Vinimos para esto
Se ha subido a la ola buena y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para no caerse. El Córdoba tiene lo que otros en su misma situación -los enfangados en la lucha por la permanencia- echan en falta. Un excelente portero -Pawel, que en esta ocasión tuvo una jornada laboral más apacible que de costumbre- y un goleador en racha: Sergi Guardiola. El jumillano puso la rúbrica a un triunfo más necesario que nunca. Lo de la hinchada es cuestión aparte. El respaldo al equipo está siendo conmovedor. Donde otros lloran o vuelven la espalda, el cordobesismo da la cara y se parte el pecho por su escudo. El “sí, se puede” suena ahora de otra manera. Bajo la lluvia, los aficionados se desgañitaron alentando a los suyos mientras protegían la pelota en las esquinas para que el árbitro pitara el final.
El ingrediente extra lo puso esta vez José Antonio Reyes, el refuerzo mediático del invierno. El de Utrera ha venido para algo más que para aparecer en reportajes. Y si ocupa la escena mediática, que sea por episodios como los que protagonizó ante el Lugo. En cuanto pisó el césped cambió el escenario. Su mera presencia intimida a los adversarios. Su toque exquisito, a años luz del nivel general de esta categoría, es un factor diferencial. Un centro suyo habilitó a Guardiola para que marcara el 1-0. Contó el Córdoba con una mano aliada de la suerte, si entendemos que hay que calificar así la torpeza de Fede Vico en el primer minuto de la segunda parte. El excordobesista realizó una estruendosa falta a Edu Ramos y ya tenía una amonestación. Con diez, el Lugo solo se dedicó a defenderse. Y el Córdoba, por insistencia -y con la pericia de Reyes y Guardiola-, acabó quebrando su resistencia. Tres de tres. Nueve puntos de una tacada. A siete de la salvación. Las calculadoras echan humo y todo el mundo mira a Córdoba con respeto. Saben que en el fútbol existen los milagros y que muchos de ellos se han dibujado en blanco y verde.
El partido se las traía. A Sandoval le pareció pertinente realizar un solo cambio con respecto al once que quebró en Alcorcón una racha de seis meses sin ganar fuera de casa. Sin Javi Lara -dos meses fuera de combate por lesión-, el de Humanes reclutó a Sergio Aguza para componer un once en el que sobresalía la presencia de Sasa Jovanovic. El serbio, después de unos días bajo la vigilancia de los servicios médicos, fue duda hasta el último momento. Entró en la lista y también en la formación de partida, donde se ha atornillado gracias a su capacidad para generar líos en las retaguardias rivales con su movilidad y visión del pase. Metido en su fase más feliz del curso -dos partidos seguidos ganados-, el Córdoba se plantó con un plan diseñado en la pizarra y una disposición mental labrada a pico y pala por Sandoval. El técnico se ha afanado para mantener la activación -lo que desde la cúpula directiva se bautizó a la llegada como la táctica “del doscientos por cien”- de su gente en medio de unas circunstancias extremadamente complicadas.
En los primeros instantes se dejó ver Fede Vico, especialmente efervescente. La primera acción lucense nació en sus botas y a los veinte segundos ya había forzado el primer saque de esquina. No hubo nada, como tampoco en el penalti que Chuli reclamó poco después ante el hostigamiento de Aythami Artiles. Esos primeros pinchazos se quedaron ahí. El Lugo se refugió después en un fútbol más bien parsimonioso, sobando la pelota y muy pendiente de vigilar a Sergi Guardiola, al que sometieron a una persecución policial tanto Bernardo Cruz como Josete, que no se anduvieron son contemplaciones. Como tampoco Leuko y Kravets, tarjeteados en el primer tiempo por su fútbol al límite. Javi Galán y Narváez sufrieron los codos del camerunés.
Al Córdoba le costaba llegar con peligro real. Merodeó el área de Juan Carlos, pero el excordobesista mantuvo su portal imbatido en un primer tiempo de mayor control de los de Sandoval. Un dominio sin efectos prácticos, de boquilla. A los trece minutos, El Arcángel cantó gol en una acción que fue invalidada por Arcediano Monescillo: marcó de cabeza Aythami en posición de fuera de juego tanto suya como de su compañero Guardiola. Los locales ni siquiera se molestaron en protestar. Sí lo hizo el central canario en varias ocasiones por agarrones dentro del área contraria, a la que subió con mucha frecuencia para aprovechar los balones colgados.
