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LOS TESOROS DE 'CAMBIO DE ERA'
REPORTAJE

La Dama de Cartago: una pieza “reina” para la exposición ‘Cambio de Era’

Mosaico de la Dama de Cartago en la exposición Cambio de era. Córdoba y el Mediterráneo Cristiano

Juan Velasco

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Es una de las joyas de la exposición Cambio de era. Córdoba y el Mediterráneo cristiano, que se podrá ver hasta mediados de marzo en la capital. Se trata de La dama de Cartago, un mosaico que data probablemente del siglo VI, y que constituye una muestra de sincretismo cultural y una refutación de la idea eurocéntrica que ubica el brillo paleocristiano en el eje Roma, Francia e Hispania.

Eso es lo que opina el comisario y crítico de arte Óscar Fernández, coordinador de la Sala Vimcorsa, donde, desde el 16 de diciembre se pueden ver ésta y otras de las obras de la gran apuesta expositiva del Ayuntamiento de Córdoba. Una muestra que, según explica Fernández, plantea cuestiones muy interesantes sobre un periodo, el final del Imperio Romano y el principio de la Edad Media, que no siempre ha sido muy del gusto de los historiadores y arqueólogos.

Sobre por qué ha ocurrido esto, al menos en Córdoba, tiene el comisario una teoría: “Ha habido cierta tendencia a que, cuando se excavaba y se llegaba al islam, se arramblaba con todo hasta llegar al mármol de la Córdoba Romana”, señala. En la provincia, y especialmente en la ciudad, la historia romana ha sido objeto de apasionamiento arqueológico e histórico, mientras que la qurtuba musulmana, aunque ahora vive un momento de menor atención, es tan omnipresente en la ciudad que es imposible obviarla.

De esta manera, Cambio de era. Córdoba y el Mediterráneo cristiano se encuadra como un movimiento que busca iluminar ese impasse que hay entre ambos imperios, una época en la que, a tenor de esta exposición, la ciudad tuvo cosas que aportar.

Una modelo desconocida

Más o menos en la época en la que los romanos abandonaban la península, en Cartago, un artista daba forma a un mosaico para una mujer de gran importancia. La dama de Cartago que está en la primera sala de la exposición ubicada en Vimcorsa es, a juicio de Fernández, una de las piezas más emblemáticas de la exposición. “Demuestra que algo muy característico del Imperio Romano, que es la gran cantidad de artesanos que había no sólo en la metrópolis, sino en las colonias. Cartago era uno de los principales puertos del Imperio Romano”, explica.

¿Quién era esta mujer? De momento, se desconoce. Es un misterio, como lo son muchas de los modelos de la historia del arte. Fernández explica que durante un tiempo se atribuyó la imagen a una princesa o una reina, pero esto es sólo una teoría. “Debía ser alguien importante para que el mejor artista del mosaico le hiciera esta pieza, pero no está muy claro quién es”, detalla.

Lo que sí es evidente es que se trata de “una buena muestra del sincretismo cultural”: “Esto es una imagen clásica de una figura romana, vestida incluso con un toga romana, pero con la mano, con el callao y la aureola cristiana. Y además tiene la gracia de que tiene el cuerpo y el gesto masculino, pero la cara y el peinado es femenino”, analiza Fernández a unos centímetros del mosaico, que está expuesto como un cuadro, lejos de la idea para la que fue creado, como un lujoso detalle de solería. 

Sorprende, a primera vista, la calidad del mosaico, la gama cromática, los matices, los brillos incluso de las telas que se perciben en los colores de las teselas. También el detalle con el que está confeccionada la mano, como si fuera una sacerdotisa cristiana, cincelada y pegada con una delicadeza absoluta.

La presencia de Túnez

La conservación de esta obra, que tiene quince siglos, ha sido perfecta. Su inclusión en la exposición es un pequeño lujo porque el que se ha peleado desde Córdoba. “La presencia de Túnez era importantísima para romper la idea eurocéntrica que tiende a pensar que todo ha pasado en el triángulo Roma-Francia-España. Por eso había que traer cosas de África”, reconoce Fernández.

Además, el historiador del arte apunta a que en Túnez están reivindicando la historia de Cartago como algo mucho más extenso. “Hablamos de un país islámico en el que se está reivindicando el pasado cristiano. Esto es algo muy interesante”, apostilla, indicando que el propio Gobierno de Túnez ha puesto todas las facilidades para que parte de su colección viaje hasta Córdoba.

De hecho, otra de las piezas emblema está a unos metros de la dama de Cartago, y pasa por ser la favorita de la comisaria de la exposición, la doctora Alexandra Chavarría, profesora de la Università degli Studi di Padova. Se trata de una piedra en la que está grabada la primera representación de una iglesia de la que hay constancia, y que se hizo en Túnez.

Para Fernández, no hay duda de que el fuerte de el fuerte Cambio de era. Córdoba y el Mediterráneo cristiano es que “permite ver con claridad que el mundo de hoy no es muy distinto del mundo antiguo”. “El mundo antiguo era global. Roma fue una metrópolis inmensa con un poder inmenso. Y esta idea de la globalización, a la escala de entonces, ya existía. Era todo a la vez y todo muy homogéneo. El éxito de Roma fue lograr eso. Tener un centro enormemente fuerte, tan poderoso y que infunde tanto miedo, y al mismo tiempo es tan seductor que se expande sin dificultad”, reflexiona.

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