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Crónica

Excesivo golpe en Vista Alegre

Partido Córdoba Futsal - Inter Movistar en Vistalegre

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Lo que en otros tiempos era una rutina semanal, ahora se antoja como un acontecimiento singular. Son las cosas del Covid-19. Y más aún en el caso del Córdoba Patrimonio de la Humanidad, que suma este curso ya ocho encuentros aplazados (tiene tres por recuperar). De hecho, el de esta ocasión servía precisamente para recuperar una jornada atrasada. Un caos absoluto que está impidiendo al cuadro cordobés mantener una dinámica competitiva regular. Y a pesar de todo, no le pierde la cara a nadie. Ya puede ser el club más laureado de la historia del fútbol sala. El ADN califa se traduce en una pela constante. En luchar hasta que no te queden fuerzas. Y en esas andas, con un propósito claro. Pero la fortuna le sigue esquivando.

El Palacio Municipal de Deportes de Vista Alegre, sin la presencia de gala que debiera tener en una situación normal, recibía al Inter Movistar en un encuentro de máxima exigencia para los Josan González. Eso sí, la presión -por el simple hecho de ser los favoritos- rondaba en el área contraria, teniendo en cuenta además que los de Tino Pérez llegaban a la cita con dos caídas consecutivas en liga. El propio técnico pontano ya avisó en la previa que, de mantener la concentración al máximo y ser responsables, les podían ganar a cualquiera. Y así se demostró desde el primer instante, pues el Córdoba Patrimonio saltó a la pista a morder con todo lo que tenía. 

Cuando corazón se iguala a la cabeza, parece que el sistema se vuelve inexpugnable. Así se podía catalogar la puesta en escena local. Tanto que apenas tardó un minuto y medio en acertar con el primero de la tarde, en una jugada por banda izquierda de Saura que lograba batir a Jesús García con un efectivo disparo pegado al poste. Una alegría tempranera y de la que cabía resaltar el pase medido de Caio, ya plenamente asentado en el plantel. 

Y es que el planteamiento de Josan era claro en el inicio. Verticalidad absoluta, dando entrada al pívot murciano junto a Shimizu, además de Boyos, quien a su vez vivía un duelo especial al medirse a su hermano Boyis, en las filas del conjunto madrileño. La receta parecía sugerente y el cóctel resultó de un efecto ofensivo inmediato. Continuaba muy metido en el choque el conjunto califa, al que las rotaciones le permitieron además construir y asentar solidez atrás. 

Además, de un contragolpe brotaría la segunda ocasión franca del partido, liderada por Zequi que la dejó para que Jesulito rematara a portería, aunque su chut se marchó fuera por muy poco. Habían transcurrido ya cinco minutos de partido y el Inter apenas sumaba un disparo lejano de Pola. Trabajo, trabajo y trabajo. Eso sí, como era de esperar, los madrileños mejoraron con el paso de los minutos, siendo capaces cada vez más de amasar más tiempo el balón. Pero el notable esfuerzo en defensa del Córdoba Patrimonio dificultaba constantemente la circulación visitante y evitaba que se sucedieran oportunidades claras. Es más, todo el foco ofensivo lo centraban casi en exclusividad en tiros de larga distancia. 

Por contra, la mecha blanquiverde parecía brillar hoy en su máximo esplendor. Desde el saque de esquina llegaría el segundo. Así, en jugada ensayada, con un centro que remata al primer toque Saura e inmediatamente es Lucas Perin el que, inmerso en la dirección de balón, consigue desviarla magníficamente con el tacón para acertar de nuevo entre los tres palos. Ahora a Inter le entraban mayores prisas, al tiempo que el Córdoba se gustaba, sabiendo aprovechar perfectamente cada acercamiento del que disponía. 

Pero no todo el viento iba a correr a favor. Un error atrás acabó causando un duro golpe en los locales. Tripodi logró sorprender a Prieto, prácticamente ausente hasta ese momento, a la salida de un córner, batiendo al arquero y recortando distancias para los suyos. Y no cesaba el ritmo altísimo de la contienda. De idas y venidas constantes. Contraataques. Acercamientos continuos. No había cabida para un solo instante de tregua. Y en esas, el talento interista se hizo muy latente. En empuje seguía imponiéndose la paridad, aunque ahora fueron los visitantes los que mostraron mayor efectividad. De hecho, del posible 3-1 en los pies de Zequi se pasó al 2-2 en un contragolpe veloz de Pito que la dejó perfecta para que Boyis rematara. 

Lo del pívot brasileño fue una auténtica tortura en esos momentos, ya que solo un minuto después se fabricaba él mismo una acción para hacer el tercero con un disparo escorado que se coló por alto. Más alcohol en la herida. Pero este tampoco iba a hundir el ánimo cordobés, y de ello iba a encargarse Josan con un tiempo muerto en el que pedía a su equipo que se exprimiera en cada acción. Trabajo, trabajo y trabajo. Pero también concentración y responsabilidad. Todavía tendría una más el Córdoba, y fue Koseky el que a punto estuvo de firmar de nuevo la igualada, aunque la suerte se alió con el meta madrileño y ahí murió el primer acto. 

La tensión aumentó en intensidad tras la reanudación, con los cordobeses jugándose buena parte de sus bazas en la competición. Era el todo por el todo y nada podía dejarse a la especulación. Las oportunidades siguieron llegando para ambos bandos. Sin embargo, en plena ola de éxtasis, una salida en falso de Prieto la acabó aprovechando Cecilio para convertir el cuarto a puerta vacía. Tampoco la fortuna jugaba de cara, lo que se había podido comprobar en multitud de ocasiones hasta ese momento. Y sin embargo, había que morir en el intento. Saura se topaba con Jesús García en un potente disparo de falta minutos después, mientras que las revoluciones del partido seguían obrando a su máxima potencia. Y es que nadie permitía un centímetro de concesión.

Por pura necesidad y orgullo, la insistencia radicaba en clave cordobesa. En esas, Manu Leal probó de nuevo a Jesús, quien otra vez lograba rechazar el disparo. A continuación, en otra oportunidad franca de los de Josan, es Pito el que salva bajo palos el remate de Saura. A cuatro minutos del final, el técnico decidió apostar por el portero-jugador, que surtió efecto rápido, como no, de la mano del pívot murciano, que mantiene intacto su idilio con el gol. La esperanza brotó de nuevo, aunque Dani Saldise acabaría con ella en la siguiente jugada, apareciendo de la nada en un despiste local. El tanto acabó por tumbar el ánimo cordobés, al que además le faltaron las ideas en el juego con superioridad. Y ahí se hizo fuerte el Inter, que en varios errores consiguió apuntarse disparos a puerta vacía hasta el definitivo 3-7. Más abultado de lo que fue el partido. Más doloroso de lo que debiera ser.

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