Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Lee ya las noticias de mañana

Carlos Marín: “Mi sueño es ascender a Primera División con el Córdoba CF”

Entrevista N&B a Carlos Marín, portero y capitán del Córdoba CF

Cristian López

0

Si hay un nombre propio en la historia reciente del Córdoba CF, ese es el de Carlos Marín Tomás (Almería, 1997). Un guardameta que se ha ganado a pulso ser a día de hoy uno de los grandes referentes del conjunto blanquiverde. Historia viva del club califa, ya que suma más de 100 encuentros con la entidad, y en su aspiración, además, está el hito de poder ser algún día el arquero con más encuentros defendiendo la elástica cordobesista. Ahí es nada. Pura humildad y trabajo. El verdadero Santo del cuadro cordobés. El héroe silencioso. El que está para cuando vienen mal dadas. Siempre queda la seguridad de que la portería está a buen recaudo. De Segunda RFEF a LaLiga Hypermotion. De ser casi un desconocido, a erigirse como ídolo de la grada. Hijo de futbolista. Soñador. Un cerrojo en blanco y verde.

Mi fichaje por el Betis fue como un homenaje a mi padre

PREGUNTA. Esto quiero que sea más una charla que una entrevista al uso, y más enfocada a tu trayectoria en general y menos a la actualidad. Iremos hacía ahí, pero antes sí quería preguntarte algo sobre el momento actual. Esta entrevista se hace un martes (día 17) y saldrá el domingo justo previo al partido en Huesca. Después de la primera victoria, ¿cómo se encuentra el vestuario? ¿Qué ambiente hay?

RESPUESTA. Estamos muy contentos, obviamente, de haber conseguido la primera victoria, porque ya se estaba viviendo, sabemos cómo es Córdoba, que es muy exigente. Sabemos dónde estamos, el club que representamos, y lo que ha costado llegar a esta categoría. Entonces, obviamente, los nervios estaban a flor de piel por parte de nuestros aficionados. Nosotros es cierto que nunca hemos sentido ese nerviosismo, pero sí queríamos esa primera victoria ya para calmar a la gente y para nuestra confianza poder decir: somos capaces de ganar.

Entonces, bueno, estamos bastante contentos. La adaptación tenía que ser rápida. Nos ha costado cinco jornadas, pero bueno, ya hemos conseguido la primera y con ganas de que llegue el siguiente partido.

P. ¿Hay algo que tú hayas notado que haya cambiado especialmente de una semana a otra?

R. No, no cambia nada, pero sí que cambia como ese peso de encima que te quitas. Respiras tranquilo, ya has conseguido la primera victoria en Segunda División y, quieras o no, eso te libera un poco. No te condiciona, no lo hemos notado, pero sí ese peso de encima, por la gente, para la gente y para nosotros, sí que es lo que se nota.

P. Desde tu rol de capitán, y uno de los pesos pesados del equipo, ¿cómo se digería ese momento? Las dudas de determinado sector de la afición. Todo lo que ocurrió en el final del mercado de fichajes, que parecía que iba a llegar alguien y al final no, el revuelo que se montó. En el vestuario cómo se vive eso. ¿Sentías la presión?

R. No, la verdad que no he sentido presión. Soy una persona tranquila, emocionalmente estable, y bueno, lo que le quise transmitir a mis compañeros es que el año pasado tuvimos las mismas circunstancias. Empezamos con dudas, concediendo mucho defensivamente, con malos resultados. Y lo que hizo el míster, Iván, y lo que hicimos los jugadores, fue unirnos más, ser autocríticos, buscar los puntos a mejorar y estar tranquilos, sobre todo. Trabajar mucho, pero estar tranquilos y confiados en la idea del míster y en nosotros mismos. Entonces, eso es lo que hemos querido transmitir y en ningún momento hemos estado nerviosos. Al revés, hemos estado muy tranquilos sabiendo que eso iba a llegar tarde o temprano.

P. Imagino que se juntarían muchas sensaciones al final del partido con el Deportivo. Una de ellas, quizá, sea la de liberación. Una actuación muy buena la tuya individualmente. ¿Qué sentiste al escuchar el silbato?

R. Sobre todo, satisfacción, de ver al equipo competir de la manera que queríamos, satisfacción por conseguir la portería cero, satisfacción porque nuestros aficionados estén orgullosos de nosotros, estén contentos. Ya no tanto a nivel personal, que obviamente estuve contento por el partido, pero es más a nivel de equipo, por la sensación que dimos y que necesitábamos esa victoria y la conseguimos.

