Mágico como el primer día y lleno de vida
Este viernes comenzó la fase de semifinales del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas con una función marcada por el homenaje a maestros y la reivindicación
Un grupo de ebanistas despide la noche. Preparan cajas de pino para todo el mundo, de ‘Falete’ a Rajoy, pero que nadie les pida una para Córdoba. Porque la ciudad, su ciudad, les da la vida, como vida tiene y mucha en esta tierra el carnaval. La tiene y la mantiene, muchos años después de que otros iniciaran un camino que entonces no resultaba nada sencillo. Años en los que pretendían acallar cuantas coplas estos días alcanzan cada recoveco del Gran Teatro, que este viernes acogió la primera de las cuatro semifinales del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (COAC) 2015, que terminó superada la una de la madrugada. La noche fue algo así como un mágico homenaje a maestros como Francisco Requejo ‘El Primo’, que no pudo contener la emoción cuando la comparsa ‘La primera’ le dedicó, con él sobre el escenario, un emocionante pasodoble. En su silla de ruedas y sin voz, escuchó como la formación de Javi Lonene, quizá la más brillante de la función, cantaba a sus enseñanzas a base de unas cuantas letras.
No abrió la sesión, ni se estrenaba sobre las tablas del Gran Teatro. Buena música, voces afinadas y conjuntadas y gran repertorio permitieron a ‘La primera’ completar una magnífica actuación, que obtuvo como respuesta un patio de butacas en pie. Ése fue el reconocimiento del respetable a un grupo que en su primer pasodoble cantó a quienes buscan tras la valla un paraíso que probablemente no sea tal. “Y sueño que me llama la voz de un inmigrante y una noche tras otra no puedo ayudarle”, decía la letra sobre los que tratan de dejar atrás la valla de Melilla. El popurrí, por cierto, es una bonita lección de historia carnavalera de la ciudad, con un repaso a la fiesta por etapas y con nombres inolvidables. Como el de Rafael Castro, cuya imagen estuvo presente en el inicio de la función. A las 20:30 aparecían sobre el escenario ‘Los PUTIN del Ayuntamiento’, una especie de humanoides robotizados que en su primer pasodoble recordaron algunos asuntos de 2014 y solicitaron que en su bar les cobren “21 euros por un café”. A buen seguro, acompañado de un décimo de Lotería premiado y que no sea de la susodicha marca que se veía en las pantallas andaluzas mientras sonaban ya las campanadas de Nochevieja.
La Chirigota del Pelos y Quillo completó una buena actuación, en la que, con el rostro de Rafael Castro en el cielo cordobés dentro de una estampa del Puente Romano y la Mezquita-Catedral de fondo, envió su recado al gobierno municipal: “Yo sé que el Ayuntamiento apuesta por la cultura, pero a mí me han hecho con un cubo de basura”. Dos agrupaciones más de esta modalidad siguieron tras ‘La primera’. De Écija llegaron los ‘Manolito Aromas’, simpáticos y también detallistas con Córdoba. Las fragancias de su ciudad y de ésta que les escuchó son las que hacen soñar según estos tipos con ‘pluma’ que en su popurrí dejaron clara su postura. “Échale perfume a la puta sociedad”, reivindicaron para atacar actitudes como la homofobia o el machismo. Su segundo pasodoble fue dedicado a la figura del abuelo. Después tocó el turno de acudir al restaurante La gran muralla japonesa, que no china. El grupo del Soto, ‘Yo la caliento y tú te la comes’, logró arrancar al público aquello de “esto sí que es, una chirigota”. Lo consiguió tras un divertido pase en que, además de rememorar el “disco chino” -filipino- de Enrique y Ana con un particular “bizco chino”, tuvieron un gesto con ‘El Pelos’. “Mi compañero tú siempre has sido”, cantaron con algún recuerdo de ese ‘Juanito el indeciso’ que en 2014 obtuvo el tercer premio de la modalidad. “Sí, ¿no? No, ¿sí?”, pues sí.
También tuvo su protagonismo José Antonio Nieto en su segundo pasodoble. Entre una y otra actuación, ‘Los truhanes’ actuaron de manera invitada y recogieron el afecto del público, que pudo disfrutar una vez más del punteo de Rubén Corvillo. Es mágico, sin más. Algo único que acompañó a la Comparsa de Peñarroya-Pueblonuevo, que en esta edición viste de inmortal y se llama ‘Los eternos’. Sonó bien, tanto en música -ya quedó dicho- como en voces. Y sus letras también fueron buenas, como la dirigida al amigo de la infancia: “Todo lo borra el tiempo, pero de ti jamás me podré olvidar”. Por cierto, tampoco se olvidaron de Rajoy: “Nuestro presidente, un vampiro que a todos nos clava los dientes”. Luego fue turno para los ‘Cordobeses por el mundo’, chirigota del ‘Albaceteño’. Cordobeses de la Córdoba argentina, pero más amantes de ésta, la española, a la que llegaron gracias a Aerolíneas Pelotudas. Su segundo pasodoble fue para Rafael Castro. “No sos de Córdoba la llana si no has comido en el Rafalete” y mucho menos si no has cantado el ‘Soy cordobés’. Se acordaron del equipo al que esperan Djukic mantenga en Primera, tal y como recitaron a ritmo de sevillanas, pero sin que hubiera “segunda”. Notable actuación que el público contestó con un aplauso en pie.
La noche comenzaba a llegar a su final. Poco a poco, la función expiraba. Pero antes de que llegaran los ebanistas encargados de preparar “pijamitas de madera”, hicieron acto de presencia unos duendes que igual buscaron el oro del Falla como llenaron del tesoro de su música y voces el Gran Teatro. La Comparsa de Rafa Cámaras, que el pasado año lograra el segundo premio con ‘Los mentirosos’, dibujó un bosque irlandés en el escenario, sobre el que aparecieron sus miembros como cuales duendes. En su primer pasodoble, ‘Los patricios’ lamentaron la Andalucía que a nadie gusta y solicitaron “andaluces levantaos”. En el segundo dedicaron una hermosa letra a todas esas mujeres que pierden la vida por el cáncer de mama. La función se cerró con los fabricantes de ataúdes, que son ‘Los que tienen trabajo fijo’. Haya crisis o no y tras alcanzar el cuarto premio en 2014 con ‘Objetivo: la permanencia’. Divertida, como no se esperaba menos de esta agrupación, en el popurrí aseguró que antes hacen un ataúd “para un chino que para Jordi Hurtado”. ¿El presentador envejecerá algún día? En el primer cuplé, relato de una noche de cruces que terminó con alguien gritando desde un balcón “deja de tocar la estatua de las macetas”. Confundida la pobre mujer con una de carne de hueso por un joven con una buena cogorza. Los pasodobles sirvieron para alzar la voz contra el maltrato a los perros y contra el abuso sexual a menores por parte de sacerdotes.
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