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Las campañas de odio con las que Vox ha intentando vincular migración y criminalidad en Córdoba

Simbología nazi en un mitin de Vox en Córdoba.

Juan Velasco

15 de julio de 2025 20:33 h

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Al igual que en Murcia y en el resto del territorio nacional, el partido de derecha radical Vox también ha tratado de vincular en la provincia de Córdoba dos cuestiones que no son causa-efecto: migración y criminalidad. Es la estrategia con la que el partido de Santiago Abascal se siente más fuerte en estos momentos en España, apoyados en la laxitud del Código Penal y en el silencio cómplice de grandes sectores del PP.

Estas políticas racistas, como las llama el periodista Antonio Maestre, también Vox las ha querido llevar a cabo en Córdoba casi desde que comenzaron a hacerse fuertes, tras su entrada en el Parlamento Andaluz en el año 2018. Porque en 2019, la formación centró parte de su campaña de crecimiento en apuntar hacia un proyecto que planteaba la construcción de un centro de menores tutelados en la localidad de Lucena, la segunda ciudad en importancia de Córdoba.

Al principio, un poco tímidamente, desvinculándose de las primeras manifestaciones que hubo y que se convocaron de “forma anónima” a través de redes y plataformas de mensajería. Sin embargo, cuando Vox triunfó electoralmente, su entonces líder provincial, Alejandro Hernández, que hoy aún es parlamentario andaluz, llegó a sacar pecho, diciendo: “Hace poco tuvimos un acto en Lucena donde pusimos sobre la mesa el problema del centro de Menas (Sic), nos criticaron porque había poca gente, bueno, pues las urnas han hablado”, dijo entonces.

En retrospectiva, lo cierto es que el Centro de Menores Tutelados de Los Ángeles abrió poco después de aquel golpe de pecho. Y que, en estos cinco años, no solo ha acogido a menores (extranjeros y españoles), sino a los temporeros que han acudido a la localidad y a la comarca a trabajar en el campo. Tampoco debe sacar mucho pecho hoy el partido de Abascal, ya que, tras lograr efectivamente dos concejales en 2019, en las últimas municipales, no pudo aumentar ni en ediles ni en votos, y en las generales de ese mismo año, su porcentaje de voto pasó del 31 al 18% en comparación con los comicios de 2019 en los que fueron la fuerza más votada, como remarcaba entonces su portavoz.

El caso de Puente Genil

No obstante, más de cinco años después de aquellas primeras campañas que buscaban generar un enemigo en las personas más débiles de la sociedad (los menores), este mismo año, Vox a vuelto a poner la diana del odio en otro centro para niños tutelados. Ha sido en Puente Genil, donde, el pasado mes de marzo, Vox apoyó una concentración contra la reconversión del antiguo edificio de las Madres Filipenses en centro de acogida para menores migrantes.

“No vamos a permitir que impongan un centro que ponga en riesgo la seguridad de nuestros vecinos”, declaró la concejala Toñi Gallardo, que, sin aportar dato alguno, dijo lo siguiente: “Sabemos que este tipo de centros trae consigo un aumento de robos e inseguridad”.

Sin embargo, los casi seis años de diferencia entre el caso de Lucena y el de Puente Genil, sí han cambiado la forma en la que los gobiernos reaccionan ante este tipo de movimientos. La prueba está en que el alcalde de la localidad, Sergio Velasco (PP), acabó interviniendo y zanjando el asunto al rechazar que en dicho espacio se pudiera instalar un centro de menores.

Uno de los carteles de Vox en Palma del Río que vinculan delincuencia con la población migrante.

Campaña contra los migrantes en Palma del Río

Más o menos por esa época, Vox ya había llevado su última campaña de criminalización de las personas migrantes a varios pueblos de la provincia. En la localidad de Palma del Río, una de las más importantes de Córdoba y con grandes explotaciones de naranja que recogen personas migrantes, comenzó a empapelar algunos barrios con carteles que alertaban: “Extreme la precaución en esta zona”, acompañados de frases como “zona con alta presencia de inmigrantes ilegales”.

Al igual que ha ocurrido en Torre Pacheco, Vox difundió entonces un vídeo de un episodio protagonizado por una persona migrante armado con un cuchillo por las calles del municipio y que, según explicaron desde el Ayuntamiento y la Subdelegación del Gobierno, estaba totalmente descontextualizado para azuzar el odio.

En la localidad de la Vega del Guadalquivir, no obstante, llegó a haber una concentración a raíz de la campaña. La reacción fue convocar una reunión conjunta entre la Subdelegación del Gobierno, del PSOE, y el Ayuntamiento de Palma del Río, del PP, para escenificar un frente común y lanzar un mensaje de tranquilidad a los vecinos.

Rueda de prensa antes de presentar la denuncia ante la Fiscalía de Córdoba.

La denuncia archivada en la Fiscalía

Aquella misma campaña, aquellos mismos carteles, también decoraban por entonces las paredes de la capital cordobesa. Vox los había pegado en varios puntos de la ciudad, especialmente en barrios humildes como Ciudad Jardín, donde vive una porción importante de la población migrante.

La reacción, en este caso, fue de toda la oposición municipal, liderada por el PSOE y la coalición Hacemos Córdoba, que denunció la campaña ante la Fiscalía al considerarla un delito de odio. No obstante, en abril la Fiscalía decidió archivar el caso, considerando que el mensaje, aunque polémico, no superaba el umbral penal.

El alcalde de Córdoba, José María Bellido, por su parte, criticó públicamente la campaña, aunque no entró en la denuncia penal. “A mí la campaña no me gusta nada. Desde luego no nos gusta ni la respaldamos”, afirmó el alcalde, que se negó a darle más difusión hablando de ella.

Manifestación de la asamblea antirracista por el derecho de las personas migrantes

Pese a la intensidad de estas campañas, no se ha registrado ninguna sanción judicial contra Vox en Córdoba por estos discursos. Ni en Lucena ni en Puente Genil se han presentado denuncias formales, y la única acción elevada a Fiscalía —la de los carteles en Córdoba capital— fue archivada. En Vox lo saben, y por eso insisten en ello.

Esa insistencia, sin embargo, también sitúa a la sociedad cordobesa en frente. La prueba es que la última campaña del partido de Abascal fue la chispa que prendió la creación en Córdoba de la primera Asamblea Antirracista, que marchó por las calles de la capital gritando que, frente a los discursos que buscan dividir y criminalizar a las personas migrantes, era el momento de defender la solidaridad, el respeto y los derechos humanos“.

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