El equipo siempre ha estado tranquilo y confiado en la idea del míster

P. Ahora sí que vamos a dar un salto hacia atrás, al principio de todo. Si no estoy equivocado, tus primeros pasos son jugando en la calle, en el equipo de tu colegio y desempeñándote primero en el fútbol sala.

R. Sí, exacto, primero empiezo creo que como todo niño en el colegio jugando y demás, y luego sí que pasé a las categorías inferiores del Almería, en fútbol sala. El otro día que estuve en Almería, estuve recordando eso con la familia, de los inicios, y les conté una anécdota que tuve. Y es que yo empecé jugando de delantero y lo pasé muy mal. De niño, obviamente, tuve un disgusto muy grande, porque el entrenador decidió ponerme de portero. No sé el motivo, realmente. Tengo pendiente una conversación con él y quedar a tomar algo para ver cuáles fueron los motivos de por qué me echó para atrás. Si es porque era muy malo, no metía goles, o porque realmente era muy grande y abarcaba mucha portería. No lo sé. Me queda la duda. La resolveré pronto, espero.

P. Ese entrenador supongo que estará siguiendo tu trayectoria y ahora dirá: tuve buen ojo (risas).

R. Sí, sí, total (risas). Ya te digo que tengo pendiente quedar con él para ver qué me cuenta y cuáles fueron los motivos.

Pero sí, efectivamente, empecé en el Almería de fútbol sala, y ya ahí fue mi transición de jugador a portero. Esos fueron los primeros pasos.

P. La pasión por el fútbol, en definitiva, te viene en el ADN. Tu padre fue jugador.

R. Sí, claro, por supuesto. Él se dedicó al fútbol, no de manera profesional porque realmente jugó hasta Segunda B, pero sí era futbolero. Jugó en la Balompédica Linense, en el Poli Ejido, en muchos equipos. Vivió la misma profesión que yo. Desde chico me crié con una pelota en los pies.

Entonces, por eso también lo que te conté de esa etapa mía en Sevilla. Yo tengo fotos de pequeño con la camiseta del Betis, es por eso que, cuando yo voy a Sevilla, fue en homenaje a mi padre. Me hizo especial ilusión.

P. Esa anécdota que me comentabas de pasar de delantero a portero. Tu padre jugaba de delantero e imagino que también en honor a él querías jugar ahí.

R. Sí, sí. Por eso te digo, yo creo que de pequeño, no sé si porque mi padre me entrenaba de esa forma, pero yo quería ser delantero. Quería ser como él y quería meter los goles. Pero bueno, por estas circunstancias, me tocó que me retrasaran a la portería, y hasta el día de hoy no me ha ido tan mal.

Yo quería ser delantero y meter goles como mi padre

P. Desgraciadamente, tu padre fallece en 2008, con 47 años. Tú en ese momento creo que tenías 11 años. En tu relación con el fútbol, esa pérdida supuso algún cambio de mentalidad especialmente.

R. Yo era bastante pequeño. La verdad que no lo viví como si, por ejemplo, lo viviera a día de hoy una pérdida así. En ese aspecto, era pequeño, era inconsciente. Sí me quedó una espinita clavada que es que justo a los dos años, si no recuerdo mal, de fallecer mi padre, o al año siguiente, es cuando el Atlético de Madrid me llama. Entonces, es que él falleció en un momento muy cercano a que empezase, digamos, mi andadura más profesional o más formal en el mundo del fútbol. Por eso, siempre al salir a un campo, entro mirando al cielo y me acuerdo de él. No ha podido ver cómo me desempeñaba en los siguientes años, pero lo tengo presente cada día y sé que está disfrutando desde arriba.

P. Como decíamos, empiezas a destacar en el Club Deportivo Oriente. Eso hace que en 2010 te llamen del Atlético de Madrid y con apenas 13 años te marchas a la capital de España. ¿Qué supuso para ti ese cambio?

R. Yo lo recuerdo con la ilusión de un niño pequeño, de que a ti lo que más te gusta es ser futbolista, y que te llame el Atlético de Madrid es como un sueño. Yo recuerdo que el presidente del Oriente llamó a mi madre. Nosotros no sabíamos, ni nos imaginábamos, ni yo esperaba eso. Fue una sorpresa cuando mi madre me contó: que te ha llamado el Atlético de Madrid, que tienes que ir a hacer unas pruebas y demás. Yo estaba como un niño pequeño, muy feliz.

