Cómo olvidar aquel 30-J en Cartagonova...
Hubo otros después. El de Huesca en 2007 a Segunda, el de Las Palmas en 2014 a Primera... Todos memorables, pero ninguno como aquel ascenso del 30 de junio de 1999 en Cartagena. Por el fondo y por las formas. Porque fue la chispa que encendió la llama de un cordobesismo que languidecía después de más de tres lustros seguidos penando por la Segunda B. El fútbol estaba moribundo, reducido a una pasión de minorías nostálgicas, y aquella hazaña de Cartagonova despertó para la causa a toda una generación de jóvenes que jamás habían celebrado nada con la camiseta blanquiverde puesta. Aquellos adolescentes componen hoy el núcleo duro del cordobesismo. El club blanquiverde ha recordado hoy con un vídeo aquella efeméride a través de sus redes sociales. Nadie olvidará nunca aquella formación histórica, principalmente porque a un buen número de sus integrantes y a sus técnicos te los puedes encontrar hoy por la calle o en cualquier campo de fútbol de la provincia. Ellos fueron y serán siempre de los nuestros.
Tal día como hoy, hace 19 años, surgió la Cordobamanía. Los nombres de Espejo, Loreto, Ramos, Juanito, Óscar, Rafa Navarro, Fernández, Leiva… hacen que la mente del cordobesista se dispare hacia una época de esplendor. Sí, aunque ahora parezca mentira. Hubo un tiempo en el que la gloria era otra cosa. Un ascenso a Segunda se celebraba como si fuera la Champions. Contra todo pronóstico, envuelto en el descrédito y la ruina económica, tras un año de encierros, impagos y reclutamiento forzoso de canteranos, al borde mismo de la defunción deportiva, el Córdoba CF logró salir del infierno de la Segunda División B. Lo hizo en un encuentro imborrable.
El escenario era el siguiente: el Córdoba llegaba a la última jornada de la liguilla de ascenso con una única opción de subir. Tenía que vencer al Cartagonova en su estadio. A los locales les bastaba el empate para lograr el éxito. Llevaban 43 partidos consecutivos de Liga sin ceder una derrota ante su afición, que abarrotó por completo el graderío creando un ambiente de presión brutal. El Córdoba había perdido en sus dos salidas de la liguilla (1-0 ante la Cultural Leonesa y 5-0 ante el Racing de Ferrol), pero se aferraba al refuerzo anímico que le había supuesto doblegar al Cartagena, candidato número uno, en El Arcángel por 2-0 (goles de Espejo y Pedro Aguado). Allí se plantó el Córdoba, con las apuestas en contra y el cartel de víctima colgado del cuello. El equipo que escribió la historia lo formaban: Leiva, Requena, Soria, Juanito, Clavero, Ramos, Puche (Espejo), Pedro Aguado, Loreto (Nandi), Rafa Navarro y Óscar Ventaja (Jesús Lanza).
https://twitter.com/Cordobacfsad/status/1012999095034753025
En el estadio de Cartagena apenas había medio centenar de cordobesistas. No había entradas para ellos. Unos cuantos periodistas lo pudieron contar. Pero miles lo seguían en Córdoba por televisión. Lo retransmitió Canal Sur y en el Palacio de Deportes Vista Alegre se instalaron pantallas para seguirlo en directo. Quienes estuvieron dentro de aquella marabunta blanquiverde quedaron marcados de por vida.
En la primera parte, el Cartagonova se adelantó gracias a un penalti marcado por Keko (21'). Así se llegó al descanso. Los blanquiverdes, dirigidos desde el banquillo por Pepe Escalante, no lo hacían mal. Llegaban con cierta asiduidad, pero sin remate final. El primer cuarto de hora tras el intermedio resultó escandaloso. En dos acciones a balón parado, el Córdoba fulminó al Cartagonova y dejó enmudecido al graderío. Óscar Ventaja hizo el primero en el minuto 51. Seis después, Ramos colocó el segundo. Los departamentales se quedaron paralizados, sin saber qué hacer, atónitos ante lo inesperado de la escena. En medio del silencio de Cartago se escuchaban los gritos de ánimo de los futbolistas del Córdoba, estimulados al máximo ante la magnitud de la hazaña que estaban protagonizando. El 1-2 sacó al Córdoba de las catacumbas y le devolvió el lustre perdido. Hubo después más partidos y más ascensos, pero ninguno como aquel del 30-J.
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