De patios entre Regina y El Realejo (III): Duque de la Victoria, 3
Ésta es una de las muchas que parecen jugar al escondite. Así es el entramado del casco histórico de la ciudad, no sólo en la Judería. También sucede en otras zonas como El Realejo. Aunque en este caso se confunde dicho punto con Regina, quizá es la calle Duque de la Victoria una de las fronteras imaginarias entre uno y otro barrio. Y es precisamente en su número 3 donde con discreción se levanta una casa en cuyo interior existe uno de los recintos que cada año participan en el Festival de Patios. Es el mismo del que son propietarios Paula Mantero y Manuel Morales, este último como cuidador principal. Porque él es un amante de las plantas y de la tradición más cierta del Mayo Festivo de Córdoba -guía-. La vivienda está encuadrada en la ruta Regina-Realejo de un certamen en el que fue pionera. Allá por 1921 participó en el concurso original y cuando éste se retomó unos años después, en 1933, volvió a estar presente.
Construido alrededor de 1700, este inmueble contó con el actual número 5 como parte en forma de cuadras. El paso del tiempo lo convirtió en casa vecinal, en la que llegaron a convivir casi una veintena de familias. En la actualidad lo hace únicamente la de Manuel Morales y Paula Mantero, que disfrutan no sólo de las flores sino de elementos como el artesonado que sostiene la planta superior o el suelo de ladrillos morunos. El patio interviene en el Festival, en la modalidad de Arquitectura Antigua, de manera ininterrumpida desde 2009, pero ya lo hizo con anterioridad con sus presentes dueños. Y así seguirá, porque el cuidador es un defensor de la fiesta por mucho que haya aspectos a mejorar. “Los visitantes están perdiendo el tiempo en una cola cuando podrían estar viendo otros patios”, comenta como ejemplo.
PREGUNTA. ¿Qué significa el patio para usted?
RESPUESTA. No entiendo el patio sin macetas, ni plantas. Yo peleo mucho con mi mujer por el tema económico, porque esto tiene mucho gasto. No es llorar, pero yo cada vez que riego las macetas son 200 litros de agua. Y que no haga mucho calor, porque entonces ya son más de 200. El mantenimiento… Aunque sea un tópico decirlo, a mí el patio me da la vida. ¿Qué voy a hacer, me voy a la calle? A mí lo que me gustan son las plantas y el patio. Después, lo pasamos muy bien, porque cerramos la puerta y estamos aquí. Aquí se ha celebrado mi boda, la comunión y el bautizo de mis hijos también se han celebrado aquí… El patio es el centro neurálgico de la casa y es la vida.
P. ¿Por qué decide participar en el Festival?
R. Como vivimos aquí y una casa sin macetas está feísima... Como siempre ha habido macetas. Habrán sido más bonitas o más feas, de una forma u otra, pero siempre hemos convivido con ellas.
P. ¿Qué opinión le merece el Festival de Patios hoy por hoy?
R. Yo lo veo bien. Habría que mejorar algunas cosillas, hacer algunos retoques, pero en general está bien.
P. ¿Qué considera necesario mejorar?
R. No voy a decir que es importante la parte económica, porque nos van a decir que somos unos peseteros los de los patios. Porque el dinero tampoco crece en las macetas. Algunas cosas podrían mejorarse, aunque no dependen de nosotros. Lo económico es importante, aunque tenemos nuestra ayuda. La asistencia también es importante. El año pasado batimos aquí el récord de visitantes con 18.000 personas.
P. ¿Qué futuro cree que aguarda al Festival de Patios?
R. Dios quiera que sea para muchos, muchos años, porque somos los únicos en España que tenemos esto. Que cuando yo me vaya, que sigan otros. Lo que pasa es que a la juventud no le gusta esto, tiene sus otras cosas. Antes el patio se dejó de poner porque había personas mayores y no podían subir a la altura y estar con las plantas. Hay casas en las que mueren los dueños y los patios se quedan cerrados. La gente joven se va a las barriadas nuevas, es lógico, por tener más comodidades. El tema de los patios es que a la juventud le guste.
P. ¿Cuál es su recomendación para disfrutar de los patios?
R. Que viniesen más escalonadamente, pero eso no es culpa de los visitantes. Es culpa de la gestión y de que los lleven para un lado o para el otro. Que no se les aglomere en un sitio y otros estén solos. Es porque esto no se controla bien. Entonces, los visitantes están perdiendo el tiempo en una cola cuando podrían ver otros patios muy bonitos en otra parte. Cada patio tiene su encanto, su arquitectura, que es lo que diferencia a unos y otros, y ese tiempo que pierden en las colas, deberían emplearlo en ver otros patios. Muchos se asoman al zaguán, hacen una foto y salen corriendo. Y yo les digo que si quieren ver patios, no pueden ir corriendo. Les comento: cuando usted vaya a su tierra, ¿qué va a decir? ¿Qué ha visto 50 patios? Pero qué le va a contar de cada foto a las personas, nada. Porque si yo no le explico que, por ejemplo, aquí han vivido 19 familias…
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