Fui a Madrid, al torneo y recuerdo que me dieron el premio al mejor portero. Creo que fue en el norte, en Bilbao, no recuerdo bien. Jugamos dos partidos y me dieron el trofeo a mejor portero. Y ya justo en el autobús volviendo a Madrid, me escribe mi madre y me dice: hijo, dicen que te quieren para el año que viene y te tendrías que ir para Madrid. Yo lo recuerdo muy feliz, como viviendo un sueño. Yo estaba deseando que llegara ese momento de irme.

P. ¿Fue duro salir de un contexto, el de tu tierra, que dominabas y dónde te sentías cómodo?

R. Es que fíjate, yo siempre lo hablo con mis amigos más cercanos y demás, que saben un poco mi historia. En ese momento yo casi que estaba como perdiendo la ilusión por el fútbol. No sé si recuerdo bien, porque yo tengo mala memoria, pero sí que me acuerdo que estaba dejando de ir a entrenar. Sabes, que estás en esa edad un poco ya más complicada, que empiezas a salir más, en fin, esa edad un poco más compleja. Y me acuerdo que estaba dejando de ir a entrenar.

Y de repente, por eso yo digo que creo que eso fue como una luz del cielo, yo creo que fue mi padre quien al final me apoyó y dijo: esto es lo que tú necesitas. Entonces, en ese momento me apareció esa oportunidad que después me ha cambiado la vida. Nunca se sabe que me hubiese deparado el futuro si en este momento no me llaman del Atlético de Madrid y yo dejo el fútbol y demás. Entonces, en parte, ese golpe de suerte yo creo que fue mi padre desde arriba que me dio esa oportunidad.

P. En el Atleti creces y llegas a debutar en Segunda B. Incluso, entras en cierta dinámica del primer equipo con el Cholo Simeone y compartes entrenamientos con Jan Oblak.

R. Eso todavía fue muy lejano. Primero fueron muchos años en las categorías inferiores. Llego siendo infantil A, directamente me suben al cadete B. Paso por todas las categorías: cadete A, juvenil B, juvenil A. Hasta que llego al filial, y ahí también empiezo a entrenar con el primer equipo. Eso fue ya como al séptimo año, o al sexto, que ya fue cuando hice una pretemporada con el primer equipo. Estuve de tercer portero con Oblak y Miguel Ángel Moyá.

Imagínate, es cuando te ves y dices: esto ya no es tontería. Cuando te ves en la charla con el Cholo Simeone, en Balaídos, voy convocado, me entrevistan en Canal Plus al descanso y demás, pues bueno, ya iba diciendo: estoy un poco más cerca. Realmente todavía estaba muy lejos, pero ya me sentía ahí.

El primer año de Primera RFEF no estábamos preparados para la derrota

P. ¿Cuál fue el instante en que realmente pensaste que podías dedicarte al fútbol profesionalmente?

R. Yo creo que ahí ya lo vas notando que estás cerca. Ahora con los años, yo sentía que todavía ahí no estaba preparado realmente. Hay deportistas que con 18 años ya están preparados y otros que tardan más en madurar y en poder rendir a ese nivel. Yo sentía que estaba ahí, pero obviamente todavía futbolísticamente tenía que madurar mucho. Pero bueno, con trabajo y demás, sabía que me podía acercar.

P. Tú eres uno de esos ejemplos de jugadores que se han formado en canteras de Primera División. Hablando con otros jugadores que han estado en otras como la del Madrid, cuentan que se produce esa disyuntiva entre que, al mismo tiempo es la mejor vía para llegar a profesional, nadie tiene tantos recursos y tan buena formación, pero a la vez son trituradores de sueños de muchos niños. Solo unos pocos llegan o se mantienen. Pero ya de por sí llevar ese escudo en el pecho les genera unas expectativas que luego se acaban truncando y es difícil de digerir. No sé cómo fue tu experiencia o si te encontraste este tipo de casos.

