El bucle blanquiverde
¿Despistes por falta de concentración? ¿Mala suerte? ¿Cuestión de insistir en el trabajo? ¿De bajar los ánimos? ¿De subir la exigencia? ¿De cambiar de sistema? ¿De esperar a que los demás fallen? ¿Valientes o cobardes? Todo tipo de argumentaciones se han escuchado en las salas de prensa y zonas mixtas de El Arcángel y del puñado de estadios por los que el Córdoba ha desfilado esta temporada. El último, el Anxo Carro de Lugo. Con resultado adverso (2-0) y sensaciones inquietantes, sobre todo en una segunda parte que dejó a Carrión “descontento” porque “no teníamos el balón y en algunos momentos parecía que no lo queríamos”. La cuestión es que el Córdoba sigue siendo incapaz de enlazar dos jornadas puntuando. En Lugo estuvo cerca, pese a que despachó un segundo tiempo flojísimo. Los rojiblancos no fallaron y, por pura insistencia, terminaron quebrando la resistencia de un Córdoba timorato y de moral frágil.
Los blanquiverdes siguen estando en el Top de equipos más goleados. De ello hablaron los dos jugadores que pasaron por la zona mixta en Lugo. Joao Afonso y Caro, los dos centrales. Testigos directos de la debacle final. “Fue un partido difícil para nosotros. Nos costó hacer en el campo lo que habíamos trabajado”, indicó el portugués, que recalcó que el equipo “tuvo que correr mucho por el campo” para “recuperar el balón”, aunque “lo perdíamos fácil”. “No conseguimos hacer nuestro juego cuando recuperamos el balón, aunque hay que darle mérito a la presión de ellos”, indicó el portugués, uno de los fichajes -en calidad de cedido- más impactantes del verano. “Sabemos que tenemos que corregir cosas y vamos a hacerlo”, sentenció ante las grabadoras antes de enviar un mensaje de esperanza al cordobesismo: “En casa vamos a cambiar y hacer un partido como habitualmente hacemos, como ante el Tenerife o Alcorcón”.
“Nos ha faltado tranquilidad y control”, expresó Caro, que en los dos últimos partidos ha acompañado en el centro de la zaga a Joao después de que Carrión decidiera sacar del escenario a Josema. El sevillano recordó que el equipo venía “de mantener la puerta a cero y hacer un buen partido en casa”, algo que tuvo su reflejo en la primera parte en Lugo. “Competimos y tuvimos nuestras ocasiones”, explica el ex del Betis, que reconoció que les faltó “posesión y control del balón”.
“La pena es que en los diez últimos minutos, cuando más debíamos haber competido, han tenido esas dos ocasiones y nos han ganado”, lamentó antes de apuntar, como todos, al futuro que se avecina. Y con prisma optimista, qué remedio. “Lo bueno es que en tres días tenemos otro partido en casa e intentaremos que los puntos se queden allí”, dijo a propósito del partido del próximo domingo ante el Nástic de Tarragona, otro examen más ante un equipo de los que marchan en la parte baja. Un vecino. La visita del cuadro catalán cerrará una semana de chequeo permanente a un Córdoba que se desmiente a sí mismo en cada jornada. Se juramenta para repetir los pocos momentos buenos y termina reviviendo los malos. Un triste bucle en blanquiverde.
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