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¡Sayonara, Mami¡

Juana Guerrero

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No sé si habrán tenido la ocasión de vivir ese momento en el que te decides a dejar a tu pareja y justo por milésimas de segundo, es ella quien te deja a ti primero. Ante semejante situación, se te queda una cara de desconcierto brutal. “¿Cómo, que me dejas?, ¡era yo quien iba a dejarte¡”. Por una parte hay alivio porque sea como sea el desenlace te libras del paquete, pero por otra tu orgullo se resiente, tanto como para intentar convencer a tu pareja de seguir sólo para poder ser tú quien la deje unos días después.

Pues esa misma sensación bipolar, de alegría y de orgullo herido vivió esta mu´ mala madre este fin de semana en el que el padre corresponsable me ha facilitado un cese temporal de la convivencia maternal, de ¡DOS DÍAS¡, cuando pensé que mi criatura no podría soportar nuestra separación y luego resultó que casi ha echado más de menos al pez que a mí. Ni una pizquita de pena le dio verme marchar, vamos ... que ni me miró marchar. Y miren que, cuando lo llevé a la estación, le puse dramatismo a la escena del andén, porque yo, temiendo la rabieta, ya iba compungida y con las gafas oscuras de los entierros para que pareciera que me quedaba porque no había más remedio a ojos del resto del pasaje, que se está cogiendo una una fama…Pues nada, cuando se avisa por megafonía que el tren de mi libertad en breve efectuaría su salida, yo por un lado supercontenta (pero por dentro, por fuera mucho drama) porque empezaba la fiesta, a la vez que triste por si la criaturita montaba un numerito de los de agarrarse a la pierna llorando a moco tendido. Y una que de pequeña vio demasiado “Marco” esperaba un : “No te vayas mamá, no te alejes de mi, adiós mamá, pensaré mucho en ti”. Y lo que recibí en cambio tras soltar mi “Adiós cariño, mami te quiere mucho y pronto iré por ti”, fue un “¡mira, mami¡, un tren grande grande. Quiero subir”. Y subió, sin más. Ni un puchero, ni una lágrima, nada. Vamos, que al niño le faltó decirme ¡Sayonara mami¡,Sayonara mami¡ ahí te quedas que el respirito de fin de semana es para mí, no para ti. ¡Que tenía el más ganas de que lo dejara yo tranquilo que al contrario¡. ¿Quién puede competir con un tren?, ¿y con un par de días llenos de novedades y diversión infinita lejos de las normas de mami?. Bueno las normas de mami iban acompañándolo, concretamente en una lista escrita a mano en su bolsa de viaje, pero se ve que el padre corresponsable se unió al festín (o amotinamiento según se mire). Ni una llamada, ni un whatsapp de esos llenos de emoticonos, una que estaba preparada para la videoconferencia por si ansiaba ver mi rostro y ... ¡nada¡. No preguntó por mí ni durante la noche para pedir agua. Nada de nada. Y una mientras aquí, durmiendo abrazada a su pijama, que no lo rellené con cojines porque eso ya es un poquillo tétrico.

Y esto, además de mosquearme, me ha hecho reflexionar respecto a si las madres estamos demasiado subidillas con eso de que los niños son de las madres, y como se quiere a una madre..., bla, bla, bla…Nos quieren: cierto, pero los tenemos asfixiados con tanto beso, y arrumacos y preguntitas del tipo “¿Cuánto quieres a mamá?” a lo que contestan, después de preguntárselo 500 veces, mirándote fijamente y con lágrimas en los ojos de irritación, una vez más “MU CHO...”, pesada, que eres una pesada...Normal que quieran poner tierra de por medio de vez en cuando. ¡Si es que somos muy cansinas¡. Y por eso nos sacan de quicio, lo hacen adrede para que tomemos nosotras la decisión de alejarnos porque ellos no pueden por sus propios medios, que si pudieran...

Y yo creo que parte de este comportamiento asfixiante lo tenemos por culpa del pequeño MARCO, que nos vendió la separación materno filial como un trauma infantil. Así que Señoras traumatizadas con la historia del italiano, que no me creo que lo pasara tan mal con la ausencia de su madre, que es que ese niño era muy obsesivo; si se le hubiera ido el mono igualmente hubiera ido en su búsqueda. Que todo esto fue una excusa para recorrer mundo. Ya podría haber cuidado un poquito de su padre...tanto viajecito, ni tanto viajecito...Miren como a Dora la Exploradora, que es la versión actual de aquella serie como le han quitado ese componente dramático, porque ya no cuela...le han dejado el mono que tiene más tirón.

Por mi genial, si mi criatura lleva tan bien la distancia que repita más a menudo. Lo digo por él, no por mí, ¡eh¡. Pero no iba a ser todo tan fácil. De hecho, creo que ese “sayonara, mami” que leí entre líneas iba acompañado de un “Volveré”, “Volveré”,con muy mala uva. Y volver, volvió, y con toda su carga, vírica. Todos los orificios de su cuerpo estaban en erupción simultánea: mocos, vómitos, diarreas,…vamos que yo monté en el tren a un querubín y me vino de vuelta la Bruja Avería. Seguro que a última hora empezó a restregar sus manitas por el suelo y una vez estuvieron bien negras empezó a comer con ellas alimentos en mal estado para provocarse un fallo multiorgánico que le asegurara unos días en el regazo de su madre, para compensar el tiempo perdido.

Así que tras la fiesta toca pasar la resaca, en esta ocasión la suya. En cualquier caso quien sabe si no hubiera enfermado igual de haberse quedado en casa, nunca lo sabremos. Lo que sí puedo decir, aunque ahora pasemos unos días reguleros es “¡QUE ME QUITEN LO BAILAO¡”.

RINCÓN DE LAS MU´MALAS MADRES OPTIMISTAS

Llevo dos días buscando las llaves de mi coche. Esas de las que sólo tengo un ejemplar y con las que a mi criatura le encanta jugar a “¿dónde están las llaves?, matari, leri lerelo”. ¡A saber dónde las ha escondido¡. En esta ocasión no me voy a enfadar, estoy contenta, es una gran oportunidad para recuperar el hábito de ir en bici. A mi cul... corazón le está viniendo fenomenal.

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