R. Como te dije, yo estuve ocho años allí, estuve en una residencia y he visto cientos de jugadores pasar. Claro, y yo ser uno de los supervivientes, porque es la realidad. Yo llego con doce años y me voy del club a los veintitantos, no recuerdo bien. Entonces, yo estuve muchos años allí y vi mucha gente pasar. Como tú dices, esa gente con esos sueños, pero que luego ves la dificultad y no vas pasando esas cribas. Entonces, vas viendo como muchos de tus amigos, muchos de tus compañeros, ya no valen. No siguen dando esos pasos. Es un mundo complicado, ya sabes que al final poca gente llega y poca gente puede dedicarse a esto.

Yo en ese aspecto estoy muy orgulloso de mí mismo, porque en todos los clubes donde he estado, no ha sido un año y me he ido. En el Atlético de Madrid estuve ocho años, en el Betis estuve tres, aquí voy por el cuarto año. Eso quiere decir que tengo una disciplina, un trabajo y también hay un talento detrás que me hace mejorar y conseguir lo que me voy proponiendo.

P. En 2018 se cierra la etapa rojiblanca y se abre otra que, como ya has dicho, emocionalmente quizá sea más importante para ti. Te marchas al filial del Betis, primero como cedido, y que fue uno de los equipos por los que pasó precisamente tu padre. Además, él y tu abuelos eran sevillanos y béticos.

R. Sí, sí. La posibilidad de salir del Atlético de Madrid surge a raíz de que me lesiono del hombro. Entonces, esa temporada me recupero ya muy tarde y decidimos salir para jugar y para tener minutos y surge la oportunidad de irme al Betis.

Pero te voy a contar otra cosa antes. Yo en ese año, que estoy lesionado, fíjate las casualidades de la vida. Todavía no se había dado la opción del Betis. Ese año mi hermano y yo decidimos ir a ver un partido al Villamarín. Un Betis-Madrid. Eso fue no sé si en febrero, estaba yo lesionado y un fin de semana decidimos ir a verlo. Y fíjate, por cosas de la vida, al final de la temporada, me surge la opción de irme allí. Y también creo que eso estaba en el destino, que yo tenía que ir al Betis.

Y bueno, como te he dicho, fue un momento especial para mí, para la familia, poder vestir la camiseta del club que mi padre admiraba. El Betis era el club de la familia.

P. Esos años en el Betis Deportivo sigues sumando experiencia en Segunda B y estás también en dinámica del primer equipo. Con 22, 23 años, ¿veías posible el sueño de debutar en Primera?

R. Yo al Betis ya voy como tercer portero. O sea, realmente voy al filial pero me fichan con esa posibilidad de estar entrenando a diario con el primer equipo. Por contra, en el Atlético de Madrid sí que veía todavía más lejano ese sueño, porque el nivel del Atlético de Madrid en aquel entonces era nivel de Champions, obviamente, con un nivel económico alto, que si en algún momento dado necesitan un portero, no van a tirar de uno de la cantera. Van a fichar.

Entonces, sí que en el Betis ya veía eso un poco más cercano. También me veía con un poco más de madurez deportiva. Lo veía más a la mano. Pero bueno, por diferentes motivos, los dos primeros años en el Betis B empiezo jugando, pero luego ya pierdo la titularidad, y voy también perdiendo peso en la dinámica del primer equipo. Sí que entreno mucho, pero creo que si hubiese tenido que jugar alguien, hubiese sido mi otro compañero del filial. Y bueno, después ya acabo contrato y surge la opción de venir aquí.

No fue fácil ver a tu propia afición un poco en tu contra

P. Del verdiblanco pasas al blanquiverde en 2021. El Betis va a estar muy presente en tu vida porque es un emblema de ese club, como es Juanito, el que te llama para venir a Córdoba.

R. Exactamente, yo recuerdo que, muy a pesar de los cordobesistas, yo vine cuando el Córdoba CF desciende a Segunda RFEF, yo vine aquí con el Betis Deportivo. No soy el portero que metió aquel gol en los últimos minutos, pero sí estaba en el banquillo. Y después de ese partido, de venir al estadio, que era Covid, además, no había gente. Pero ya se veía un club grande y a mí me sorprendió el estadio, el club. Me transmitió como que tenía algo especial. Y recuerdo, volviendo ese mismo día después del partido, decirle a mis compañeros, que no estaría mal si el Córdoba CF el año que viene me llama. Sería bonito, un buen club, con masa social. Estaría bien. Ya en ese entonces preveía que podía ser una opción, pero sí que fue Juanito el que más tarde, ya a finales de verano, habla con mi representante, se acuerda de mí de su etapa en el Betis y me llama me llama para venir.

