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Atrapado en un verano eterno

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Paco Merino

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Consiguió dejar la portería a cero después de lucir la bochornosa etiqueta de conjunto más goleado del campeonato. Un avance. No logró perforar la portería contraria por segunda jornada consecutiva, después de llevar veinte partidos de Liga seguidos marcando al menos un gol. Un retroceso. Ahí baila el Córdoba. Un paso para adelante y otro para atrás para quedarse en el mismo sitio. El 0-0 dejó en El Arcángel una sensación de alivio porque no hubo desastre. Carlos Abad sacó una mano en el último minuto para desviar un balón golpeado por Víctor Casadesús que se iba para adentro. No hubiera sido justo que ganara el Alcorcón, que empezó reservón y acabó igual, metiendo a Héctor Rodas para acorazar la retaguardia y salir con algo de El Arcángel. El Córdoba parece que está en pretemporada. Lógico, tal y como han ido los acontecimientos. En la cuarta jornada del campeonato debutaron tres hombres: Erik Expósito, Miguel De las Cuevas y Andrés Martín. En cuatro semanas hubo dos porteros, tres nueves distintos, varios cambios de sistema y muy pocas piezas insustituibles. El plan es no quedar atrapado en un verano eterno. Para eso está forzado a competir mientras termina sus obras. Todo un desafío.

A Sandoval no hay quien le saque de la cabeza que la fórmula va a funcionar, que del grupo que tiene en sus manos -“una buena plantilla, con dos por puesto”, dijo ufano el otro día- va a salir una formación compacta, competitiva, con respuestas eficientes a los rigores de un campeonato tan despiadado como la Segunda División. Resulta conmovedora la actitud del técnico madrileño, que sigue levantando el puño como el general Custer enarbolaba la bandera del 7º de Caballería en la batalla de Little Bighorn. Cuando se sabe que será muy difícil ganar, la resistencia a la derrota es un valor sobresaliente. De eso sabe mucho el Córdoba, un especialista en resurrecciones contra pronóstico. Ahora la remontada cobra una nueva dimensión porque viene desde la casilla de salida. Los blanquiverdes son conscientes del sentimiento que despiertan entre sus vecinos de la Liga. Seguro que les tienen subrayados en la agenda como un adversario batible, un equipo que cuenta con un extraordinario respaldo de su inmarchitable afición pero cuyo proceso de confección ha sido cualquier cosa menos normal. Ahí está tratando de escarbar Sandoval para encender la chispa del orgullo de un Córdoba en entredicho.

Hubo volantazo. Y de los que dejan marca de neumáticos en el asfalto. Sandoval -que vio el partido fuera del banquillo, al cumplir su segundo y último partido de sanción por su expulsión ante el Oviedo- metió mano a fondo para reparar la avería en la zona trasera. Sacó del once titular -y de la lista de convocados- a Aythami Artiles, una pieza referencial desde que llegó al club en el mercado de invierno pasado. Uno de los jefes, un capitán. También envió a la grada a Luismi Quezada y  Bambock, ambos titulares en Albacete en ese día en que el entrenador aseguró que el grupo “tocó fondo” y el presidente confesó que estaba “deseando de que el partido terminara”. Así están las cosas en este Córdoba convulso y angustiado por verse preso en un verano eterno. Esto se parece mucho a una pretemporada, pero no hay más remedio. Como ni han venido fichajes de calado -ni seguramente vayan a venir-, solo queda remover el guiso y probar el sabor. No es necesario que esté sabroso. Sólo que alimente.

Procedía un arranque fogoso y eso fue lo que hizo el Córdoba, que antes del cuarto de hora ya había acumulado algunas ocasiones más que interesantes. A los nueve minutos, un balón franco le cayó a Alfaro en el área chica. El de la Palma del Condado marcó los tiempos de la acción y cabeceó con fuerza, pero Dani Jiménez, que estaba muy bien colocado, interceptó el testarazo. Un par de minutos después, Álex Quintanilla hizo que el público se llevara las manos a la cabeza tras verle rematar, de manera apresurada, un balón rechazado por el portero alfarero tras un hábil disparo de rosca de Javi Lara. El bilbaíno mandó la pelota al lateral de la red.

El Alcorcón, con el escurridizo Jonathan Pereira como hombre más adelantado, no se arriesgó demasiado. Contuvo a los cordobesistas con orden, esperando que la oportunidad le llegara en lugar de afanarse en buscarla. Eso le tocaba al más necesitado, que era el cuadro anfitrión. No le faltó el ánimo en las gradas, pese a que el espectáculo se ceñía a los cánones de los equipos apurados: la estética del sudor, el pico y la pala. El Córdoba, con más posesión, volvió a acercarse en el minuto 34 con una galopada de Alfaro que terminó con un remate en carrera de Jovanovic que despejó Dani Jiménez. A falta de tres minutos para el descanso, un centro de Javi Lara rebotó en el defensa Laure y el rechace estuvo a punto de sorprender al portero del Alcorcón. El empate sin goles en el intermedio dejo sensaciones agrias, aunque el público aplaudió con agradecimiento y comprensión. El personal ha entendido perfectamente de qué va la película este año.

Después del descanso cambió el escenario. El Alcorcón tuvo su ocasión más clara en un lanzamiento de Jonathan Pereira que superó a Carlos Abad y al que no llegó Nono, que estiró el pie pero no conectó con el balón. Una volea del extremo pacense, a centro de Bellvís, fue otra oportunidad más para los alfareros, que vivían sus momentos más inspirados. El Córdoba trató de cambiar la dinámica con la entrada de Miguel De las Cuevas, que debutaba con el equipo local. El alicantino se entregó, aunque le falta tono físico.

Para abordar el tramo final del partido, Sandoval dio entrada a Federico Piovaccari y Cristóbal llamo a filas a Víctor Casadesús. Arietes clásicos para buscar el impacto en un encuentro que estaba marcado por la igualdad. El Córdoba se debatía entre una ofensiva brutal o un comportamiento más práctico y menos populista. Tenìa un punto agarrado. Sandoval jugó otra carta haciendo debutar al joven canterano Andrés Martín, que pudo hacer reventar a la grada si hubiera cazado un centro de Fernández desde la derecha. El Alcorcón mantuvo el orden ante las prisas finales de un Córdoba más necesitado. En el último minuto, Carlos Abad salvó al equipo local con una sensacional parada a disparo raso de Víctor Casadesús. El personal respiró hondo, Con el pitido final sonaron aplausos. El Córdoba suma. Queda mucho tiempo. A algo hay que agarrarse.

FICHA TÉCNICA 

CÓRDOBA, 0: Carlos Abad; Fernández, Quintanilla, Jesús Valentín, Javi Galán; Álex Vallejo, Aguado, Javi Lara (De las Cuevas, 59'), Jovanovic; Alfaro (Andrés Martín, 77') y Erik Expósito (Piovaccari, 66').

ALCORCÓN, 0: Dani Jiménez; Laure, David Fernández, Burgos, Bellvis; Toribio, Dorca; Sangilli, Álvaro Peña (Héctor Rodas, 86'), Nono (Borja Galán, 82') ; y Jonathan Pereira (Víctor Casadesús, 64').

ÁRBITRO: De la Fuente Ramos (Colegio Castellano Leonés). Amonestó con tarjeta amarilla a los locales Álex Vallejo y Fernández y a los visitantes Burgos y Víctor Casadesús.

INCIDENCIAS: Partido de la cuarta jornada de LaLiga 1/2/3, disputado en El Arcángel ante 12.312 espectadores.

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