La Realidad y el Deseo
Víctor Valdés, con una espectacular parada a un saque de falta de Sneijder y dos mano a mano contra Robben y Van Persie, sostuvo a la selección de la República Española en los primeros veinte minutos del partido de fulgurante arranque de los holandeses. Después, el fútbol de toque de la “rojaymorada” anestesió
y exprimió a la “naranja mecánica”. Bastaron la jerarquía atrás de Piqué, el metrónomo de Thiago, la magia de Iniesta en la banda izquierda y las fantasmagóricas apariciones y desapariciones de Cesc entre líneas para descomponer a los “oranjes”, que vieron como su portería se perforaba una y otra vez hasta el 6-0 que registró el marcador tras el pitido final.
Después salí a dar un paseo por el hermoso casco histórico de esta ciudad amable, cada vez más respetuosa con los caminantes, con sus limpios y amplios acerados libres de veladores. Crucé el limpio río de frondosas riberas por un puente de vuelo ligero hacía el sur para disfrutar del extenso parque que circunda el museo de arte contemporáneo y da acceso al palacio de congresos y, desde allí, giré la vista hacia la Mezquita, símbolo del sincretismo cultural que nadie ha podido mancillar a lo largo de los siglos.
Luego cené algo sencillo de comida tradicional, sin pretensiones, bien hecha, en un local ventilado atendido por un equipo de amables trabajadores justamente remunerados y terminé la noche tomando una buena copa a un precio razonable mientras escuchaba a un grupo que no desafinaba, ni berreaba ni hacía versiones de los ochenta.
Tras todo eso, me fui a mi casa, me acosté fresquito, dormí muy bien, no me picaron los mosquitos y no me despertó la barredora de Sadeco.
“Las siguientes palabras son el recuerdo de un olvido”.
(La Realidad y el Deseo, Luis Cernuda).
“¿...Y si fuera...?” (Rafaela Carrá).
“Tururú” (Expresión popular)
0