P. La adaptación fue perfecta e inmediata. Pese a que llegabas como teórico suplente de Felipe Ramos, un guardameta entonces más experimentado, te hiciste pronto con la titularidad en Segunda RFEF y fuiste uno de los líderes de ese año prácticamente perfecto con los títulos de Liga y Copa.

R. Mi sensación al salir del Betis es que tenía ganas de salir de un filial y estar en dinámica de un primer equipo. Al final, en el filial sí tienes la posibilidad de estar ahí, pero realmente no estás en el primer equipo. Entonces, bajaba con el filial, subía con el primer equipo, bajaba de nuevo, y al final no estaba ni en un lado ni en otro. Cuando llegué aquí, ya sentía que era el momento de ganarme un puesto, ganarme un nombre en un club más profesional y tenía ganas de eso.

Es cierto que parto de suplente porque firman a Felipe Ramos como primer portero, pero yo sentí, por la filosofía del míster, en ese entonces Germán Crespo, que quería un portero que jugase con los pies, que jugase adelantado, y yo venía de esa filosofía. Venía del Betis, donde había aprendido eso y llevaba trabajándolo y entrenándolo durante tres años. Entonces, yo sentía que podía llegar mi oportunidad, mi momento.

Yo recuerdo cada día que venía al estadio. Ya veía la gente, el ambiente que se vivía aquí. Y me acuerdo que me iba a casa y me iba cabreado, diciendo: yo quiero estar ahí dentro. Recuerdo que el ambiente que se vivía aquí, hacía que yo trabajase más. Me acuerdo después de algún algún partido irme al gimnasio a entrenar y demás. Yo sentía que mi momento estaba cerca, pero me frustraba cuando pasaban las jornadas, el equipo estaba ganando y todavía no entraba en la dinámica.

P. Como ya se sabe, se acaba revirtiendo la situación, eres titular y terminas con el ascenso a Primera RFEF.

R. Yo ya había conseguido uno con el Atlético de Madrid B, desde Tercera a Segunda B, que se asemeja a lo de Segunda RFEF, e igual había logrado otro en el Betis Deportivo. Pero no es lo mismo, ya te digo, al final estás ascendiendo en un filial. No tiene la misma repercusión, ni se puede asemejar a conseguir un ascenso con el Córdoba CF. Aparte, como todos sabemos, el club lo necesitaba, cayó a una categoría que obviamente no es acorde al nivel del club, y bueno, todos lo necesitábamos. Vinimos para apoyar y ayudar en esa causa, y por eso te digo que viendo la trayectoria desde que llegué hasta donde estamos ahora mismo, es una historia bonita.

El mensaje de Ania es lo que nos ha llevado a conseguir esto

P. Ya en Primera RFEF, el contexto es distinto, pero la campaña 2022-23 se inicia prácticamente igual que el final de la anterior. Domináis claramente durante todo el primer tramo, aunque luego llega el desastre de la segunda vuelta donde se trunca todo. ¿Qué cambió en aquel vestuario para pasar de la cara a la cruz?

R. Pues no lo sé. Sinceramente, creo que no estábamos preparados para la derrota. Veníamos de un año y medio prácticamente ganando todo, que las cosas fuesen rodadas, sin apenas ninguna mala racha, ni ninguna dificultad. Entonces, el nivel en Primera RFEF ya era un poco más exigente. Es verdad que en el mercado de invierno, jugadores que llevaban aquí tiempo salen, entran otros. En fin, esa adaptación y demás, se junta con una mala racha de partidos, y tenemos dudas, inestabilidad, se podría decir. Pero yo creo, sinceramente, que la clave fue que no estábamos preparados para la derrota. Y al final, tienes que estar preparado para esos momentos y estar tranquilo como nos ha pasado a nosotros este año, o a principios del año pasado. Sabemos lo que tenemos que hacer, trabajar más y estar tranquilos, confiar en nuestra identidad.

P. Esos últimos meses, ¿cómo se viven? Supongo que mucha frustación.

R. Sí...

P. Hay cambio de entrenador, cambio de jugadores y ves que no sale nada.

R. No es fácil. Yo recuerdo salir a jugar a los partidos con esa sensación de que da igual lo que haga, que no gano, que es imposible ganar. Fue muy complicado. También la gente aquí nos exigía, nos metía presión, para nosotros fue duro, después del año que llevábamos, año y medio ganando prácticamente todo. Ver a tu propia afición un poco en contra, no fue fácil de llevar. Pero también te digo, forma parte del proceso y a mí también me enseñó, aprendí y para saborear los momentos buenos y los éxitos, también tienes que pasar por ese tipo de momentos.

