LOS TESOROS DE CAMBIO DE ERA
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REPORTAJE
De la peste bubónica al autogobierno: la Córdoba desconocida de ‘Cambio de Era’
La exposición Cambio de era. Córdoba y el Mediterráneo cristiano, que se podrá ver hasta mediados de marzo en la capital, alumbra uno de los periodos más desconocidos de la ciudad de Córdoba. Una urbe que vivió periodos de gran esplendor durante el periodo romano y el periodo andalusí, pero que también brilló por su independencia en la época de transición entre uno y otro, como atestigua, en buena medida, la ingente cantidad de piezas cedidas a esta muestra (el 25%, nada menos) por el Museo Arqueológico de Córdoba, uno de los que mejor ha datado esta etapa.
Según el catálogo de la exposición, Córdoba fue en este periodo que va desde la caída del Imperio Romano hasta la llegada de los árabes, “una ciudad privilegiada para comprender las características y contradicciones entre distintas fuentes de conocimiento”, debido a la complejidad para adecuar las fuentes escritas a la realidad arqueológica, lo que ha motivado modelos interpretativos contrapuestos sobre la cronología, ubicación y significado de los principales monumentos de la ciudad. En este periodo de cinco siglos, se condensa parte de la historia más desconocida de la ciudad, que no obstante, siguió teniendo protagonismo gracias a su herencia como rica capital romana.
Lo mismo opina la directora del Museo Arqueológico, Lola Baena, que explica que, en esos siglos, se está produciendo un cambio muy importante en la propia Córdoba, por influencias del Mediterráneo oriental. “La muestra permite apreciar que el peso del Mediterráneo Oriental es mucho más fuerte que lo que tradicionalmente se había estudiado, que señalaban una mayor influencia de los germanos y los visigodos”, puntualiza. Como ocurrió antes y ocurrirá después, Córdoba es un lugar que atrajo diversas culturas y las integró, creando de este modo la suya propia.
Así, frente a quienes consideran que Córdoba “había dejado de existir como capital” en este periodo, Baena señala que no fue así, que siguió teniendo su importancia y que esta transición, en realidad, fue una continuidad entre una etapa y otra. En buena medida porque en Córdoba siguió viviendo la población de origen romano. Gente de poder, apoyada desde el imperio. “Lo que realmente estudiamos nosotros es cómo Córdoba se manifiesta a nivel material, en las piezas mismas, que son de una suntuosidad que evidencia que Córdoba seguía siendo una ciudad rica y de poder”, señala la historiadora
La peste
Una ciudad que vivió momentos de oscuridad, como los que causó la epidemia de peste bubónica, que se puede apreciar en una de las piezas más singulares de la colección, pues reúne un alto valor científico y patrimonial: la interesantísima inscripción de inicios del siglo VII en la que se puede leer ab inguina|li plaga o|biit (a)er(a) DC|XLVII. Es decir: “murió por la infección de la ingle en el año 647 de la era hispánica”. Se trata de una clara y única referencia a la plaga de peste bubónica (anguinali plaga) que afectó el Mediterráneo desde mediados del siglo VI, con recaídas en los siglos sucesivos y que llegó a Córdoba.
Baena explica que este pequeño fragmento de inscripción fue encontrado antes del año 1958 en la zona llamada Cortijo de Chinales. La zona ha sido la protagonista de importantes hallazgos epigráficos, especialmente los epitafios del murmillus (un tipo de gladiador). De época tardoantigua salieron a luz los fundamentos de un importante edificio, que Samuel de los Santos Gener atribuyó (no sin controversia) a una basílica dedicada a Acisclo, junto a más de una decena de fragmentos de inscripciones cristianas, de las cuales la más importante es la que se puede ver en la Mediateca del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía (C3A).
La pieza ha perdido la memoria del difunto, pero ha guardado la causa de su muerte, un elemento tan infrecuente en los epitafios antiguos como en los actuales, según explica Baena. La lápida referencia que la persona recordada murió una de las oleadas de peste que durante el reinado de Justiniano I (quien, a su vez parece que la padeció y de quien recibirá su nombre) y desde el Mediterráneo oriental recorrió Europa hasta bien entrado el siglo VIII.
“Es una pieza que tiene mucho que ver con lo que nos gusta contar en el museo y que permite conectar la historia con la actualidad. Siempre pensamos que hemos vivido una pandemia única y no, esto ha existido a lo largo de los siglos”, señala la directora del Arqueológico, que apunta a que en Alicante se ha hallado reciéntemente una necrópolis que tiene restos óseos de esta peste bubónica y que, en un futuro, se unirán ambos hallazgos.
Un reino singular
Además, la exposición también permite atisbar otras cuestiones poco conocidas de la ciudad, según Baena. “Ahora se está reestudiando un periodo en el que Córdoba, durante unos años, fue un pequeño reino con un autogobierno”, afirma. Se refiere a la época en la que presuntamente se levantó en Córdoba el Alcázar del Rey Visigodo de don Rodrigo y, anteriormente, por el complejo palatino de Cercadillas, de los siglos III y IV, y que, aunque arrasado por las obras del AVE, constituye “una muestra más del aporte oriental a la ciudad”.
Baena apunta que, aunque la muestra sólo recoge 52 piezas de esta época, en el Arqueológico está muy documentada. “Llevamos años estudiando y recuperando las piezas de esta época. Aquí hay piezas prestadas y muchas otras que siguen en el museo y hablan de esta Córdoba tan especial”, concluye.
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