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Evitar el desperdicio alimentario desde el supermercado

7ª Semana contra el desperdicio

Lola García

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Esta semana se celebra la Semana contra el Desperdicio Alimentario y la cadena de supermercados Mercadona, adherida desde sus inicios a esta iniciativa, muestra cómo las medidas que lleva a cabo para aprovechar al máximo sus productos les otorga todas las vidas posibles y evita que acaben en el cubo de la basura.

La estrategia de Mercadona para reducir el desperdicio alimentario se traduce en que el 99,5% del volumen total del producto de alimentación que tuvo en 2023 fue aprovechado. ¿Cómo se consigue? Con las medidas que implementan en todos sus supermercados y que se desarrollan en distintas etapas: antes de recibir la mercancía, durante la fase de venta de sus productos y también cuando los excedentes no vendidos salen de sus lineales.

En primer lugar, la cadena lleva a cabo una regulación de los pedidos de mercancía, a través de las últimas herramientas informáticas, para gestionarlos y evitar el sobrestock en almacenes y tiendas. Los pedidos se ajustan así a diario a las existencias y la previsión de venta, de manera que los excedentes sean mínimos.

De otro lado, una vez en la tienda, los productos de Mercadona no se venden con ofertas o promociones, para evitar la compra por impulso y que el cliente se ajuste a sus necesidades reales, evitando el desperdicio de alimentos. Lo que sí hace la cadena de supermercados es la bajada de precios a productos con fecha de caducidad próxima, sobre todo en frescos como carnes, pescados o verduras.

Con aquellos productos que, aun así, no son vendidos unos días antes de su fecha de consumo preferente y deben ser retirados de sus lineales, Mercadona realiza donaciones a 21 entidades sociales de la provincia de Córdoba -750 en España y Portugal-, a las que reparte alimentos que son aprovechados por familias que los necesitan.

Y la última etapa de este máximo aprovechamiento se completa con los productos que ya no son aptos para la venta ni la donación. Estos son recogidos por empresas autorizadas especializadas en elaborar con ellos pienso para animales o abono, e incluso utilizarlos para generar energía.

La vida útil de los alimentos se maximiza así desde el propio supermercado, fomentando un consumo responsable, aprovechando los productos hasta el final y evitando que la basura sea su destino.

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