El Mayor del Decathlon
Dispuesto estaba a escribir de la Noche de los Investigadores, y de cómo una loca de la comunicación ha sido capaz de sacar el I+D+i de los laboratorios para ponerlo al servicio de la sociedad, cuando una alerta de FourSquare me ha avisado de que soy el nuevo Mayor de Decathlon Córdoba. ¿Será una señal divina? Y claro, me ha dado el punto, y me he puesto a pensar en el supermercado del deporte...
No está muy claro si es el precio, la variedad o los colorines, pero dudo de que en España queden muchos hogares sin un producto Decathlon. A estas alturas, Kalenji, Tribord, Navaiji, Quechua y B’Twin son el quinteto de moda, aunque combinarlas entre sí puede producir irritación de los ojos, sarpullido y otros efectos secundarios. ¡Y ríete tú de la equipación de las Spice Girls!
En el Decathlon compran el deportista amateur y el experto, compra la madre que mira etiquetas, compra el novio despistado, compra el moderno vanguardista y el friki retro. A una multinacional, los motivos no le importan, le interesa hacer caja y lo está consiguiendo por mucha leyenda negra con la que se quiera etiquetar a sus etiquetas.
A cambio de dejarnos media nómina en sus pasillos, al menos hay que reconocer que Decathlon está haciendo más por la promoción del deporte que cualquier ministerio, consejería o patronato municipal en los últimos 20 años. En un país que todavía considera divertido el chiste “correr es de cobardes”, y en el que los profesores de educación física ponen velas para que llueva y los niños se queden dentro de la clase, cualquiera se puede comprar una raqueta Artengo y ponerse a pegar pelotazos como un loco. Creerse Nadal durante un rato sale muy barato.
En España hay apóstoles de la democracia y la igualdad de oportunidades que siguen pensando que el deporte es aquello que se publica los lunes en el Marca. Pero deporte es salir a correr en El Tablero un mes de diciembre cayendo chuzos de punta; deporte es levantarse un domingo y ver amanecer dando pedales por la Cuesta del Reventón; deporte es salir del colegio y meterte tres horas de piscina, o dos de pádel, o noventa minutos de fútbol entre amigos en La Salle, o media hora de aerobic y step en el gimnasio.
Ese deporte puro, que relaja y motiva, que educa y hace la vida más sana, ese deporte de anónimos enganchados a las endorfinas, ese deporte que nada tiene que ver con la competicion, ese deporte está hoy al alcance de todos en las estanterías del Decathlon, Sprinter o Intersport. Habrá quien prefiera comprar en Deportes Mejías, pero ese es otro debate…
PD: Imploro a Ángel Munárriz que dedique una de sus ‘Listas listas’ a los 10 motivos por los que comprar en Decathlon. Y así nos echamos unas risas.
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