Con Luis Muñoz salen los planes
Los amantes del esoterismo dirán de él que es un talismán. Los pragmáticos verán en la estadística que su presencia es positiva. La cuestión es que el Córdoba, que no es precisamente un coleccionista de victorias, tiene en Luis Muñoz a un jugador que puede presumir de una hoja de servicios más que lustrosa: tres triunfos, dos empates y dos derrotas en los siete encuentros en los que ha intervenido. Once puntos sobre veintiuno posibles con él dentro del campo en Liga. Y siempre que el Córdoba ganó fue con su participación. En la Copa, el zaguero estuvo en las dos eliminatorias resueltas con éxito.
Luis Muñoz cayó de pie en su debut con el Córdoba. Llegó en calidad de cedido por el Málaga, después de una irregular campaña anterior en las filas del Lugo. El central vio cinco partidos desde el banquillo y dos desde la grada antes de estrenarse. Fue en la jornada ocho, en El Arcángel, frente al Almería. La situación era ya crítica para los de Sandoval, que ese día eran colistas de la clasificación de la Liga 1/2/3. Un escenario difícil. A falta de quince minutos marcó Piovaccari el 1-0. Quedaban diez cuando Muñoz salió al campo sustituyendo a Álvaro Aguado. Su misión era, obviamente, acorazar la portería de Carlos Abad en los últimos instantes. El Córdoba terminó con puerta a cero, ganó sus primeros tres puntos y él pudo sonreír en su bautismo en El Arcángel.
El Córdoba no volvió a ganar otro partido de Liga hasta el primer fin de semana de noviembre. Fue ante el Extremadura, en otra tarde rocambolesca, con remontada y goleada en los últimos minutos (4-2). Muñoz estuvo en el campo los noventa minutos, igual que había hecho en los cuatro anteriores y en el siguiente, en Mallorca, donde cayó lesionado con un esguince de tobillo. Se perdió el último día de Sandoval y toda la etapa de Curro Torres hasta que a mediados de diciembre, tras un mes fuera de juego, retornó al grupo. A Reus viajó, pero no salió al campo.
Su regreso se produjo ante la Unión Deportiva Las Palmas. Fue titular en una noche cargada de presión. Ambiente enrarecido por la tentativa frustrada de venta del club, pobre entrada de público, un rival poderoso en crisis y una necesidad absoluta para los blanquiverdes. Con Curro Torres aún no habían logrado la victoria. Pero volvió Luis Muñoz y el efecto fue inmediato: partidazo, goleada y nueva esperanza. La tercera victoria en la Liga. Y en todas estuvo el central malagueño, que no faltó en los dos únicos encuentros que el Córdoba saldó con victoria en la Copa del Rey: Nástic (2-0) y Elche (1-4). En el Martínez Valero logró, además, un gol.
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