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La escisión de la escisión de la escisión de la escisión

Alfonso Alba

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El 21 de febrero de 1848, Karl Marx y Friedrich Engels publicaron El Manifiesto Comunista. Ahí escribieron por primera vez un lema que ha sido largamente coreado por todas las izquierdas mundiales y escasamente respetado: “¡Proletarios del mundo, uníos!”. Llegó a ser hasta el gran lema de la Unión Soviética, donde algunos proletarios lo eran más que otros, y donde hubo décadas de terror en las que más que unir al proletariado directamente se le hacía desaparecer en buena parte.

Desde hace, por tanto, más de 150 años, la izquierda mundial se viene desmembrando en trocitos, sin hacer caso alguno a ese lema que todos invocan y que nadie practica. En España, por ejemplo, el Frente Popular que se unió para combatir al frente de derechas que se había compactado apenas si duró de febrero a julio de 1936 (con el salvaje golpe de estado de Franco mediante).

Más allá del lema, en muchos casos esa multitud de escisiones esconden algo más antiguo que el hilo negro en la historia de la humanidad: la lucha por el poder. También por el poder en la izquierda, aunque esté en la oposición o condenada a galeras.

En estos tiempos líquidos, esa lucha por el poder se ha hecho más evidente que nunca. El 15M sacudió la ideología de los grandes partidos. Los cambió a todos haciendo propuestas y planteamientos sensatos pero revolucionarios. En el 15M no había carnets, ni partidos, ni puros ni impuros. Al menos al principio. Luego llegaron los políticos y lo que sucedió a continuación (no) te sorprenderá.

Desde entonces, el debate político ha dejado de ser debate. No se confrontan ideas sino emociones, no se discuten los problemas “reales” de la gente, aunque se invoquen, no se hace una propuesta transformadora, no sabemos en qué reformas piensan, cómo plantean un futuro donde va a ser difícil pagar pensiones, encontrar trabajo porque será de los robots, o simplemente vivir en Córdoba porque estamos condenados a convertirnos en el nuevo Sahara con el calentamiento global.

De escisión en escisión, hasta la escisión final.

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