Sin desfallecer, el Córdoba siguió a lo suyo. El Lugo, un bloque bien armado, permanecía a la expectativa. Un balón robado por Aguza generó la acción más interesante en ataque. El mediocentro catalán se fue a toda prisa por la banda hacia la meta de Juan Carlos, que salió de su marco como un basilisco para frenar al cordobesista con una entrada bastante fea que les costó la tarjeta amarilla. Una falta de Aguza que se estrelló en la barrera y un par de centros con cierta intención compusieron el bagaje ofensivo local en una primera parte incompleta. Faltó el ingrediente clave. El Lugo estaba feliz con su puntito.
A la vuelta de los vestuarios todo dio un giro. Al primer minuto de juego, Fede Vico puso el codo en un salto con Edu Ramos y el árbitro le mostró la amarilla. Era la segunda. El cordobés se marchó enojadísimo entre cánticos de mofa del graderío y Francisco Rodríguez, entrenador rojiblanco, no sabía a dónde mirar. El Córdoba, contra diez. La grada empezó a rugir y los de Sandoval dieron un paso hacia adelante, tratando de aprovechar el desconcierto generado por la inesperada baja en el rival. Y el Córdoba marcó... aunque el árbitro lo volvió a anular. Un centro de Loureiro lo cazó en carrera Sergi Guardiola, que estaba medio metro más adelantado que la defensa gallega.
Campillo asustó en un lanzamiento de falta que salió fuera. Sandoval sacó del campo a Alfaro para dar entrada a José Antonio Reyes, al que el público recibe con una ola de entusiasmo cada vez que pisa el césped. El de Utrera es uno de los santos a los que el cordobesismo reza esperando el milagro de la salvación. Y el internacional la tuvo en el 66. Recogió un servicio desde la banda del luchador Loureiro -muy bien el gallego- y soltó un derechazo desde cerca al que Juan Carlos respondió colocando las manos para repeler el tiro. El asedio por entonces era ya más que notable. El Lugo se defendía como podía de las andanadas de un Córdoba agobiado y hambriento.
A veinte minutos del final, Sandoval tiró de valentía -la necesidad obliga- para incluir en el campo a otro delantero, Eneko Jauregi, en lugar del lateral Loureiro. Jovanovic pudo marcar lanzándose en plancha en el 72 para rematar un buen centro de Reyes. También lo intentó Aguza con un trallazo desde la frontal del área que salió fuera. Y llegó. Reyes la puso fantástica en el corazón del área y Sergi Guardiola, perseguido por los dos centrales, metió con habilidad la derecha para batir a un Juan Carlos que se le echaba encima. La explosión en El Arcángel fue monumental. Dos minutos después, Jovanovic la estrelló en el poste después de una combinación certera. El zurdo de Lazarevac se marcho cojeando del campo y entró en su lugar José Antonio Caro, un zaguero con oficio para amarrar un marcador que mantiene encendida la ilusión del Córdoba. Aquí nadie se rinde.
FICHA TÉCNICA
CÓRDOBA, 1: Pawel Kieszek, Loureiro (Eneko Jauregi, 69'), Aythami, Álex Quintanilla, Javi Galán, Edu Ramos, Sergio Aguza, Jovanovic (Caro, 83'), Alfaro (Reyes, 56'), Narváez y Sergi Guardiola.
LUGO, 0: Juan Carlos, Leuko, Bernardo Cruz, Josete, Kravets, Pita (Azeez, 54'), Seoane, Iriome (Cristian Herrera, 64'), Campillo, Fede Vico y Chuli (Barco, 82').
ÁRBITRO: Arcediano Monescillo (Colegio Castellano-Manchego). Amonestó con tarjeta amarilla al blanquiverde Reyes y a los visitantes Juan Carlos, Bernardo Cruz, Kravets, Seoane, Chuli y Campillo. Expulsó a Fede Vico en el minuto 46 por doble amonestación.
GOL: 1-0 (79') Sergi Guardiola.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la trigésima jornada del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 15.588 espectadores. Antes del partido se guardó un minuto de silencio en memoria del niño Gabriel Cruz.
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