P. Llegamos ya a la 2023-24, segundo curso en Primera RFEF. Con la experiencia del año anterior, cambio de entrenador, ilusiones renovadas. Pero tenéis un inicio irregular. Tú como uno de los capitanes ya en ese entonces, ¿notabais la presión?

R. La verdad que no, yo creo que ahí en ese momento teníamos mucho que ganar y poco que perder. Veníamos de media vuelta casi sin ganar. Es que, a poco que ganásemos, ya la gente iba a estar contenta, porque veníamos de una racha muy mala. Yo recuerdo que al equipo no le estaban saliendo los resultados, pero en cuanto a juego, en cuanto a ocasiones, era muy similar a lo de este año. Tarde o temprano iba a llegar. Veías al equipo muy unido, veías a la gente venir día a día muy alegre. Veías los partidos, los analizabas y eran detalles los que nos hacían perder los partidos. Por contra, el año anterior, la sensación era más fea en cuanto a juego, en cuanto a todo.

Pero este año Iván tenía las cosas muy claras. Es un tío muy positivo, muy autocrítico. Nos dio tranquilidad. Lo hablábamos entre nosotros, que tarde o temprano iban a empezar a salir las cosas y por suerte así lo hicimos.

Me gustaría acabar como el portero con más partidos en el Córdoba CF

P. Luego se recondujo y el año acabó como acabó. Segundo ascenso, pero este quizá sea muy diferente. Salir de Segunda RFEF era algo obligado y en cierto modo escapar de Primera RFEF también, pero con el nivel que había, volver a Segunda después de cinco años. La ciudad se volcó. Imagino que fue más especial.

R. Obviamente este no es fácil. En Segunda RFEF, el coco de la categoría era el Córdoba CF. Con todos los respetos, pero estabas jugando con equipos muy humildes. Ya el año pasado, la cosa cambia. Hay un Málaga en la categoría. Hay un Ibiza poniendo mucho dinero con jugadores de Segunda División. Hay un Murcia, en fin. Está el Castellón. La dificultad sube. No podíamos dar por hecho. No podíamos meternos esa presión de que el Córdoba CF tenía que estar primero, que tenía que ascender, porque sabíamos la realidad. Y nos había venido bien el año anterior para tener los pies en el suelo, no venirnos arriba con dos victorias, ni tampoco echarnos las manos a la cabeza con dos derrotas.

Quisimos transmitir a la gente esa tranquilidad de que íbamos a ir partido a partido, de no centrarnos en un objetivo como el ascenso para quitarnos esa presión y empezamos a enganchar a la gente. La gente, que estaba desilusionada del año anterior con todo el sentido del mundo, empezó a creer en el equipo. La verdad que fue súper bonito ver como esa historia de empezar mal la temporada y de ir dando pasos hacia adelante, poco a poco escalando en la clasificación, hasta vernos ahí casi a punto de coger al Castellón.

P. Ya con el Málaga previamente hubo un anticipo, pero todo se multiplicó en el play off con las eliminatorias ante la Ponfe y el Barça. Lleno absoluto del campo, el público entregado. Era imposible perder con un ambiente así.

R. Sí, sí, eso lo hablamos mucho. Se generó un aura en el equipo de decir: esto está para nosotros. Es imposible que no vayamos a ganar y teníamos tal confianza en nosotros mismos, tal confianza en que con nuestra gente lo íbamos a sacar, que yo recuerdo conversaciones el mismo día de la final, entre nosotros mismos diciendo: somos una puta banda y estamos aquí que parece que estamos en un cumpleaños, como de cachondeo y demás. Esa confianza, esa relajación, ese buen rollo entre nosotros, hizo que no tuviésemos ninguna presión en esos partidos. Y eso nos hizo estar tranquilos en los momentos complicados, que los tuvimos en las eliminatorias, y al final conseguir el ascenso con nuestra gente.

