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Despega el Concurso mientras aterrizan aviones

Festival de patios en 1958

Rafael Ávalos

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Más de tres décadas después, la cita terminó por establecerse como fija cada año. Sin más interrupciones, como las sufridas hasta ese momento. Y lo más importante, con un crecimiento progresivo que durante ese período se registraron cifras de récord en cuanto a participación. Tras un trienio de protagonismo cedido a las Cruces de Mayo, o compartido si así se quiere ver, el Ayuntamiento apostó definitivamente por la fiesta que terminaría por convertirse en uno de los aspectos más identificativos de la ciudad en el panorama internacional. En 1956, Córdoba retomó su Concurso de Patios, que ya jamás desapareció del calendario de su mes festivo por excelencia. A excepción de la obligada ausencia en 2020 por la pandemia de Covid-19.

La complicada supervivencia del certamen se tornó en sólo unos años en un apogeo sobresaliente. Eso sí, no todo ocurrió de pronto pues en su regreso al Mayo Festivo el Concurso apenas contó con 13 participantes. La cifra aumentó hasta los 37 de 1960, un registro que tardó muchísimo en ser superado. Con todo, fue en 1958 cuando se inició su despegue. Entonces, por segunda vez en su difícil historia, se alcanzaban al menos las 20 viviendas registradas. A partir de ahí, hasta entrada la década de los sesenta, todo fue evolución favorable para el certamen, que ya tenía identidad propia y que sumaba, como complemento, el Festival de Patios. Éste arrancó, precisamente, en 1956, con su vuelta a la agenda de la capital.

Curiosamente, el certamen relacionado con las casas-patio comenzó a tomar altura el año en que también lo hacían los aviones en la ciudad. Porque el 25 mayo de 1958 se inauguró el Aeropuerto de Córdoba, que vino a dar respuesta a la reclamación de distintos sectores de la sociedad de vuelos comerciales -de pasajeros- con origen y destino por estos lares. Más de seis décadas después, la situación es similar a la que se vivió con anterioridad a la apertura de la terminal y la pista, que entonces facilitó el tránsito de viajeros, y con éste el turismo pero sin grandes aumentos, a través del aire. Lo cierto es que ya desde el principio la existencia del aeródromo no fue fácil, tanto que en 1960 el Ayuntamiento tuvo que subvencionar a la compañía que en esa etapa realizaba líneas de desplazamiento.

Un aeropuerto nacional con dinero municipal

A finales de la década de los cincuenta, la construcción de un aeropuerto comercial se convirtió en una reivindicación de no pocos en la capital. El empuje lo pusieron tanto entidades privadas como personas particulares, que promovieron una campaña con tal objetivo. Su solicitud cayó en saco roto para el Estado, si bien el alcalde, Antonio Cruz-Conde y Conde, estuvo atento. «La poca acogida que la iniciativa tuvo en el Ministerio de Aire obligó al Ayuntamiento a llevar a cabo la construcción del aeropuerto a sus expensas», se explica en la web Aena (Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea). Por si fuera poco, el gobierno municipal tuvo autorización «a condición de que tanto las construcciones e instalaciones como los terrenos del mismo fueran cedidos al Estado una vez terminadas las obras». Vosotros pagáis, nosotros nos lo quedamos.

Pese al panorama, el proyecto siguió adelante y concluyó en 1958. El Aeropuerto de Córdoba, como ya quedó escrito, se inauguró el 25 de mayo, pero el tráfico -«nacional completo, internacional de turismo y escalas técnicas de tráfico internacional»- tardó en abrirse. Concretamente, hubo que esperar hasta octubre de ese año para obtener la autorización en este sentido. Recibidas las licencias de funcionamiento, al fin el 5 de noviembre aterrizó un avión en la ciudad. Ese día fue el punto de partida para la línea Madrid-Córdoba promovida por Aviaco. La compañía utilizaba en ese momento un cuatrimotor Heron de 12 plazas. Después, ya en 1960, ese puente aéreo se unió con el de Córdoba-Jerez de la Frontera, que no gozó de vientos favorables -si se permite el juego de palabras-. «Su poca rentabilidad obligó a la Diputación Provincial y al Ayuntamiento a subvencionar a la compañía Aviaco con el coste de la cobertura de plazas en un 50% para mantenerla en funcionamiento», se indica en la web de Aena.

Si la historia del Concurso de Patios fue difícil al inicio, peor fue la del aeródromo cordobés, que en menos de una década perdería casi todo su interés. La compañía recibía apoyo financiero de las instituciones públicas de la capital y la provincia, pero la línea con Madrid tenía serias dificultades para continuar. Estas circunstancias hicieron que en 1967 Aviaco suspendiera todos los vuelos a Córdoba. Sólo la apuesta de la Diputación, que acordó «sufragar el 60% de la ocupación de plazas de los aviones», posibilitó que en 1969 se inaugurara el trayecto Málaga-Córdoba-Madrid. Pero en 1980 la mencionada empresa dio por finalizada la aventura. Después, otras intentaron aportar utilidad al aeropuerto, pero nunca con éxito.

Afianzamiento y auge del Concurso

De vuelta a 1958, el Concurso de Patios comenzó a mostrarse como una celebración digna de tener en cuenta. Las probaturas cesaron de una vez por todas y las medidas del Ayuntamiento fueron siempre dirigidas a incentivarlo. Así, el Mayo Festivo de ese año fueron 20 las casas que intervinieron. El primer premio se lo llevó en esta ocasión el número 31 de San Basilio, una vivienda próxima a la parroquia de Nuestra Señora de la Paz -más conocida como de San Basilio-. En segundo lugar terminó el evento el 12 de Montero, uno de los recintos más afamados aun cuando no tiene un palmarés extenso. Y tercero fue designado un histórico, el 3 de Manríquez. En 1959, evolucionó un poco más la fiesta, con 25 recintos inscritos.

No obstante, fue en 1960 cuando la tradición tomó su mayor repercusión. Transición de una década a otra, ese año se estableció el segundo mejor registro de la historia del Concurso hasta muchos después. Los propietarios e inquilinos de hasta 37 casas-patio se adhirieron a la iniciativa, que en cada edición elevaba las asignaciones para los distintos galardones. Entonces, el número 7 de la calle Humosa, en el barrio de San Lorenzo, obtuvo el máximo reconocimiento. Por detrás se situaron el ya referido 3 de Manríquez y otro espacio muy querido y recordado, el 6 de Albucasis. Terminaron en segunda y tercera posición, respectivamente. El evento parecía estar, ahora sí, afianzado en el calendario de la capital. Incluso se intuía un auge permanente que diera como resultado una consolidación total.

Después de los buenos tiempos suelen venir otros malos, o no tan positivos. Sucede al revés también, por supuesto. Y le ocurre al certamen, si bien hasta el final de la década va a seguir en una dinámica favorable. Pero de forma más mesurada pues tras el crecimiento casi desmedido de estos años, sólo se produce una consolidación. Que no es poco, visto lo visto. Como curiosidad, en 1963 el Noticiario Documental (No-Do) mostró para todos los españoles la celebración en Córdoba. Eso sí, lo reflejó de una manera un tanto cañí, poco real. Más veraz fue la inclusión, en 1970, de la primera mujer en la Policía Municipal en toda España, y eso se dio en esta ciudad. Ésta es otra historia, con toda seguridad la siguiente relacionada con el Concurso de Patios…

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