La lluvia desluce el final del Viernes Santo, pero no deja efectos negativos

Ya el inicio de la Cuaresma se vio afectado por la inestabilidad meteorológica. Ésta, con vaivenes, continuó en Córdoba hasta una Semana Santa a la que únicamente le resta la salida procesional del Resucitado. Pudo comprobarse de nuevo en la madrugada de este sábado, momento en el que la lluvia deslució el final del Viernes Santo. Lo positivo es que las hermandades que aún estaban en la calle, los Dolores y la Conversión, no sufrieron efectos negativos en sus patrimonios.

Las precipitaciones comenzaron en torno a las 2:00, justo cuando el paso de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad, del Sepulcro, encaraba su entrada en la iglesia del Salvador y Santo Domingo de Silos (La Compañía). En ese instante accedía ya el Santísimo Cristo de la Clemencia en la nave que custodia los tronos de la cofradía de los Dolores. Precisamente con la ‘Señora de Córdoba’ todavía a una cierta distancia de la plaza de Capuchinos el cortejo de dicha corporación aceleró su ritmo.

Cuando Nuestra Señora de los Dolores hizo su apresurada entrada en el cocherón la lluvia comenzaba poco a poco a ser más intensa. Y esto generaba cierta preocupación por la situación de la Conversión, que aún debía completar su largo recorrido de vuelta a la parroquia de Nuestra Señora del Rosario. Aproximadamente a las 2:30 descargaban las nubes con fuerza sobre la capital y la hora de cierre de la hermandad estaba fijada a las 3:10 -en Cruz de Guía-.

El caso es que la cofradía periférica aligeró cuanto pudo su paso y pudo adelantar casi una hora la entrada en su templo. Aun así, no pudo esquivar las precipitaciones. Pero su hermano mayor, Rafael Dorado, informó a Cordópolis de que terminó la noche sin “ningún desperfecto ni en imágenes ni en enseres”. “Sobre todo, los hermanos pudieron realizar una estupenda estación de penitencia”, remarcó el regidor de la Conversión con su habitual cortesía en la atención a los medios.