P. ¿Qué ha significado Iván Ania en toda esta historia?

R. Es el líder, el gestor, el máximo responsable. Ha tenido un papel fundamental porque, ya te digo, él también ha conseguido un ascenso, sabe lo que es. Para mí es una persona muy autocrítica, pero que a la vez confía mucho en el trabajo, en el grupo y la verdad que su mensaje, su palabra, su manera de motivar, ha sido lo que nos ha llevado a conseguir lo que hemos conseguido.

P. El club ha crecido en estos años y tú lo has hecho a la par, ¿qué ha cambiado en el Córdoba CF y en Carlos Marín desde el año de Segunda RFEF?

R. Para mí es una historia muy bonita la que estamos creando, entre el club y los jugadores que quedamos, que en este caso somos Casas y yo. Nos hemos ayudado juntos a salir de ese pozo que era la Segunda RFEF. Yo ayudé al club a conseguirlo y el club también me ayudó a mí, me dio la oportunidad de defender un club tan grande como este y me ha dado la repercusión que tiene el Córdoba CF, que es muchísima. Mi sueño es seguir creciendo de la mano, y por qué no, imagínate la hipotética historia de un chaval que vino en Segunda RFEF y acabó con el Córdoba CF en Primera División. Eso sería como un sueño.

Cuando estoy en el campo me aíslo del ambiente

P. Y hace unos meses, renovado hasta 2027, ¿sientes la confianza del club?

R. Sí, principalmente me siento valorado por mis compañeros, por el club que me ha dado la confianza de tantos años, por Juanito que me brindó la oportunidad de venir aquí y sigue confiando en mí. Por el presi, por la gente, sobre todo. El otro día estaba con mi chica en Las Tendillas, estábamos tomando un café y apenas pudimos estar tranquilos más de cinco minutos seguidos, porque a cada rato venía un niño o venía alguna persona a pedir una foto. Para mí es gratificante ver que la ciudad reconoce tu trabajo, que te admira, eso quiere decir que lo estamos haciendo bien como club.

P. Estamos sentados en uno de los fondos, creo que es un lugar especial para ti. Aquí es donde más cerca estás del público. ¿Qué sientes desde aquí?

R. Se me hace raro estar aquí, no acostumbro y eso es buena señal (risas). El otro día también lo hablaba con mi gente, con los familiares. Cuando uno está ahí abajo en el terreno de juego, tiene como esa visión túnel. Estás tan enfocado en el partido, que te aíslas un poco del ambiente. Y me acuerdo el año pasado, el último partido de liga antes del play off, que no nos jugábamos prácticamente nada, fue un partido contra el Algeciras y estaba con mi chica en la graba y le decía: estoy nervioso. Estoy más nervioso que cuando estoy ahí abajo jugando. No sé, me aíslo tanto que no percibo la tensión del ambiente, la gente, aquí se vive un ambientazo. Obviamente, se vive un ambientazo y como espectador se disfruta del ambiente. Pero es cierto que, desde ahí abajo, yo me intento aislar lo máximo posible, para estar enfocado y no distraerme.

P. ¿Qué podemos esperar del Córdoba CF esta temporada?

R. Lo que puede esperar la gente es que es un equipo que va a ir de menos a más. Seguro. Al final es un equipo muy joven, venimos de una categoría inferior y obviamente eso necesita una adaptación. Pero creo que tenemos un equipo joven con mucha hambre, margen de mejora, que al final es lo importante y es la idea que está siguiendo el club, quieren gente con hambre, con ilusión, que se pueda revalorizar y con margen de mejora. Este equipo tiene autocrítica, tiene hambre y va a ir de menos a más.

P. Y ya la última. Después de todo lo hablado, ¿qué sueños te quedan por cumplir?

R. Como hemos dicho, tengo contrato hasta 2027, pero no sé lo que me deparará el futuro. Sí que uno de los sueños que tengo por cumplir aquí es ascender con el club a Primera División. Para mí como cerrar esa historia súper bonita de venir en Segunda RFEF y acabar con este equipo en Primera División. Para mí sería una satisfacción enorme, sería un sueño.

Y también, ahora no sé cuantos partidos llevo vistiendo la camiseta del Córdoba CF. Creo que son 104 o 105, pero también me gustaría superar a Molina como el portero con más partidos en la historia del club. Eso sí que sería también algo importante que me gustaría lograr. Eso implicaría haber estado muchos años en el club, haber conseguido grandes cosas y para mí sería muy importante.

Este equipo va a ir de menos a más

Etiquetas
stats