Cadena trófica
Se recomienda detener la captura de sardinas y boquerones en el caladero del Golfo de Cádiz. Se está esquilmando la cosa. Si no hay boquerones no hay fritura malagueña con harina de pescado ni adobito gaditano.
Si no hay sardinas no hay espetos. “Espeto” es posible que etimológicamente venga de la palabra latina “spes” que es un tipo de arma blanca, una lanza corta o algo así. Un espeto me recuerda instintivamente al hijo de Romy Schneider, no me pregunten por qué.
Si no hay espetos no hay espeteros y sin espeteros no hay chiringuito. Sin chiringuito no hay vacaciones. Sólo quedará el “balconing”.
Pero es que sin sardinas tampoco habrá atunes, porque son su alimento. Sin atunes no habrá capturas ni “levantá” ni almadrabas ni japoneses en la costa ni ruta del atún en los bares de Conil y habrá camellos en Barbate y sólo quedará el “balconing”.
Los camellos pueden ser bípedos o cuadrúpedos. El filete de camello está un poco duro, pero no está mal.
En el Valle de los Pedroches denuncian robo de ganado. Parece el Far West o el True West, de Sam Shepard. Roban, sobre todo, ganado caprino y ovino; es decir, borregos y chivos. Eso significa que en algún sitio venderán corderos de contrabando como tabaco venden en ese quiosco al que voy pero no voy a decir dónde está.
Si hay animalitos de contrabando habrá camellos bípedos que trafiquen con ellos y la cadena trófica se partirá por un eslabón irreparable como cuando las vacas comieron pienso hecho de carne de vaca y se volvieron loquitas loquitas porque que un camélido comercie con caprinos u ovinos no es cosa normal.
Y sí, nos volveremos locos -yo el primero, como aquí se demuestra- y sí, sólo quedará el “balconing”. Yo aviso, como aquel otro escribió “Yo acuso”. Y se quedó tan pancho.
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