionamiento cuando el reloj fue trasladado a la torre de la Plaza de la Compañía. Allí ya había minuteros. Aunque en Córdoba siempre hubo muchas quejas de lo mal que funcionaba este reloj y de lo mucho que se retrasaba (fue un verdadero quebradero de cabeza para el Cabildo Municipal de la época), este reloj estuvo en funcionamiento al menos hasta 1936.
Ya en el siglo XIX muchos cordobeses tenían su propio reloj (casi siempre de bolsillo) que ponían en hora intentando hacerlo coincidir precisamente con el municipal. ¿Y qué hora marcaba el municipal? Pues la hora solar, que depende de las coordenadas de cada lugar concreto.
En el siglo XIX, cada ciudad española tenía su propia hora. De hecho, fue la llegada del ferrocarril lo que obligó a cambiar este sistema de medición del tiempo, que era caótico. Un tren, por ejemplo, salía a una hora de Barcelona para llegar a Madrid, y era muy difícil calcular el tiempo del viaje si cuando llegaba el reloj no marcaba en tiempo real la misma hora que en el origen. Un caos.
En Córdoba, la hora solar, por ejemplo, es este domingo dos horas, 23 minutos y 19 segundos antes que la hora real. A las 15:00, la hora solar real será las 13:37. El sábado, la diferencia era de solo una hora y 23 minutos. En el siglo XVI era imposible medir con tanta precisión la hora solar.
¿DESDE CUÁNDO SE CAMBIA LA HORA?
El 15 de abril de 1918, ya con la hora homogeneizada en toda la Península, se introduce por primera vez el horario de verano (adelanto de una hora), “como medio de conseguir el ahorro de carbón” en España. Entre 1950 y 1973 esa práctica se abandonó por completo, retomándose en 1974 debido a la crisis del petroleo de ese año.
¿Y ESTÁ BIEN LA HORA COMO ESTÁ?
Ese es el gran debate. La hora no ha cambiado, lo ha hecho tu reloj. Es decir, para nosotros el tiempo sigue siendo el mismo aunque el reloj marque una hora distinta. En este estudio, se opta por no tocar el huso horario peninsular, adaptado al de Centroeuropaa. Desde 1901 y hasta 1940 España tuvo el mismo huso horario que Inglaterra y Portugal (que quisieron adaptarlo al europeo en los años cincuenta). Desde 1940 compartimos huso horario con Francia o Alemania.
Sin embargo, las horas de sol al día, tanto en invierno como en verano, son muy diferentes por la misma razón que la hora real no coincide con la hora solar: la geografía. No estamos a la misma latitud que Berlín, París o Londres. Por mucho que adelantemos o atrasemos el huso horario no vamos a tener más o menos horas de sol.
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