Podemos y ETA
En marzo de 2004 yo era más rojo de lo que soy hoy. No obstante, aquel fatídico 11-M yo creí a pies juntillas a Ángel Acebes en su rueda de prensa diciendo que no tenían ninguna duda de que las doscientas muertes eran obra de ETA. Hasta tal punto lo creí a él y a todos los miembros del gobierno, que en la manifestación del día siguiente yo llevé un cartel donde se leía “ETA culpable”. A mis casi 24 años yo no podía ni imaginar que hubiera unos canallas capaces de anteponer su apego al poder a 192 muertos y un país roto de dolor. En esos momentos críticos para todos, yo creí en el gobierno, porque era mi gobierno aunque jamás lo voté. La realidad me despertó con una bofetada bochornosa.
Cuando veo cómo la hedionda prensa conservadora relaciona a Podemos con ETA, no puedo evitar recordar aquellos días. Entonces el macabro plan ideado por Aznar en el gabinete de crisis del 11-M estuvo a punto de funcionar. Hoy día, con ETA en coma irreversible, la estrategia es un estertor más de la moribunda casta, otra señal de que el sistema bipartidista que ha gobernado España durante tres décadas se desmorona ahogado en su propia inutilidad y codicia.
Que la única estrategia del partido gobernante sea relacionar a Podemos con ETA, Venezuela, Cuba y lo que surja, es verdaderamente preocupante. Porque, sinceramente, me gustaría que hubiera alternativa a Podemos. Sí, he dicho bien. Ahora mismo no veo ninguna alternativa al partido de Iglesias. Sería muy bueno, como lo es siempre, que las fuerzas políticas tuvieran que llegar a consensos en todas las materias, y esto está tomando el camino de una goleada abrumadora. Sería algo más sencillo para PP y sobre todo para el PSOE, presumir de los logros indiscutibles de los 80 si no llevaran más de un lustro mancillándolos. Veo muy difícil, aunque eligieran una estrategia algo menos suicida, que puedan parar su inevitable caída.
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