Interviú
Peter Pan se murió cuando yo tuve acceso a los ejemplares de Interviú que mi padre tenía semiescondidos encima de un armario del llamado entonces “dormitorio de matrimonio”.
En ese semanario estaban Marisol, Susana Estrada –y su hermana-, Sandra Mozarosky, Nadiuska, hasta Lola Flores en un reportaje entre robado y permitido, Marta Sánchez –su póster en todas las taquillas de los últimos soldados de reemplazo-…
(Si alguien me acusa de machista en este momento, que lean Daniela Astor y la caja negra, de Marta Sanz, nada sospechosa).
Por cierto, la última vez que compré en un kiosco un Interviú me regalaron un cockring, una especie de anillo de látex para la base del pene con un dispositivo vibrante gracias a una pila. Se supone que la cosa ayudaría a lo que sea.
Pasó el tiempo y yo seguí yendo a la barbería del barrio para ver como Rafa, el responsable de la peluquería, seguía comprando el Interviú y a mí me gustaba esperar el turno repasando esas páginas.
En ellas se podían leer archivos ocultos del 23-F, asomarse a la presunta criogenización de Kennedy, tragarse las fotos del desastre del accidente de Los Alfaques o conocer el caso de los niños robados de la posguerra.
Interviú me ha hecho.
No soy lo que soy sin sus artículos: Vázquez Montalbán, Umbral, Yale y Amilibia, las viñetas de Forges y los que escribía ese que sigue escribiendo en El País los viernes peor que antes.
Nunca usé el puñetero cockring.
Creo que lo he perdido en una mudanza.
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