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Javi Flores, a Primera de blanco y verde

Javi Flores, durante su etapa en el Córdoba. FOTO: CORDÓPOLIS

Paco Merino

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El mediocentro cordobés paladea al ascenso con el Elche después de cumplir su objetivo de debutar tras ocho meses lesionado

¿Cuántas vueltas puede dar la carrera de un futbolista sin que éste sepa dónde se esconde su momento soñado? A Javi Flores (Córdoba, 1986) le tenía reservado el destino una experiencia al límite en el curso 12-13, que se presentaba como la última gran oportunidad para relanzar la carrera de un futbolista que siempre ha llevado -lucido o soportado, según soplara el viento- la etiqueta de especial. Hace lo que otros ni siquiera piensan. “Es, posiblemente, el futbolista de más talento de la plantilla”, dijo de él hace unos días Fran Escribá, entrenador revelación de la temporada y principal constructor de un Elche campeón. El club ilicitano, después de un cuarto de siglo lejos de la élite, consumó su retorno a Primera División antes incluso de jugar su partido de la jornada 39 frente al Almería. Que el Alcorcón no venciera al filial del Barcelona daba a los franjiverdes el billete de entrada para dar al salto directo a la que fue conocida un día como la Liga de las Estrellas. Y ahí, en ese equipo que ha destrozado récords, figura un cordobés. Javi Flores, el Messi de Fátima, el chico en el que un día depositó el Córdoba la tremenda responsabilidad de capitanear un proyecto de crecimiento con destino en Primera, logró finalmente ver hecho realidad su anhelo infantil a unos cuantos kilómetros de distancia de El Arcángel, desde donde se le mira con añoranza y sana envidia. Pero a Flores le ha costado lo suyo.

El cordobés, uno de los estandartes de la casa blanquiverde -defendió su camiseta desde los ocho años hasta los 25-, resultó la víctima más ilustre del expediente de regulación de empleo que presentó la sociedad en verano de 2011. Otros afectados, como Gaspar y Pepe Díaz, terminaron aceptando soluciones para continuar pero a Javi Flores ni se le planteó la cuestión. Por entonces, Paco Jémez no contó con él. Y el futbolista se marchó al filial del Getafe, a jugar en Segunda B, en lo que parecía el inicio del declive de una promesa que no había llegado a explotar o, al menos, no lo había hecho del modo que le reclamaba un graderío exigente. Del estusiasmo por cada jugada se pasó a la reprobación. Y de ahí a la mofa y el insulto. Javi Flores lo pasó realmente mal. Su situación era irreconducible. El adiós, inevitable. Una campaña notable en el filial azulón, con 10 goles, le hizo recuperar caché en el mercado y este verano llegó a por él un equipo de renombre en Segunda, el Elche, que había fracasado en su anterior intento de subir y que tras cerrar la etapa de Pepe Bordalás en el banquillo apostaba por un técnico joven como Escribá. Javi Flores ingresó en el Elche con nuevos bríos, recién casado y mucho más maduro en todos los aspectos.

A falta de dos semanas para el inicio de la Liga, Javi Flores cayó al césped de mala manera en un partido amistoso ante el Alcoyano. Los peores temores se encarnaron en el parte médico: rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha. Un mínimo de seis meses de baja. El cordobés contempló desde la soledad de la recuperación el fantástico desempeño de sus compañeros, que desde el arranque de la competición encadenaron victorias y se instalaron, sin dar ni siquiera síntomas de poder abandonarla, la primera posición en la clasificación. El Elche, eliminado pronto de la Copa del Rey -le noqueó el Córdoba en El Arcángel-, se centró en la Liga y ahí ha arrasado.

Escribá seguía paso a paso la recuperación de un futbolista al que siempre ha mostrado su confianza. El preparador valenciano colocó a Javi Flores en la lista de convocados del partido ante el Girona y, a falta de cinco minutos para el final, con empate a cero en el marcador, le llamó para salir al campo sustituyendo a Carles Gil. Fueron sus primeros minutos oficiales con el Elche. Con el 10 a la espalda, Javi Flores recibió en el Martínez Valero una ovación que siempre quedará ya grabada en su memoria.“Ha sido un día muy importante para mí. Quiero dar las gracias a toda la gente que me está mostrando su apoyo y a toda la afición que hoy me ha recibido con una gran ovación. Me habéis hecho muy feliz. Lo necesitaba”, escribía Flores en su cuenta de Twitter. Este sábado, en un hotel de Almería, el Elche certificaba su ascenso a Primera antes de jugar su partido. Y un cordobés de 27 años pudo sonreír al fin al encontrar el sentido a una trayectoria deportiva es un monumento al exceso. Para bien o para mal, como dice el himno del club en el que se crió.

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